Capítulo 26

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Para mi león valiente, porque lo es aunque no se dé cuenta de ello.

-No vamos a poder hacer eso hoy.

Lo miro sin poder creérmelo.

-¿Cómo que no? ¿Hay algo más importante que tengamos que hacer?

Él me mira, entre avergonzado y temeroso. Se pasa la mano por el pelo, lo que indica que está nervioso.

-Mis padres dan un baile de máscaras en su mansión para celebrar que se cumplen diez años desde que mi padre forma parte de una de las diez familias más ricas de la Zona Alfa. Dura toda la tarde y la noche. Me han invitado a ir, y les he dicho que iba a asistir acompañado. Quieren conocer a la que les dije que era mi prometida.

Me echo hacia atrás en el sillón, bufando.

-Pues diles que te ha surgido algo y que no puedes ir. No pienso fingir que tenemos algo, Nathan. Creí que te lo había dejado claro

Él niega con la cabeza, pero me ha parecido ver un brillo de tristeza en sus ojos

-Imposible. Ya no hay opción.

-¿Porqué?

-La fiesta empieza dentro de una hora, que es el tiempo que tardaremos en llegar. No hay forma de contactar con ellos antes.

Miro al suelo, enfadada.

-¿Y cuándo pensabas decírmelo? ¿Cuando estuviéramos de camino?

-Sé que si te lo hubiera dicho antes no habrías querido ir. Es mi familia, y me importan. Al igual que a ti te importa la tuya.

Pienso en Tessy, y me dan ganas de pegarle. Sin embargo, freno esos instintos. Pensándolo bien, la fiesta es una buena oportunidad, porque habrá muchas familias ricas y podré arreglármelas para obtener algo de información, porque seguro que no dejan de hablar de política y otros temas que no me interesan lo más mínimo.

-Está bien. Me tengo que cambiar, ¿verdad?

-Sí, pero puedes hacerlo en casa de mis padres. Tienen un telar que funciona todo el rato, así como costureras. Puedes encargar el vestido como quieras en cuanto lleguemos, así para la noche estará listo. Antes del baile de máscaras hay un refrigerio informal, así que puedes ir así.

¿Esto es informal?

Nathan vuelve a hablar.

-Bueno, espera. Faltan un par de cosas.

Va a la habitación y vuelve tras cinco minutos. Trae unos tacones blancos, la peluca pelirroja, la cajita de las lentillas y el estuche de maquillaje. Me pongo los tacones bufando, luego me trenzo el pelo y me coloco la peluca. Mientras, él saca un bote del estuche.

-¿Qué es eso?

-Maquillaje del color de la piel. Tienes que esconder eso- dice, señalando mis cicatrices.- Aquí nadie tiene.

Permito que me cubra las marcas de los brazos, que están al descubierto gracias a que la camisa no tiene mangas. Luego voy al baño y me coloco las lentillas negras. Cuando salgo, Nathan me tiende el estuche, probablemente espera que me maquille la cara. Niego con la cabeza.

-No volveré a maquillarme. Me da igual cómo lo vayan las mujeres aquí- replico, al ver que va a interrumpirme- no me parezco a ellas y no quiero hacerlo.

Al final, Nathan se da cuenta de que no vale la pena discutir conmigo y deja el estuche.

-Bueno, vámonos. Mis padres ya habrán mandado nuestro transporte.

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