Capítulo 38

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Al día siguiente, mientras desayunaba, llamaron a la casa. Mi madre contestó. Había pedido unos días libres, pero el lunes siguiente se reintegraría al trabajo. Ya había perdido unas tres semanas, y no era conveniente para nosotros. Como era de esperarse, era Waliyha chillando por querer hablar conmigo.

––Yo también estoy bien, corazón ––le dijo mi madre sarcásticamente antes de pasarme el teléfono. No me estableció algún límite de tiempo ni nada, Waliyha era harina de otro costal en mi castigo.

––Hola, enana.

––Hola, estúpido. Seguí tu consejo ayer y le dije a Grace para salir ––comentó directa al grano. Me seguía sorprendiendo que la pronunciación de su nombre no produjera ningún efecto sobre mí, ni siquiera un solitario fuego artificial.

Por la manera en que su alegría le llenaba la voz, supe que Grace no le había dicho nada. Sabía que tarde o temprano Waliyha se enteraría, pero mejor que fuera tarde. No quería lidiar con eso ahora.

–– ¿Ah, sí?

–– ¡Sí, fue genial! Hasta fuimos a ver los vestidos para el baile. Todavía faltan dos meses, pero ya sabes cómo esos vestidos vuelan como pan caliente apenas entra la temporada.

Caí en cuenta que ya Waliyha estaba en edad de asistir a bailes.

–– ¿Ya te han invitado?

–– ¿No estás escuchando? Faltan aún dos meses ––casi podía verla rodar los ojos ––. Aunque hay aspirantes.

Solté una risa.

––Sólo encuentra uno decente. Sino tendré que ir allá y partirle la cara.

–– ¡Puedo partírsela yo sola!

Estuvimos hablando un buen rato hasta que por fin nos despedimos, no sin antes preguntarme cuándo iríamos a visitarla de nuevo. No lo dijo, pero sabía que nos echaba de menos, igual que yo a ella. Mamá le dijo que era muy posible en vacaciones de verano.

Entonces Waliyha dijo algo que nos dejó perplejos a ambos:

––Papá me dijo que si quería podía ir con ustedes unos días.

–– ¿En serio dijo eso? ––le preguntó mamá, con los ojos abiertos.

Observé receloso el teléfono.

––No le creo. Sólo quiere hacerte ilusiones.

Mi madre me miró con tristeza.

––Zayn…

––Es la verdad. Apuesto que cuando le digas que en serio quieres venir entonces te dará esas estúpidas excusas, y al final dirá que no. O peor: que tiene que venir contigo.

––Él me prometió que me dejaría ir… ––a mi hermana le tembló la voz, y me sentí como la mierda haciéndola llorar, pero detestaba tanto que mi padre la dejara ilusionarse para luego dejarla caer.

––Él prometió muchas cosas y mira como estamos ahora.

La semana siguiente, cuando regresé al instituto, todo el mundo murmuraba sobre mí al verme pasar. Yo ya no tenía ninguna marca, rasguño o punto que les diera una pista sobre lo que me había ocurrido. En simples palabras, estaba como nuevo. Pero era sólo a sus ojos, debajo de la camisa blanca y la corbata horrorosa, estaba envuelto con una venda. Me tenía que mover muy suavemente, la herida en mi pierna aún escocía para caminar.

Surrender | Zayn Malik |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora