Dia 3 Parte 1

124 23 1
                                    

Tal vez haya pasado dormida todo el domingo, o quizá fueron cinco minutos, no podía diferenciarlos en este momento, no quería abrir los ojos así que me volví a acostar.
Desperté por un sonido en la calle, y por segunda vez solo hoy no quería levantarme, pero tenía que hacerlo, por desgracia mi celular estaba lejos de mí y no podía ver la hora, era casi medio día, me levanté, casi sin fuerza, fui a darme una buena ducha pero por mala suerte ahora estaba más cansada.
Me vestí como pude con unos leggins negros y una camiseta ploma, me hice una cola como pude y caí en cuenta de que no sabía dónde debía ir.
Tomé mi teléfono y revisé los mensajes tenía uno de un número desconocido.
"Te fuiste rápido, en el mismo lugar a las tres"
Obviamente supe que era Oliver, aunque no sé de dónde sacó mi número, aunque probablemente mi director se lo haya dado, no seguí averiguando más ocurrencias falsas podría darme mi cerebro y fui a almorzar, tenía como dos horas aún para ir.
Inventé algo con el pollo y salsa soya, papas fritas y me hice un jugo de naranja delicioso, almorcé sola, por primera vez, era algo extraño, diferente, pero no era algo doloroso, podría con esto, me levanté, lavé todo y me fui. Caminé lentamente ya que aún era temprano para llegar, fui escuchando música  al llegar me senté en el piso  a esperar y el primero en llegar fue Salvador, no sé por qué pero decidió sentarse a mi lado.
-Hola...-dije suavemente.
-Hola...-respondió mirando fijamente al frente.
No dijimos más, por alguna razón temía acercarme más a él y lógicamente él no quería ser mi amigo, estábamos mejor así.
-¿Cómo te sientes?-Salvador interrumpió el silencio.
-Bien...-por un segundo dudé responder.
-Pero ayer no lo estabas ¿verdad?-no entiendo, por alguna razón Salvador quería ser ahora mi amigo.
-Ayer me encontraba tan bien como hoy... ¿Por qué lo preguntas?
-Porque todos terminamos muy cansados el primer día, y más aun los que son, como nosotros.
-¿Y cómo somos nosotros?-ya empezaba a interesarme el rumbo que llevaba nuestra conversación.
-Bueno, nosotros somos de otro estatus...social, digo...
-Mira...-ya entendía por qué no hablaba con los demás-no sé a qué "estatus social" perteneces tu pero yo pertenezco a ese "estatus" en el que no juzgo a los demás más que por sus acciones, y estos chicos no son delincuentes, solo son otros adolecentes mal portados como tú o yo.
-Bueno perdón por ser tan directo pero es la verdad...
-Verdad o no fue muy ofensivo-me levanté y me fui a caminar para esperar a los demás lejos de él.
Diego fue el siguiente en llegar, me saludó y empezó a practicar en su patineta.
-¿Quieres aprender?-al parecer notó mi atracción inmediata por el aparato que el dominaba.
-Por supuesto-me levanté de golpe y en un segundo estaba a su lado.
-Mira es fácil, primero, aprende a encontrar tu puntos de equilibrio, después veremos en qué pierna puedes sostenerte mejor y con cual tendrías que darte impulso, después improvisaremos.
-Claro, súper sencillo...-lo miré sarcásticamente-obviamente no moriré intentándolo ¿verdad?
-No, empecemos, sube con ambos pies-obedecí y subí con un pie a cada lado-bueno ahora sostente solo en uno, el que quieras, solo elíjelo.
Me fui por el izquierdo y casi caigo en el intento, pero Diego me sostuvo de los codos, me sostuve fuerte de él y un gritito muy agudo salió de mí, se reía de mí pero no me iba a rendir tan rápido.
Me solté y tomé fuerzas de algún lugar, me paré en la patineta y me di un gran impulso, empecé a avanzar y sentía el viento en mi rostro, me sentía tan bien, que por un instante, un pequeño instante casi incontable, recordé que no sabía cómo frenaría esto.
