Día 6 Parte 1

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Hoy es el día, me siento extraña, pero a diferencia de lo que esperaba ayer, hoy quiero que sea un día que recuerde siempre, se lo diré, estoy muy animada con la idea, no sé cómo hacerlo, no sé qué tenga pensado para hoy, mañana o el viernes, quiero gritarlo, quiero que todos lo sepan.

Me levanté y fui a la cocina, cuando volví de tomar el desayuno él ya estaba en mi cuarto estaba muy emocionada fui corriendo a abrazarlo y casi inmediatamente fui retribuida.

-¿Qué pasa chiquita?

-Tengo que decirte lo que siento...-los ojos de Nacho se abrieron, creo que incluso se aclararon, me besó efusivamente y luego se movió.

-Será en el almuerzo, tenemos que ir al colegio-tomó mi mochila y salió por la ventana, volteé a ver la hora, faltaban como veinte minutos para que el timbre sonara, y llegábamos en cinco.

Sabía que no quería que lo diga, ¿pero a tal punto de evitarme? No, él no era así, algo tiene, tomé mis llaves y salí por la puerta, como una persona civilizada y que no tiene espíritu de ladrón profesional, Nacho ya estaba en su moto, tenía el casco puesto y el mío estaba detrás de él. Solo me subí y arrancó, a mitad del camino paró la moto y me dijo que debía hacer una llamada urgente que había olvidado.

-¡Ricardo! ¡Tengo un problema!

-¿Qué pasa? ¿No saben qué clase de beso darse o qué?

-No idiota, quiere que hablemos...de nuestros sentimientos...

-Es lógico, van a cumplir tres años juntos el domingo, ¿no crees que ya esperó mucho?

-¡NO ME AYUDAS!

-Bueno, ¿Qué es lo que quieres?

-Primero, que me hagas tiempo ahora mientras hablamos, que almuercen con nosotros hoy, tal vez decir que tenemos un examen importante mañana y no podré verla y el viernes, no sé, acompáñame a almorzar, ya veré que se me ocurre decirle en la mañana.

-¿Estás seguro?

-¡No! Quisiera estar todo el tiempo que pueda con ella, besarla y hacerle sentir todo lo que ella hace nacer en mi...

-¿Entonces? Debes decírselo, pronto.

-Pero, tú sabes que lo he planeado, no sé qué hacer...

-Bueno, pues sigue siendo el torpe cursi que prefiere no decir lo que siente hasta que quiera decirlo, y justo ahí entramos nosotros.

-Está bien, bueno ya es tiempo, adiós.

Colgó y vino conmigo, se tardó un montón en su conversación, es extraño que se aleje de mí para hablar con alguien, suele contarme todo.

Llegamos al colegio, estaba medio desganada, esperaba decírselo en la mañana, ahora esperaré hasta el almuerzo, sé que lo evade, pero debo decírselo.

Nada interesante pasó durante toda la mañana, parece que si lo pides se cumple al día siguiente, no quería que pasara nada interesante ayer, pero hoy parece que el día se congeló, salí y Nacho me esperaba donde siempre, corrí con él y lo besé.

-Vamos, tenemos que darles alcance-me dijo evitándome hasta la mirada.

-¿Quienes?

-Los muchachos, quisieron almorzar juntos hoy y no me pude negar-empezó a correr y de pronto dos motos aparecieron de un costado, se pusieron a los lados se acercaron un poco y choqué sus manos al mismo tiempo como siempre lo hacíamos, llegamos a un restaurante, en el que solíamos comer hamburguesas, no quería estar aquí, no quería estar con ellos, pero no dije nada, sabía que lo hizo todo él, por un momento solo quería gritarle que era un idiota y salir de ahí, pero me contuve, tenía mucha hambre.

Comimos, rápida y desesperante, quería hablar con él, pero no sabía como evitar a sus amigos.

-Tengo un trabajo, es bastante largo y quisiera empezarlo rápido, lo siento-fue lo único que se me ocurría, quería que me lleve a casa ahora.

-¿Puedes adelantarte? Tenemos un trabajo de la Universidad del que queremos hablar-abrí los ojos y la boca-te daré mi moto, te veo en tu casa.

-Como quieras-estaba molesta, realmente no sé si elegí un mal día para hablar con él o realmente estaba evitándome de la manera más directa que había visto.

Ya afuera subí a su moto, lo que había hecho varias veces sola, me puse el casco y partí camino a casa.

Cuando llegué las llaves pagaron el precio de mi enojo, las boté lo más lejos posible y entré, no pasaron ni cinco minutos y alguien tocó la puerta, si era Nacho en serio era un gravísimo error llegar tan rápido.

-¿Quién?-dije muy fuerte.

-Tengo una entrega para ¿Jennifer? –abrí la puerta intentando calmarme.

-Soy yo...-salí muy rápido y no me fijé que estaba agarrando un ramo de rosas gigante, no, no es mi flor favorita, pero no pude evitar sonrojarme.

-Me pidieron que le dejara esto-me lo entregó un chico bastante mal vestido, hasta podría decir que era un delincuente en un primer punto me daba miedo, hasta que salió corriendo después de dejármelas.

Entré y las puse sobre la mesa, parecía un detalle típico de Nacho, pero ¿por qué? Si estaba con él hace unos minutos.

Entre las flores había una pequeña tarjeta, eso era nuevo, normalmente mandaba algo así pero fingía que no lo hizo.

"Lo siento. Sé que soy un idiota.

Por favor no tomes esto como acoso

Solo quiero disculparme

Realmente te quiero

Oliver."

Quedé perpleja, no sabía si molestarme más o realmente disculparlo, es bastante complicado, no sé por qué, y me mentiría a mi misma si intentara deducir algo o llegar a alguna conclusión, pero lo único que se me ocurrió fue entrar a darme una ducha.

Después de casi 20 minutos bajo el agua salí para ir a mi cuarto a vestirme, casi no tenía nada puesto cuando Nacho entró.

-¿Pero que demonios?-fue lo primero que se me ocurrió antes de lanzarme al piso para que la cama me tape un poco.

-¿Qué haces?

-Estaba en mi cuarto cambiándome, ¿qué haces tú?

-Hasta parece que olvidaste que entro por aquí.

Empecé a reír, era un momento tan épico e incómodo que no podía hacer otra cosa.

-Nacho, este es el momento en el que te disculpas y giras para no incomodarme más.

-Esta bien...-levanté la cabeza para ver si realmente lo cumplía, efectivamente estaba mirando a la pared del otro lado.

-Gracias...-intenté ir de cuclillas hasta mi ropa a un lado de la cama tapando con mi cabello toda mi espalda y pompas y con mis rodillas todo lo de adelante.

-No entiendo a las mujeres...-Nacho interrumpió el silencio.

-Formate en la fila...

-Si ya te vi con bikini... ¿Cuál es la diferencia?

Me ruboricé al recordar ese momento, fuimos con mi familia a una casa de campo y entré al zauna con nada más que mi bikini azul, cuando intentaba salir una mujer que estaba ahí se mojó el cabello y lo sacudió haciéndome entrar agua a los ojos, con el humo no veía nada y me resvalé cayendo exactamente en los brazos de Nacho. Por cosas del destino o un malévolo plan suyo su familia y la mía terminamos en la misma casa de campo. Compartimos todo el día con nuestras familias y la deliciosa piscina.

-No lo sé-fui sincera, pero ya tenía la camiseta puesta, no era mía, era una de las de Nacho que había obtenido, me quedaba como vestido.

-Con todo siempre te ves hermosa...-cuando levanté la vista de la camiseta vi a Nacho sonriéndome. Salté a la cama para estar más cerca de él, lo abracé por la espalda y cuando me acerqué a su oído para decírselo recordé algo, las flores, Oliver diciéndome que me quería, cuando apenas nos conocíamos unas semanas ¿Cuánto más me haría esperar Nacho?

Si Te Elijo...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora