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CALEB.

Había pasado una semana desde el ataque en la manada, desde que varias personas perdieron la vida, desde que Amelia había muerto.

Sophia no había salido de la habitación, luego del entierro y de pasarle el poder al elegido por Amelia se había encerrado allí. Tratábamos de animarla o hacer que se distrajera pero no lo lográbamos. Los niños estaban inquietos y lloraban con mucha frecuencia, Cat y Rosaly nos ayudaban a cuidarlos pero sabía que los bebes sentían la tristeza de su madre.

Ha pasado las noches llorando por las ocurrentes pesadillas que muchas veces las despiertan. No le habla a nadie y eso me preocupaba. Esta había sido una gran pérdida para ella.

Yo por mi parte me sentía culpable, sino hubiera provocado a Conoor esto quizás no hubiese pasado, quizás ella seguiría viva.

SOPHIA.

Me encontraba sentada en un hermoso prado, rodeado de hermosas flores y árboles, con los pájaros cantando y el cielo azul con el sol a su mayor resplandor.

La tranquilidad que sentía era realmente reconfortante en ese momento. Respire profundo y sonreí. Sentí unas manos en mis hombros por lo que trate de alejarme lo más rápido que pude dándome la vuelta.

- ¿Amelia? – La inspeccione mientras mis ojos se cristalizaban sintiendo ese horrible nudo en mi garganta.

- Mi niña. – Yo solo me quede allí sin poder moverme mientras lágrimas comenzaban a caer, ella se veía tan relajada y sonriente. - ¿No me darás un abrazo?

Sin pensarlo más me levante y me acerque a ella abrazándola fuerte y dejando que los sollozos salieran de mi garganta.

- No llores mi niña. – Dijo mientras se separaba de mí y secaba mis lágrimas.

- Te extraño tanto. – Solloce y ella sonrió.

- Yo también te extraño mi niña.

- Estas aquí conmigo.

- Siempre voy a estar contigo, cuidando de ti y tu familia ¿De acuerdo? – Asentí. – Mi pequeña no tengo mucho tiempo.

- Pero yo te necesito.

- Tus bebes también te necesita, tu esposo y tus amigos. Yo estoy muy bien aquí. – Dio una vuelta haciendo que su largo vestido blanco se moviera con delicadeza y haciéndome reír. – Tú debes de ser esa chica valiente y alegre que conocí, tienes que seguir siendo tu misma, Promételo.

- Lo prometo Amelia. – Me acerque a ella abrazándola de nuevo y haciéndole reír.

- Te amo mi niña. – Acaricio mi cabello y me dio un beso en la frente antes de separarse de mí.

- Yo también te amo.- Respondí y ella empezó a caminar. – Nos veremos pronto.

- Por cierto. – Ella se dio la vuelta. – Dile a Caleb que no fue su culpa, que moriría de todos modos en manos de esa bestia. – La mire confundida pero justo cuando iba a preguntarle ella desapareció y yo desperté.

Me senté en la cama mientras sonreía recordando la paz que sentí estando con Amelia. Seque los restos de lágrima que había en mis mejillas y me levante de la cama. Saldría adelante por ella, por mis hijos, por mi esposo y mi familia, como se lo había prometido.

Me di una ducha y me coloque un conjunto simple, cómodo y lleno de color, un short que llegaba a mi cintura de flores de colores, un top de color blanco de encaje, un suéter tejido de color crema y unas botas de color beige.

Me la coloque y abrí las cortinas dejando que las luz entrara por los ventanales, acomode un poco la habitación y Salí de allí en busca de Caleb.

Lo encontré sentado en el pateo viendo hacia el bosque y distraído, me acerque lentamente a él y lo abrace por los hombros dejando un beso en su mejilla.

El rápidamente se levantó y se quedó mirándome unos segundos antes de sonreír y acercarse a mí abrazándome. Yo correspondí el abrazo cerrando mis ojos, como necesitaba ese abrazo.

- Al fin has salido. – Dijo separándose un poco y dándome un beso en los labios.

- Lo siento, debí haber pensado en ti y en los bebes. – El negó.

- Esta bien, necesitabas estar a solas. – Dijo y nos quedamos unos minutos en silencio mirándonos hasta que sus ojos reflejaron culpa. – Todo fue mi culpa.

- No, claro que no. – Acaricie su mejilla.

- Si no hubiera provocado a Conoor quizás no hubiese pasado. – El bajo la mirada y sabía que se sentía culpable.

- Soñé con Amelia, ella estaba tan relajada y feliz. Me dijo que tenía que seguir, ser yo misma, por mi familia y amigos. – Sonreí. – También me dijo que no era tu culpa, que ella moriría de todas formas. – El levanto la mirada. – No lo entendía pero ahora sí. Ella no quería que te sintieras culpable Caleb.

- No sabes el alivio que eso me da. – Dijo mientras daba una leve sonrisa. – Nunca dejare de sentirme culpable pero me alivia saber que ella no me culpa por ello.

- Ella está bien, se veía relajada y en paz. – Un par de lágrimas salieron al recordarla. – La extraño.

- Lo se amor, pero ella siempre estará contigo ¿Ok? – Asentí y el me abrazo. – Bueno...- Se separó de mí y limpio mis lágrimas. – Veamos a los bebes.

Ambos nos dirigimos al cuarto de los bebés y al llegar entramos silenciosamente por si estaban dormidos. Cat estaba con Thiago en brazos jugando con su manita mientras Rosaly estaba con Alice dándole de comer.

- Sophia. – Cat se acercó lentamente mientras me abrazaba con cuidado de no aplastar a Thiago.

- Hola Cat. - Ella se separó de mí y con delicadeza me dio a mi bebe. – Hola Thiago. – Tome su manita y sentí como se movió haciendo un pequeño sonido.

- Hola Sophia. – Ella se levantó de la silla y yo me senté en ella pasándome a Alice que ya había dejado de comer. – Ya te extrañábamos.

- Hola, lamento que tengas que haber venido estos días seguido. - Dije mientras veía a mis bebes moverse un poco haciéndome sonreír, seguro al reconocer la voz de su madre.

- No te preocupes, Eric se encarga del reino mientras te ayudaba. - Dijo despreocupada y haciendo un gesto con la mano. – Pues yo me tengo que ir, Cameron seguro me necesita e iré a ver cómo están las cosas allí, quizás haya matado a alguien. – Nosotros reímos. – Hasta luego Chicos. Hasta luego bebes hermosos. – Dijo y en unos segundos desapareció de la habitación.

- Yo iré a ver a Derek, lo he dejado un poco de lado. – Río un poco. – Además de ir a descansar.

- Claro Cat, Gracias por todo. – Agradecí.

- No tienes porqué, todo por ti y mis sobrinos. – Salió de allí dejándome con Caleb y los bebes.

Caleb se acercó a mí y miro a los bebes con ternura haciéndome sonreír. Seguiría adelante y cuidaría a mis bebes y a mi familia, eso es lo que Amelia hubiese querido.

 Seguiría adelante y cuidaría a mis bebes y a mi familia, eso es lo que Amelia hubiese querido

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La Venganza de las Sombras • COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora