Pasaron no más de veinte minutos, cuando llamé a Nacho, no estaba consciente de que era yo en el teléfono, estaba absorto en su juego, que (como yo había cancelado) organizó de último momento con sus amigos.
-Hola-sonó cortante y me asustó.
-¿Hola? ¿Todo bien ahí?
-Princesa...-su voz se suavizó-¿está todo bien?
-Eso me pregunto yo, sonaste diferente.
-No sabía que eras tu ¿no tenías algo que hacer? ¿Dónde estás?
-Si bueno, tenía esa...cosa, pero vine a casa temprano-me relajé un poco, sin querer al recordarlo me molestaba más-¿Quieres venir?
-¡Por supuesto! Mira, estamos en casa jugando videojuegos, si quieres paso por ti y volvemos, o despacho a este par de tontos.
Se escuchaba mucha bulla detrás de él, me causaba risa la reacción de sus amigos, ellos me conocían muy bien, pasábamos mucho tiempo junto a ellos, eran unos chicos increíbles, Claudio siempre se burlaba de Nacho y de mí.
-Me encantaría que los echaras de ahí aunque no fuera a ir jamás, pero me parece que estar con ellos no sería una mala idea ahora.
-Está bien pequeñita, estaré ahí en diez minutos.
Colgué el teléfono, y me levanté no sabía que hacer hasta que llegara, entonces sonó el teléfono de casa.
-¿Hola?
-Hola Jenny ¿Cómo estás hijita?-era papá, hace dos días que se fueron y no recordaba que lo hicieron, tal vez vivir sola me sentaría de maravilla.
-Muy bien, ¿ustedes?
-Tranquilo, todo bien.
-Papá, no puedes mentirme...
-La verdad es que todo está increíble, es precioso, la mejor experiencia de mi vida... ¿Tú cómo estás?
-No tan bien como ustedes al parecer-intenté fingir una risa, después recordé que estaría toda esa semana con Nacho, y que la pasaba bien cada minuto que estaba con él, entonces mi risa fue real.
-¿Cómo vas con el castigo?
-Bastante bien-escuché la moto de Nacho acercarse-papá me tengo que ir, David vendrá a hacer un trabajo.
-Está bien pequeña, un beso de parte de tu madre.
-A ellos mándales mil abrazos de mi parte, me voy, besos.
Salí corriendo cuando escuché que la moto se detenía, como supuse era él, corrí a abrazarlo y él me sostuvo con fuerza, no tenía duda, lo quería con todo mi corazón.
-Bueno sirenita, ¿te subes o lo hago por ti?-me sonreía tan pícaramente como siempre, sus ojos me cautivaban cada vez que los veía.
-Puedo hacerlo sola-tomé el casco que tenía siempre para mí.
Ni bien me acomodé tras él arrancó y fuimos a su casa, el camino me era familiar, aunque era un poco lejos no me perdería nunca.
Cuando llegamos la puerta automática de su casa se abrió y pasamos con su moto, no sé si se emocionaron más sus perritos o sus amigos, bajé de un brinco a saludarlos, a los perritos lógicamente.
-No esperarás que dejemos nuestro juego por que llegaste ¿verdad?-Ricardo gozaba de molestarme.
-En realidad vine a apagar sus computadoras, quiero que veamos una película, una muy romántica y llena de parejas felices-fingí que daba besos al aire y formaba una boca con mis dedos mientras lo perseguía.
-Aléjate de mí-entró a la casa corriendo.
-Niña, debes dejar de espantar así a mis amigos-Nacho me abrazó por la espalda y besó mi nuca.
Entramos y como lo esperaba, tenían toda la sala sucia, llena de palomitas por todo lado, y con los mandos uno a cada sillón.
Me senté en el que estaba justo frente al televisor, y deduje que ahí estaba Nacho, entraron los tres riendo y hablado, quien sabe de qué, vi que aún quedaban palomitas y las tomé con la mano como pude, las metí a la boca.
-Toda una dama como siempre-Ricardo me molestaba, y aunque quería responder tenía la boca llena.
Jugaron por un rato más, después entré en una partida, si mi equipo no ganó fue porque los integrantes simplemente se la pasaban besándose.
Finalmente decidimos salir, creo que la última vez que lo hicimos fue el jueves pasado, aun así sentía que fue una eternidad. Nacho tenía dos motos, una pequeña y la otra era enorme, la pequeña podía manipularla, así que me la prestó, salimos por las avenidas y el centro, cada uno en su moto, me encantaba esto, era parte de mi vida, una pasión secreta que tenía y que me habían ayudado a desarrollar, poder manejar una de éstas sola, era increíble.
-Vamos por algo de beber-gritó Claudio y todos lo seguimos, llegamos al mismo lugar de siempre, un bar pequeño, en el que también servían helado, así que yo los acompañaba con eso, al igual que Nacho que detestaba beber alcohol conmigo presente.
-Estoy bastante cansada...-les dije entre la charla.
-Claro, si te tienen toda castigada, ¿Cómo no estarlo?-Ricardo no dejaba de molestarme, jamás.
-Por supuesto que es por eso, no porque haya estado viendo como jugábamos toda la tarde.
-Si no lo notaste, manejamos las motos casi cuatro horas seguidas, ya será media noche...
Me atoré con mi refresco, este fin de semana me la había pasado en tantas actividades que no pensé en mis tareas, perfecto, mi responsabilidad ahora se ponía a prueba, tenía que irme, pero primero debía dejar la moto en casa de Nacho.
-Nos tenemos que ir-me levanté de golpe y quise sacar mi billetera pero todo se me caía.
-Tranquila nosotros nos quedamos-Ricardo me ayudó a guardar todo de nuevo junto a Nacho y esta vez se dirigió a él-llévala, nosotros pagaremos la cuenta.
Bueno, tal vez suene alarmante, pero ellos comprendían muy bien cuando decía que debía irme, aunque tal vez en esta ocasión no sepan los motivos, normalmente era una llamada de mi familia, pero ahora era mi propia responsabilidad, en realidad, evitar un castigo mayor, ese era mi problema de ahora.
-Vamos por favor...-salí corriendo despidiéndome con la mano de mis amigos, bueno los amigos de Nacho, pero a esta altura de nuestra relación, también eran los míos.
Me puse el casco y subí en la motocicleta, hasta que arranque, Nacho ya lo había hecho y estaba listo para partir, no era muy buena en esto pero me encantaba, así que fuimos a bastante velocidad a su casa, dejamos la moto y evitamos a su mamá, la amo pero si me veía no dejaría que salga de esa casa. Me subí en la parte de atrás de la suya y fuimos muy rápido, mucho más de lo que me gustaría, la verdad me daba mucho miedo las altas velocidades, en especial cuando Nacho estaba al volante.
Llegamos y entré a casa, Nacho se fue casi inmediatamente, fui a mi habitación y me puse a hacer mi tarea, no era mucho, por suerte, esperaba no dormir esta noche pero lo hice.
Fui a mi cama, me despedí de Nacho por mensajes, aunque seguramente ya estaba dormido. Por un segundo antes de dormir pasó por mi mente Oliver, su tonto acento y sus estúpidas palabras, no sentía nada por él, ahora estaba segura, o si algo estaba brotando ahora sabía que todo moría en mí, solo sentía lastima, por dejarse llevar, por no pensar por sí mismo.
Por lo menos él era un poco libre, estaba aquí, lejos del yugo de sus padres, no era como a mí, solo querían tenerme bajo sus alas. Lo sé suena muy exagerado pero era la verdad, mis padres habían planeado toda mi vida al nacer, y no permitirían que nada sea diferente, y lo digo en serio, nada podía ser diferente.
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Si Te Elijo...
Ficção AdolescenteEste es el inicio y el final, una cuenta regresiva. Cuando crees estar en tu felices para siempre, imaginas todo lo que podría pasar? 3 personas 2 opciones 1 decisión