Simpatizante

Capítulo 12

Encuentro a Kyle donde lo dejé, y me regodeo al ver que no se ha enterado de que me acerco a él hasta que estoy a medio metro de su cuerpo.

-Vamos, mueve el culo. No quiero que se haga de día.

Él me obedece después de su sobresalto al oírme tan cerca. Nos ponemos en marcha a través de las sombras, con pasos apresurados y sigilosos. Sólo se oye su respiración agitada, yo he aprendido a no hacer ningún tipo de ruido. Lo sigo a poca distancia, para ver si ha sido un farol, pero no titubea en los giros, así que decido que lo que ha contado del pasadizo es cierto. Kyle se gira cada pocos minutos para comprobar que sigo aquí, tal es mi silencio al avanzar. Mantengo el arco en la mano, pegado a la parte interna del brazo. Lo siento como una prolongación de mi propia extremidad. El recorrido se me hace conocido, he pasado por todas las calles de la ciudad al menos una vez, pero ahora pongo cuidado en memorizarlo todo para poder llegar yo sola en caso de que le pase algo a Kyle. Cruzamos el río y llegamos a la plaza donde se hace el mercado. El murmullo del agua de la fuente es lo que se oye ahora.

-No hay nadie- murmura Kyle.- Vamos, no perdamos tiempo.

-Espero que no estés pensando en atravesar por el centro de la plaza, Kyle.-respondo en el mismo tono.- No pienso salir a la luz.

-¿Por qué no? No hay nadie.

Da un paso hacia adelante, pero yo lo agarro por la camiseta y lo estampo contra la pared de la calle, al abrigo de la sombra de la casa, y bloqueo su cuello con mi brazo.

-No hay nadie que tú veas, idiota. Mira allí.

Sigue con los ojos la dirección de mi dedo, y abre mucho los ojos cuando vislumbra el brillo de las placas de un simpatizante que se ha intentado ocultar en un callejón lateral.

-¿Lo ves?

-Lo veo.- responde. Una gota de sudor resbala por su cuello, y yo me aparto antes de que me toque el brazo con una mueca de asco que él no llega a ver.- ¿Y ahora qué? Para llegar tenemos que atravesar la plaza.

-La rodearemos.- digo, recordando a los dos simpatizantes que maté antes de mi cumpleaños. Mis ojos vuelan hasta los tejados, y localizo uan tubería lo bastante gruesa para soportar nuestro peso. Kyle sigue con los ojos clavados en el simpatizante y murmurando maldiciones, así que lo agarro del cuello de la camiseta y casi literalmente lo arrastro hasta la tubería.

-Arriba.

Me mira, sin comprender.

-¿Eres sordo o que? Sube. Por. La. Tubería.

-Ah, no- niega él.- No, no y no. Me caeré y me aplastaré contra el suelo.

-Contra el suelo te aplastaré yo como no te des prisa.

Kyle valora sus opciones, sé cuales son. Qué vale más la pena: ¿Entregarse a un simpatizante, subir por una tubería oxidada tres pisos en vertical o enfrentarse a una Nightmare cabreada?

Al final, escoge la opción más razonable y en menos de cinco minutos ya está en el segundo piso. La verdad, me asombra lo rápido y sigiloso que puede llegar a ser cuando se lo propone. Cuando veo que su pie desaparece en el tejado, inicio la ascensión. Al principio los puntos me tiran un poco, pero cuando mi cuerpo se acostumbra a los movimientos dejo de sentir molestia y subo cada vez con más fluidez.

Kyle me espera sentado en el tejado, con una pregunta en los labios. Sin dejar que la formule, echo a correr por el tejado, y mis pies se despegan del suelo en un salto que me lleva al tejado de la casa de al lado. Siento un tirón en la cadera al aterrizar, pero sonrío al ver que es un dolor que puedo soportar sin problemas. Ya no tengo puesta la capucha, y me giro sin colocármela para que Kyle vea mi cara. Está pálido, pero va a tener que saltar sienta lo que sienta. Necesito llegar a ese pasadizo y preferiría hacerlo antes de que amaneciera. Kyle niega con la cabeza, mirando el espacio que hay entre las dos casas. No es demasiado, considerando que he podido saltarlo con los puntos sin curar del todo, pero a él parece impresionarlo. Hago señas para que me mire, y cuando capto su atención hago varios gestos muy rápido.