Dedicado a andreaportelaf por su 17 cumpleaños. (Felicidades, nena)
Despierto cuando algo peludo me hace cosquillas en la nariz. No puedo mover los brazos ni separar las piernas, así que mi primera impresión es que me han atrapado. Permanezco con los ojos cerrados, y no altero la respiración. No quiero que mis captores sepan que he despertado. Intento moverme muy despacio, intentando entender qué es lo que me tiene aprisionada y por qué no me han matado todavía.
Al ver que no da resultado, me centro en cómo tengo colocado el cuerpo. Estoy acostada boca arriba, con las manos sobre el vientre. La cabeza me reposa sobre algo blando, y tengo la ropa seca. Mejor dicho, tengo todo el cuerpo y el pelo secos y calientes. Recuerdo el agua helada rodeándome, los cadáveres arrastrados por la corriente y el peso de la capa, que me llevaba hacia el fondo del río. ¿Cómo he llegado desde el río hasta la maravillosa sensación de calor que siento ahora?
No recuerdo nada, lo último de lo que dispone mi memoria es el frío del agua a mi alrededor. Decido que me encargaré de eso mas tarde, porque oigo pasos que se acercan a mi cuerpo. Mantengo el mismo ritmo en la respiración, no permito que mi corazón se acelere y me centro en mantener la cabeza fría, alejando todas las imágenes de asesinatos espantosos y sangrientos que acuden a mi mente. Escucho el chirrido de la madera vieja bajo los pies de la persona que cada vez se encuentra más cerca de mi inmovilizado cuerpo.
Tengo la sensación de que ese sonido ya lo he escuchado antes, así que entreabro los ojos para atisbar entre las pestañas. Distingo unos pantalones grises quemados y rotos, y después, cuando el desconocido se sienta a mi lado, una camiseta azul muy gastada, que tiene un corte en el hombro y manchas de tierra por delante. Todas las piezas encajan, y sé dónde me encuentro y quién es el que está sentado en el sofá junto a mi cuerpo. Dejo que mi piel reconozca la manta con la que Rossie cubrió a Kyle, así como las pequeñas protuberancias de los viejos cojines del sofá. Han debido de moverlo, porque noto el calor de la chimenea muy cerca del cuerpo, y ahora que reconozco el lugar donde estoy, me llega a la nariz el tenue olor a paja que desprende la cabrita blanca de Rossie.
Noto el peso de Kyle cerca de mi cintura, y después su voz.
-Nightmare, por favor, despierta. No sé que hacer ahora, tú eras la que tenía el mando. Sin ti habría muerto.
Oculto una sonrisa y me hago la muerta un poco más. No tengo ninguna razón lógica para hacerlo, simplemente me apetece divertirme a su costa. O eso es lo que hago, hasta que noto una presión cálida en mis labios. Abro mucho los ojos para asegurarme de lo que está pasando en ese instante. Sí, Kyle me está besando. Es un contacto suave, pero no quiero que me toque. No él.
Mis siguientes movimientos son involuntarios. Alejo de golpe la cabeza de él, y la vuelvo a acercar con la misma velocidad, estrellando mi frente contra su nariz. Cae hacia atrás con las manos cubriéndole la cara, y yo me tiro sobre él sin importarme que aún estoy envuelta en la manta. Esta estaba sujeta por mi propio cuerpo, envolviéndome como si fuera el capullo de un gusano, así que al levantarme cae al suelo. Aprisiono su cuerpo bajo el mío, colocando mis piernas a ambos lados de su cintura, y estampo un puñetazo en su pómulo, provocándome un dolor agudo en los nudillos y en los puntos que todavía tengo en el hombro, pero es un dolor que me sienta bien. Cuando mi cerebro procesa que le estoy dando una paliza, me detengo, pero lo agarro del cuello de la camiseta y levanto la parte superior de su cuerpo hasta dejarlo a cinco centímetros de mi cara. Mi ensangrentado puño mancha todavía más su camisa, que ya está sucia de la sangre que gotea desde su nariz.
-Te lo preguntaré una sola vez- afirmo con la voz peligrosamente calmada.- ¿Qué creías que hacías?
Kyle tiene los ojos llorosos, y la mano todavía sobre la nariz. En sus ojos hay algo parecido al miedo, pero también ese brillo pícaro que nunca los abandona.
-Pensé que te gustaría...es decir, me salvaste la vida y pensé que...
-Sí, te salvé, y es algo de lo que estoy empezando a arrepentirme- lo dejo caer como un fardo, provocando que su cabeza se golpee contra el suelo. En otras circunstancias me habría dado hasta lástima el tratarle así, pero en este momento en lo único en lo que puedo pensar es en que me ha besado sin mi permiso.
Me levanto del suelo y le doy la espalda, estoy muy enfadada. Me centro en la sensación conocida del pantalón negro pegado a mis piernas, la suavidad de la chaqueta y la calidez de las botas. Paseo la mirada por el salón de Bill, y el corazón me desborda de alegría cuando veo que el arco, el carcaj y las flechas reposan sobre la mesa. Avanzo con rapidez y sujeto el arco con cariño, acaricio las flechas como quien saluda a un amigo y hasta me permito sonreír cuando veo que mi cinta azul está cuidadosamente enrollada junto al puñal, que en seguida coloco en la funda de detrás de mi espalda.
-Pero Nightmare... pensé que tú sentías... es decir...
Me giro para mirar a Kyle, aún está en el suelo. Todavía con el arco en la mano, me acerco muy despacio y me agacho junto a él. De un movimiento rápido, clavo el puñal junto a su cara, abriéndole un corte fino en la mejilla y atrapando el cuello de su camiseta por el camino. Palidece de golpe.
-Te lo dejaré claro. No siento nada por ti, y no lo sentiré nunca.- él baja la vista, pero continúo hablando.- Y ahora me vas a contar todo lo que pasó desde que entré en el pasadizo.
-Esperé junto a la trampilla durante mucho tiempo, tal y como te dije. Después empecé a oír pasos de botas militares que se acercaban, así que cerré la trampilla muy rápido pero no me dio tiempo a huir. Gracias a Dios, esos simpatizantes estaban borrachos, pero me amenazaron con cortarme los pies si no los usaba para largarme, así que tuve que irme. Intenté volver, pero se quedaron bebiendo de sus petacas junto a la trampilla, y por eso fui en busca de Bill, pensé que podría convencerlos para que se alejaran. Estaba cruzando el puente cuando vi que Rossie bajaba hacia la orilla. La seguí y te encontramos en el río. Había un montón de simpatizantes muertos que formaron una especie de muro que te frenó, si no hubiera sido por eso habrías seguido corriente abajo. Has estado inconsciente dos días. La niña solo te dejaba durante las comidas y para ayudar a su padre en la tienda. Fue ella quien te lavó la ropa y la puso a secar y quien te daba leche escurriendo un trapo sobre tu boca para que no murieras de hambre, porque no sabíamos cuándo ibas a despertar.
Sus palabras me hacen reflexionar, así que cuando Bill y Rossie suben de la tienda, salgo corriendo hacia la niña sin molestarme en retirar el puñal que sujeta a Kyle contra el suelo y abrazo a la pequeña, levantándola del suelo y dando vueltas por la habitación. Ella abre mucho los ojos al verme despierta, y se aferra a mi chaqueta con los puños, pero veo que sonríe a través de las lágrimas de alegría que surcan sus mejillas.
Pequeña...te debo la vida.
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Simpatizante
Teen FictionNightmare es la asesina más buscada de la ciudad. Lleva dos años buscando a un simpatizante, aquel que mató a Tessy. Se supone que los simpatizantes son la policía, pero hace mucho que Nightmare ha dejado de creer eso. Sabe que no descansará hasta q...