Capítulo 42

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—No lo sé. Todo esto es nuevo para mí.

—También se siente nuevo para mí.

Se enderezó, sentándose al estilo indio enfrentándose a ella, que fruncía el ceño.

—Pero tú tuviste relaciones con otra gente antes, yo no tengo nada en lo que basarme. Sólo libros— Shazia, en cambio, tenía la mirada al frente, perdida , cabeza apoyada contra el cabecero.

—Lo sé, pero esto es distinto.

Bajó los hombros, desilusionada. Quizás no debió de haber preguntado al fin y al cabo.

—¿Distinto?— Musitó.

—No me malinterpretes, Shaz. Es un buen distinto, es un distinto de nuevo, de desconocido... Especial. Entiende que toda esta situación, estas semanas, fueron especiales.

Asintió en comprensión, y tras pensárselo un rato dejó ver una pequeña sonrisa torcida e irónica.

— Un artista británico mundialmente famoso rescata a una chica que casi muere a manos de su prometido y su padre, por ser una desobediente atea, en una abandonada calle pakistaní y que, sin conocerla de nada, le ofrece una habitación en el hotel más caro de la ciudad, le compra una enorme cantidad de ropa, la ayuda a recuperarse y a enfrentar a su demoníaco padre para poder escapar de su infierno personal. Luego, tras tres semanas, dice que puede irse de vuelta a Inglaterra con él y vivir en su casa a las afueras de Londres, donde inmediatamente hace nuevos enemigos porque impide al artista en cuestión volver con su novia para que la fama de ésta siga creciendo.— Hizo una pausa, lo miró de reojo, le estaba sonriendo a la nada. Tragó saliva— y ahora, semana y media después, discuten sobre qué tipo de relación tienen, dado que es todo realmente confuso. Y...

—No me cuentes más, no me gustan los spoilers— bromeó.

Ignoró su comentario, llevándose las rodillas al pecho y rodeándolas con los brazos. Ahora que lo había puesto en palabras, sonaba completamente imposible de que algo así pudiese suceder, ni siquiera algo que se le pareciese. Pero ahí estaban, había sucedido.

—Como decía: y sí, sin duda, se trata de una relación especial

—Me rectifico, he encontrado un adjetivo mejor: única, o quizás... exclusiva. Y por esa razón creo que deberíamos dejarlo ser, no ponernos una etiqueta aún.

—No sé si lo entiendo.

—Es como que...— tomó su mano entre las suyas, y comenzó a trazar las líneas de las palmas, buscando las palabras correctas— siento que eres muchas cosas para mí, Shaz. En tan solo un mes, he descubierto que me gustas, que disfruto el estar contigo sea del modo que sea. Me gusta hablar contigo porque, como ya dije, sabes escuchar sin juzgar, y me gusta besarte, porque me hace sentir cosas que no sentí con tanta intensidad. Me gusta jugar videojuegos contigo aunque seas pésima en ello y la primera vez me enfadase estúpidamente contigo, después me lo pasé bien, escucharte balbucear sobre tus teorías y opiniones, o explicarte por qué disfruto tanto de dibujar... Simplemente disfruto estando a tu lado, y no creo que pueda ponernos una etiqueta aún porque además de no encontrarla, todo esto es demasiado reciente, y temo que, si aumentamos la velocidad o forzamos algo, todo explote como un globo al que se le está llenando con aire de más. Una mínima cantidad podría hacer que eso suceda, y no pienso arriesgarme.

Se quedó muda. No se esperaba una explicación tan específica y clara sobre de lo que sentía. Continuaba sin acostumbrarse a que Zayn podía soltar tan largos discursos tras una conversación donde cada respuesta no eran más largas que dos líneas y luego volver a las respuestas escuetas y simples. Él seguía pasando el índice sobre la palma de su mano mientras esperaba a que hablases.

Free me | zayn |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora