Día 10 Parte 2

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Al despertar vi que ya estaba anocheciendo, vi a mi alrededor y Nacho no estaba, la luz de la cocina estaba encendida, intenté acercarme pero Nacho entró por la puerta que conectaba la sala con el patio.

-¿Qué haces despierta?

-Hola ¿no?-le dije molesta.

Al verlo recordé su desplante de medio día y me molestó. No quería hablar con él, solo quería un vaso de agua y que nos vayamos a casa.

-Hola, ¿no quieres seguir durmiendo?-me dijo incómodo.

-Solo quiero un vaso de agua...-dije intentando llegar a la cocina.

-Yo te lo llevo, sigue durmiendo yo...-y entonces exploté.

-¿Qué pasa? ¿Quieres escapar de la conversación? Perfecto no lo haré, no diré lo que pensaba decir, ahora déjame pasar.

-No intento escapar es solo que...-lo interrumpí de nuevo.

-¿Solo qué? No puedes decirlo lo sé.

-Si tan solo pudieras acompañarme...-intentó tomar mi mano y no se lo permití.

-Nacho basta, quiero hablarlo, quiero gritarlo, quiero escribirlo en el cielo, te amo ¿sí?-la expresión de Nacho parecía que le hubiera dado una bofetada-Te amo, te amo no puedo más, no sé cómo soporté todos estos años sin decirlo, intentando comprenderte pero no puedo más.

Me quebré y empecé a llorar, no sabía que más hacer Nacho se congeló y sin decirme una palabra se llevó las manos a la cabeza, desesperado salió de la sala dando un golpe a la puerta y se fue.

Me puse a llorar aún más, las ganas de gritar y llorar a la vez peleaban en mi garganta para ver cuál salía primero. Nacho no podía dejarme con la palabra en la boca, acababa de decirle por primera vez cuanto lo amaba, no puedes dejar a alguien llorando así después de que te dice que te ama. No es justo, hace tres años que salimos y él nunca me lo dijo, y yo por miedo, por ser una niña en asuntos del amor decidí no decírselo tampoco. Tenía que darme una explicación, decirme algo, lo que sea, fui por un poco de papel al baño para secarme la cara y salí de golpe al patio.

En el patio donde encontré un camino hecho de globos de corazón amarrados a piedras y unas luces parpadeantes en el piso. Mis ojos se llenaban de lágrimas otra vez, en especial cuando abrí por completo la puerta que llevaba a la piscina, adentro el camino seguía con velas hasta un chico de chaqueta de cuero con los brazos cruzados mirándome fijamente.

Por un momento me congelé en la puerta contemplándolo, solo sonrió de lado, empecé a acercarme sin mirar nada más que esos hermosos ojos y perdida en la música de Jazz que sonaba delicadamente de fondo, al estar lo suficientemente cerca él se rascó la cabeza y me miró.

-Si tan solo hubieras esperado unos segundos más, me hubieras dejado hacer que esas lágrimas solo sean de alegría, porque hay que ser sinceros, lloras mucho-ambos reímos un poco con su comentario-eres todo lo que tengo y todo lo que necesito. Estoy perdido desde que te conozco, me mareaba y tenía hasta nauseas cuando te veía, nunca entendí porque eso nunca cambió.

Solo sé una cosa-presionó un botón que tenía a sus pies y las luces dentro de su piscina se encendieron, solo para iluminar un letrero escrito en la parte de abajo armado con un montón de florecillas silvestres, un letrero con solo dos palabras "Te amo"

Lo hago desde que te conocí, desde ese recreo en el que estabas sentada con tus amigas, lo hago desde esa noche que entre canciones logré sacarte un sí, desde que escapamos a este mismo lugar cuando tus padres no querían que nos viéramos, lo hago cada segundo del día. Cada vez que veo tu rostro sonriendo, y cada vez que estás lejos y te recuerdo.

Si Te Elijo...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora