Día 21 Parte 1

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No tenía muy claro que me pasaba, la cabeza me dolía, estaba mareada y dolida, muy dolida. La música de mamá empezó a sonar, los gritos de Santy se escuchaban desde su habitación, mi corazón, podía escuchar mi corazón latir mi respiración estaba un poco interrumpida. Fui al baño para relajarme y me sentía muy mareada, entré a la ducha y al salir tomé una aspirina.

No quise llegar a tiempo, sinceramente hubiera preferido no hacerlo, pero al parecer no calculé muy bien lo que haría y terminé llegando antes de que la campana sonara, no iba a hablar de lo que me pasaba, por más que David insistía e incluso Harold preguntó, llegamos al recreo casi por inercia.

-¿Lista para hoy?-Orlando apareció.

-Sí y bastante nerviosa también.

-¿Por qué no vas donde las chicas, están hablando sobre su estrategia de esta noche?

-Claro-era una gran excusa para no hablar de lo que me pasaba con los chicos, fui a reunirme con mis compañeras de equipo, quienes me entregaron mi polera era el número 21, nuestro aniversario, desde ese 21 de Abril Nacho y yo tomamos ese como nuestro número favorito y obviamente nuestros números de camiseta.

Hablaron del partido, del equipo titular y el suplente, de que debíamos llegar una hora antes, la inauguración empezaba a las 6:30 así que a las 5:30 nos encontraríamos en casa de Marcela. Todos nos pintaríamos las caras con los colores del curso azul y rojo, chicos, chicas, todos los que querían hacer barra, en fin, para organizarnos. Algunas de las que no jugaban coordinaron para hacer pompones y algunos chicos carteles. Finalmente volvimos al curso con muchas expectativas por esta noche. Fui a casa con dos de mis compañeras que no sabía que vivían cerca y hablamos todo el camino sobre las jugadoras del otro equipo, eran bastantes fuertes.

Ya en casa les conté a mis papás de la inauguración y si querían ir pero ambos estaban ocupados, prometieron ir al siguiente partido que jugara, los entiendo, me alisté emocionada mucho antes de la hora que habíamos quedado y decidí jugar con Santy en su play.

-El que pierde debe hacerle las tareas al otro por un mes-me dijo determinado.

-Tranquilo genio, no dejaría mis tareas en tus manos por nada del mundo.

-Está bien tu harás mis tareas y yo...-se quedó pensando.

-Y tú lavarás los platos todas las veces que me toque.

-Está bien-Santy estaba seguro de que ganaría. Y lo hizo.

-¿Revancha?-le pedí.

-Está bien, pero por 2 meses.

-Niño convenenciero, está bien-le dije y jugamos, esta vez gané yo.

Jugamos el desempate y volví a ganar.

-Creo que alguien tendrá mucho que hacer estos meses-le dije divertida.

-Una más-me suplicó.

-No puedo decirte que no-jugamos y me dejé vencer.

-¿Desempate?-preguntó.

-Tengo que irme-golpeé su nariz con el dedo-así que tu tendrás que hacer tus tareas y yo debo reconciliarme con los platos, nos vemos.

Besé su pequeña frente tomé mis cosas y salí, tengo que admitir que estaba muy animada, Santy había logrado que me sienta mucho mejor, al llegar a casa de Marcela ya había mucha gente, pensé en que debía venir antes pero mi tarde con Santy no la cambiaría por nada.

Todos tenían algo que hacer, algunos picaban papel para la barra, un grupo de chicas hacían pompones a un lado, los chicos pintaban letreros en el patio y varios ya tenían las caras pintadas de distintas formas pero con los mismos colores.

-¿Qué te parece?-David y Harold aparecieron frente a mí con las caras pintadas haciendo poses de fisiculturistas.

-¡Oh se ven increíbles!-dije exagerando, David parecía tener un tablero de ajedrez en la mitad de su cara y Harold tenía cada lado de un color.

-Ven te toca-quisieron llevarme a que me maquillen pero no me dejé.

-Tengo que hacer algo primero-les dije y salí al patio, donde entre todos los chicos estaba Manuel.

-Hola-le dije incomoda.

-Hola-Manuel se levantó y me saludó incómodo.

-Solo quería saber cómo están las cosas en casa.

-Mejorando, gracias.

-No hay problema.

-Creo que este es el momento preciso en el que dejamos de hablar porque todos nos están viendo de una forma muy extraña-mientras Manuel terminaba de hablar lo noté, por un momento todos se detuvieron a ver lo que pasaba entre ambos, no era un secreto que no seamos precisamente amigos.

-Creo que es el momento perfecto para esto-levanté mi mano-¿tregua?

-Tregua-me dijo y tomó mi mano las chicas empezaron a gritar como locas y solté a Manuel, el solo se reía y yo entré a que jueguen con mi cara.

Por suerte no lo hicieron mucho, y por mucho me refiero a que toda mi cara tenía franjas azul y rojas diagonales, pero solo mi cara, no como nuestro fanático número uno, el presidente del curso al que le pintaron todo el cuerpo.

Salimos en caravana al colegio, estábamos muy cerca y realmente éramos muchos. Cuando llegamos era una locura, todos los equipos estaban uniformados y tenían las caras pintadas, las chicas con pompones se multiplicaron y estaban por todo lado, la música retumbaba mis oídos y todos gritaban los nombres de los equipos y sus cursos. La inauguración empezó, el director dijo unas palabras sobre el fair play y el trabajo en equipo.

Después el encargado de deportes del colegio habló un poco más sobre el espíritu deportivo y el motivo de campeonatos como estos. Todas estábamos ansiosas durante el discurso y empezaron a cantar el himno al deportista o algo así, Marcela jaló de mi brazo, salimos de ahí y fuimos a nuestro curso a cambiarnos, aprovechando que todos estaban en la inauguración nadie nos vería.

-Voy al baño-les dije saliendo para ir a intentar agarrar todo mi cabello.

-Voy contigo-Alejandra una de las chicas del equipo me siguió.

-Claro.

-Estoy muy nerviosa ¿tú?

-Si un poco, no quiero que me gane el miedo pero realmente casi no puedo controlarlo.

-¡Yo igual! Oye, no quiero interponerme pero ¿no te juntas mucho con chicas no?-ya frente al espejo vi el trabajo que tenía por delante y luego giré para responder.

-Realmente no.

-¿Por qué?

-No lo sé, no suelo detenerme a pensar mucho en otras personas.

-No tienes que hacerlo, Jenny te conozco desde la guardería, en una ciudad tan pequeña como esta no puedes pasar desapercibido fácilmente.

-Lo sé-mis dedos se enredaban en mi cabello-pero a veces es bueno un poco de anonimato.

-Tienes razón, aunque una mano no te vendría mal.

Me quitó las manos de la cabeza, hizo una trenza con el cabello y la enredó haciendo un moño precioso.

-Gracias-le dije al ver el resultado.

-Somos un equipo Jenny, todos, tal vez no seamos muy unidos pero si nos necesitas todo el curso estará ahí para ti.

-Lo sé-la miré con nostalgia, tenía razón, había convivido con ellos más de 10 años no sería fácil decir adiós.

-Ahora vamos, tenemos un partido que ganar.

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