La silueta de la arboleda se difuminaba contra la oscuridad del cielo, a solo un par de tonos de ser más negro que azul marino. Era como si estuviese viendo la paz y el desasosiego al mismo tiempo. El no poder ver nada, no tener que preocuparse de lo que tenía en frente porque no lo veía, el no saber qué es lo que esperaría si entrase en el mudo bosque nocturno. ¿Se encontraría con diminutos seres musicales? ¿Serían tan mágicos como se los imaginaba, alumbrando el camino con sus radiantes alas del tamaño de las de una libélula, hasta dar con un lugar encantado como el árbol de Avatar o el río de la princesa Mononoke? ¿O tendría la mala suerte de cruzarse con un enfurecido hombre lobo? ¿O de hacer una reverencia frente a un hipogrifo suplicando para que le devolviese el gesto con magistral elegancia?
¿O es el mundo tan aburrido como dicen, y no se encontraría con nada más peligroso que su sentido de la orientación?
Uhm. Mejor seguía imaginando cosas más emocionantes.
Fue cuando estaba pensando en lo que se sentiría cabalgar a lomos de un centauro de cabello tan blanco como la propia luna que el chico se removió a su lado, tan perdido en su mente como ella segundos atrás. Eso la había sacudido de vuelta a la realidad, viendo a través de la cristalera nada más que borrosas siluetas. Sus ojos instintivamente se alzaron al notar la señora luna ser cubierta por negro.
Juró ver una bandada de murciélagos surcar el cielo. ¿Podría ser? No cabía la posibilidad de que fuesen búhos, aquellos cazadores solitarios. Pero era hipnótico, el batir de sus finísimas alas mientras surcaban el cielo creando individualmente distintas formas como perfectos círculos o irregulares curvas. Arriba, abajo y arriba otra vez. El espectáculo tan bonito como tenebroso.
Con manos flotantes sacudió a Zayn por el hombro, que se llevaba obsesionado con un complicado rompecabezas de madera durante horas a pesar de no prestar atención en los movimientos de sus dedos. La miró con acristaladas pupilas dilatadas.
— Mira— señaló con sus finos dedos tras poner toda su atención en ella. Se movía con lentitud, como si tuviese tiempo para aprender todo lo que el mundo sabe y luego susurrárselo al viento. Eso, o el emular de un oso perezoso. Se rió por ello, pero no lo dijo en voz alta, esperando a su reacción en cambio.
—Woah.
El chico observó sin aportar nada más. ¿Había algo que aportar? Se sentía como si las palabras fuesen innecesarias aquella noche. Una noche de silencio, de bandeja de brownies de marihuana consumida hasta la mitad y de fresas con chocolate. Chopin sonaba como banda sonora del momento -¿cómo demonios pasó eso?- a un volumen medio. Acompañaba el momento a la perfección, siendo honesta. Partituras de piano creando un ambiente relajante, acogedor. De notas graves y tranquilas al repiqueteo emocionantes de las agudas, se fundía con el aroma de las velas y el calor de la calefacción.
Eso, un crepúsculo mudo.
Pena que todo tuviese su final.
Y había sido su propia culpa.
— ¿Sabes cómo le está yendo al resto de los chicos?
— ¿A qué te refieres?— Preguntó, aún con la mirada puesta en la infinidad de seres surcando el cielo.— ¿En la banda?— La chica dijo que sí. — No es que mire mucho el teléfono, pero Louis dijo que están sobreviviendo bastante bien. Hay muchos rumores sobre por qué me tomé un descanso de todo tipo, pero nada extremo. Se turnan para cantar mis estrofas, las fans están tristes porque no esté ahí pero orgullosas de que el resto lo estén llevando tan bien sin mí.
— Oh— musitó.— Eso está bien— asintió para sí mismo.
Otro minuto en silencio pasó. Notaba una inquietud en el muchacho, como si quisiese decir algo. Lo veía en la comisura de sus labios y en la manera en la que su ceño se fruncía ligeramente. Pero se limitó a esperar en silencio hasta que él mismo dijese lo que necesitase decir.

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Free me | zayn |
FanfictionFebrero 2015 - Enero 2017 TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS. ESTA TERMINANTEMENTE PROHIBIDA SU COPIA, REPRODUCCIÓN, CAMBIO DE NOMBRE O CUALQUIER OTRA COSA. Y SI SE QUIERE TRADUCIR, PEDIR PERMISO.