Abrí los ojos y vi a Oliver y Nando acercarse, aunque en realidad la que iba a toda prisa hacia ellos era yo, ellos se congelaron al verme, y aunque al principio sonreían no fue así después del golpazo que nos dimos. Los tres caímos al suelo y no tengo que aclarar que yo terminé encima de ambos.
-Tiene que dejar de hacer esto...-Oliver habló casi sin aire.
-Lo siento, suelo estar en el suelo, pero te agradezco que hagas de amortiguador.
-No te acostumbres.
-¿Por qué? Si ya hasta me estaba divirtiendo.
-¿Pueden seguir su conversación en otro momento?-Nando habló de apenas con mis piernas encima de su estómago-digo, no es que quisiera interrumpir, pero sigo debajo de Dan...
-Lo siento Nando, yo...intentaba manejarla-apunté la patineta, aun sentada en el suelo pero a un lado de mis compañeros, no encima.
-Bueno tus clases acaban justo en este momento-se burló y se levantó.
Se fue con Diego y empezaron a reírse a carcajadas.
-Soy un desastre...-susurré mientras me levantaba.
-Un pequeño gran desastre-Por un momento olvidaba que Oliver estaba aquí.
-Gracias.
-No lo malinterprete señorita, lo he dicho jugando, no hay nadie que me divierta más que usted, en serio, es la tía más guay que hay en este lugar.
No sabía que responder, demonios este chico era tan extrañamente atrayente, así que dije lo más estúpido que se me pasó por la mente.
-Aún no soy tía...-con estas tontas palabras me levanté y fui donde estaban los otros.
-Parece que fallamos el primer intento-Diego me dijo aun riendo.
-Bueno, tú lo dijiste, el primer intento, no la guerra.
-Bien creo que estamos todos... ¿vamos?
Los seguí sin preguntar a donde, caminamos dos cuadras más, tal vez tres y Oliver sacó las llaves para entrar a la casa que teníamos enfrente.
-Y... ¿a dónde vamos?-por fin pregunté, lo sé soy un poco descuidada.
-Es el cuarto de Oliver...acostúmbrate que vendrás por lo menos unas tres veces más.
Me callé y entré, era una casa muy bonita, con varios cuartos cerrados, pero los pasillos estaban limpios y aunque no me gustara mucho el color las paredes eran amarillas.
Entramos a la tercera puerta a la derecha. Era un cuarto grande, de paredes también amarillas, no había nada en ellas, en el centro estaba una cama personal perfectamente tendida con cobertores verdes, un escritorio muy ordenado y un armario de madera.
Nada parecido a mi habitación, creo que no vi tendida mi cama desde año nuevo y nada estaba en su lugar.
-Bien comencemos -Oliver se sentó en la silla frente al escritorio, yo me senté en la cama junto a Diego, Nando se sentó con piernas cruzadas en el piso, y Salvador casi al final se sentó a lado de Diego en la cama.
-Os explico la actividad de hoy, tengo esta pequeña pelotita-nos mostró en su mano una pequeña pelotita roja-la pasaremos entre nosotros y diremos quiénes queremos ser. Quiero salvar vidas.
Me lanzó la pelotita pero la esquivé y la tomó Diego.
-Quiero ser músico...-no lo esperaba, lanzó la pelotita a Nando.
-Quiero ser un buen padre de familia-lanzó la pelotita a Salvador.
-Quiero ser libre de la presión de mis padres...-me pasó la pelotita, me sentía muy identificada con lo que decía.
-Quiero ser ingeniera física-le devolví la pelotita a Oliver, pero me la devolvió.
-Creo que no me ha comprendido, debe decir que quiere ser, no que profesión quiere tener.
Su acento estúpido me distraía, pero un poco tarde comprendí lo que decía.
-Quiero ser...yo quiero ser-el problema era que no sabía que responder-quiero ser lo que había elegido para mi desde el principio.
-Bueno eso estuvo mejor, ahora os voy a pedir que me digan porque lo quieren hacer-miró la pelotita y le sonreía, nos miró y se la lanzó a Nando.
-Porque no quiero ser como fue mi padre-no quería decir nada ya que la expresión de odio y tristeza de sus ojos lo decía todo, lanzó la pelotita a Salvador.
-Porque quiero vivir bajo mis propias reglas-me pasó la pelotita.
-Porque lo anhelo desde hace mucho, es lo que siempre quise-le di la pelotita a Diego que estaba a mi lado.
-Porque con la música podría contar historias-le dio la pelotita a Oliver.
-Bien lo siguiente...
-Espera...-lo interrumpió Nando-tu no dijiste el porqué, era cierto, no lo noté hasta que lo mencionó.
-Porque quiero devolver el favor-¿Oliver estuvo en peligro de muerte?
-Bien ahora os pediré que nos compartan una acción inmediata, algo que podríais hacer saliendo de esta habitación-arrojó la pelotita a Diego.
-Podría buscar a mi novia y...
-¡No!-gritamos todos al unísono, incluso Salvador.
-Bueno era lo único que se me ocurría-todos reímos por su ocurrencia-buscar un empleo...-se puso serio de repente-acostumbrarme a luchar por mí y mi futura familia y buscar darles lo mejor-botó la pelotita a Salvador.
-Enfrentarlos, decirles lo que realmente quiero ser y hacer-miraba a la nada mientras hablaba, le tendió la pelotita a Diego.
-Componer más canciones...buscar algún tipo de apoyo económico, aunque en domingo sea algo complicado-me dio la pelotita roja.
Por segunda vez no sabía que decir, me da vergüenza hablar de mis planes, todos a los que se los decía se burlaban de lo descabellado que era.
-Bueno, ir por mis cosas a casa y viajar en este preciso momento a Italia-no esperaba que pregunten más y tampoco daría más detalles así que le di la pelotita a Oliver.
-Sacarlos a todos y seguir estudiando muy duro...bien vamos por excelente camino, ahora quiero que me digan que se los impide, yo empiezo, no solo quiero salvar vidas curando enfermos, también quiero salvar vida curando corazones-lanzó la pelotita y la tomó Salvador.
-No quiero lastimarlos, son mis padres y los amo, además, no sé qué sería de mi sin ellos-me lanzó la pelotita.
-Bueno, no podría hacerle eso a mis padres y aunque parezca repetido, no quiero irme así, quiero que sepan lo que hago y me apoyen, o por lo menos quisiera no estar sola allá y la persona que me acompañará tiene un familia estupenda, unos padres increíbles, y no esperaría y la verdad tampoco quisiera alejarlo de todo solo para seguir mi capricho, sostuvimos por mucho tiempo la idea de intentar hacerlo todo correctamente, me decepcionaría de mi misma si no lo hacemos todo como tanto hemos planeado-nunca hasta hoy me había dado cuenta lo importante que Nacho se había convertido para mí, le di la pelotita a Nando.
-No estoy preparado, aun soy joven y mi novia tiene un gran futuro por delante, simplemente no sería buena opción ninguna de la que les he dicho, quiero estudiar, quiero hacer algo de provecho y dar lo mejor de mí, digo, con un trabajo de cajero o mesero no podría mantenernos a los tres-le dio la pelotita a Diego.
-Tengo que estar aquí, es mi único impedimento, nada me hace dejar mi sueño, o postergarlo, es el momento perfecto, justo ahora es cuando debo estar trabajando por lo que quiero y lo hago, cada instante de mi vida, mi mente tiene solo un objetivo-devolvió la pelotita.
-Bueno, esto se pone mejor, ahora quiero que me digan que harían si simplemente no pudieran cumplir ese sueño, yo por ejemplo, me volvería voluntario-esta vez la pelotita fue a mis manos.
-Yo, no lo sé...bueno-lo pensé un poco-creo que me quedaría a buscar una carrera parecida, tomar todos mis ahorros para el traslado y me acomodaría bien en un departamento de la ciudad hasta terminar mis estudios, buscar un trabajo y conocer Italia en vacaciones-le di la pelotita a Diego.
-Yo no me rendiré, pero mientras mi sueño se cumple buscaré un trabajo que me solvente económicamente, hasta lograr mí objetivo-finalmente le dio la pelotita roja a Salvador.
-Yo, creo que seguir haciendo lo que hago, dejar que gobiernen mi vida y esperar que elija bien-devolvió la pelotita y Oliver nos miró a todos, uno por uno.
-Quiero que me respondan una cosa más, solo una, que os ha impulsado a querer algo como eso, no importa si es la misma-yo empiezo, mi infancia y mi familia-la pelotita llegó a Salvador.
-Mi infancia-Salvador lo dijo con la voz entre cortada.
-Mi familia...-Nando agachó la cabeza con una tristeza que se sintió en toda la habitación.
-Mi niñez-Diego tenía odio en la mirada, esta vez el brillo de sus ojos se había apagado.
No podía negarlo, que quiera irme lejos fue culpa de ellos, pero que tenga tantas ambiciones era cosa mía, objetivos que me puse de pequeña, nada los cambiaba.
-Mi familia...-lo dije suavemente, como avergonzada y no negaré que lo estaba.
-Lo ven, no somos tan diferente después de todo, venimos de diferentes lugares, de diferentes familias, tenemos sueños distintos, vemos el pasado, el presente, y el futuro de formas extrañas para los ojos de los demás, pero aun así tuvimos todos, una base para eso.
"Todos fuimos niños, todos soñamos, todos jugamos con el destino, todos hemos "elegido" nuestro futuro, a esta edad, cuando ya creemos que somos lo suficientemente "maduros" para ser nosotros mismos, ¿y qué es lo que hacemos? Volver a nuestra infancia, volver a lo que la inocencia nos dejó, ir al lugar donde solo podíamos soñar, para ayudar a esos niños a convertirse en lo que querían, para ser feliz, como esos días lo fueron, o quisieron serlo."
"No importan las diferencias que tengan, no importa los sueños que tengan, no importa como quieran hacerlo o donde quieran estar, o si fallan, el punto es ser felices, como cuando eran niños, volver a ese punto, siempre. No todos, mírense, todos están aquí, siendo "castigados" por la sociedad, y díganme ¿Por qué? ¿Por pintar su amor en una pared? ¿Por qué no quisieron que sus padres los tocaran? ¿Por golpear a un muchacho? ¿Creen realmente que esto es correcto? El castigo es el método más inútil que los adultos crearon para hacer sentirles que son malos para la sociedad, si pudiéramos cambiar eso, como lo hacemos ahora, los merecedores de los peores castigos de sus colegios están aquí, cambiando el mundo llevando agua potable a zonas en las que no se conoce un grifo."
Me parecía que hablaba tantas cosas sin sentido que tuve que intervenir.
-¡Ya basta!-grité más alto de lo que esperaba-¿Qué acaso no te escuchas? ¿No oyes lo que dices? Me parece que todo lo que ha salido de tu boca hoy son puras tonterías, nada tiene sentido.
-Si lo tiene...
-¿Por qué?-no lo dejé terminar-mira si "nuestra infancia" haría nuestro futuro, yo estaría en otro lugar, ¿qué nos crees? ¿Creíste que porque estamos castigados podrías programarnos? Pues conmigo no te va a funcionar,  se muchísimo sobre el tema, han intentado programarme para algo que no quiero hacer toda la vida, y ¿sabes algo? No quiero hacerlo, no quiero que mi "infancia forme mi futuro" y sobre todo, no quiero seguir escuchándote.
Me levanté y empecé a salir de la habitación con un silencio total, un silencio que solo fue roto por el ismo Oliver.
-No podéis escapar...
-Si te refieres a que si salgo de la habitación me aumentarán el castigo, adelante, prefiero eso a seguir escuchándote.
Salí furiosa, ese idiota estaba intentando lavarme el cerebro, casi tanto como mis padres, ¿qué no entienden que no todo es destino? No pueden decirle a una persona lo que debe hacer, jamás ha funcionado, ¿acaso no leen? ¡Esta dicho hasta en la biblia! Las personas jamás hacen lo que les intenta programar.
Sin pensar en nada más que en lo mucho que me molestaban sus palabras llegué a casa, me acosté en la cama, estaba cansada de la gente como él, que solo quería lavarnos el cerebro, diciendo que todos tenemos un destino preparado, que todo está dicho y no cambiaremos nada, sinceramente eso me parece muy tonto.


Si Te Elijo...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora