Capítulo 41

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Tras un extraño desayuno solitario, cosa que no había pasado ningún día desde su regreso, y pasar parte de la mañana paseando a Harley mientras trotaba por las manzanas del vecindario, era casi la hora de marcharse al estudio. Estaban preparando la primera parte de la gira que estaba por venir, y los chicos estaban aprovechando también para componer un par de canciones ahora que había un poco de tiempo.

Pero eran también las doce de la mañana, y Shazia aún no había salido de su habitación, lo que le tenía ligeramente preocupado. No quería marcharse sin saber si todo andaba bien, por lo que subió a su cuarto, y tras un momento de hesitación, llamó tímidamente a la puerta. No hubo contestación.

-¿Shaz?- Entreabrió un poco la puerta y asomó la cabeza. El cuarto estaba en penumbra por las cortinas cerradas, pero se podía distinguir su silueta bajo las sábanas- ¿estás dormida?- Preguntó en un tono más bajo.

Hubo un tipo de gruñido ahogado por respuesta.

-Perdón si te desperté, quería decirte que me voy ya. Lo siento.

Estaba por irse, pero el siguiente gruñido fue más una queja dolorosa, y eso causó que se parase en seco, porque sonaba igual que los primeros días que ella se había despierto cubierta en moratones. Ese sonido se le había grabado en la cabeza con fuego de las veces que la había ayudado a ponerse en pie y ver su cara de sufrimiento.

-Shazia, ¿qué te sucede?

Se adentró por completo y encendió las luces, seguro de que algo no andaba bien.

-Estoy bien- pero su voz decía todo lo contrario, sonaba débil y trémula- ve, llegarás tarde.

Cuando estuvo a su lado, tiró lentamente las sábanas bajo las que se escondía, y vio a una persona pálida, su piel aparentaba amarilla, su frente brillaba, salpicada en sudor, mechones pegados en sus pómulos. Estaba encogida, en posición fetal, y se abrazaba al vientre.

-Ahora sí que no me voy.

-Se me pasará, no tienes de qué preocuparte- apenas fue capaz de terminar la frase antes de retorcerse del dolor.

-Shazia, pareces más muerta que viva, ¿cómo quieres que no me preocupe? Dime qué te ocurre.

Se sentó a su lado y puso la mano sobre su frente, tomándole la temperatura. Su temperatura era más baja de lo normal. 

-¿Te ha bajado la regla? ¿Es eso?- Algunas veces sus hermanas enfermaban a causa del periodo, en cómo se pasaban los primeros días tiradas en cama, quejándose sobre lo difícil que es ser mujer y mandándolo a paseo cada vez que intentaba ser de ayuda para ellas. Había aprendido lo suficiente al ser el único hijo varón de cuatro hermanas.

-No... No- apretó los ojos con fuerza- nunca me dolió tanto.

-Dime dónde te duele- pidió, pasando el pulgar por su sien.

A duras penas se estiró, y señaló su bajo vientre, donde apretaba sus menos con fuerza.

-Empezó temprano esta mañana, pero se me pasó hace una hora y pensé que estaba bien, hasta que vino de nuevo, y ahora duele mucho más. Es muy intenso.

-¿Puede que sean  cólicos?

-No sé lo que son.

-Mi hermana pequeña, Safaa, tenía muchos. Le pasaba justo lo que acabas de describir- explicó con voz suave, enfocado en apartarle los mechones húmedos del rostro.- Solía cuidar de ella porque mamá y papá tenían que asistir a sus trabajos.

-¿Y cuánto tiempo dura?

-No sé, depende. Un par de horas, es cosa de un día.

-Duele tanto- se quejó- apenas puedo moverme.

Free me | zayn |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora