Capítulo 38

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-Kyle, ¿qué...?

-Lo has adivinado, ¿a que sí?- me interrumpe.- Sí, yo maté a tu hermana.

Me lanzo hacia él sin pensar en nada más, pero la argolla de mi cuello me obliga a quedarme a escasos centímetros. Él sonríe con maldad.

-No puedes hacerme nada, y quieras o no vas a escucharme. La única culpable de todo lo que ha pasado eres tú. Yo era hijo de un simpatizante, que era el hermano menor del gobernador. Me convertí en simpatizante por orden de mi padre, pero al final he terminado disfrutando del hecho de purgar esta ciudad de las ratas de cloaca que viven en la zona pobre. El caso es que en la misma promoción que yo había otro muchacho que nunca quiso serlo, que solo entró por obligación.-se acomoda mejor sobre el suelo.- Luego de conocerlo, recibí la orden de matar a tu hermana, y disfruté mucho de tus lágrimas al verla en el suelo.- mis manos se crispan, pero finge no darse cuenta.- Mi vida no podría ir mejor, puesto que por fin había convencido a mi padre de derrocar a su hermano. Era un viejo demasiado influenciable. Pero entonces llegaste tú con tus ansias de venganza, y me arrebataste mi única oportunidad de acceder al trono.- su voz se tiñó de ira.- Nunca te perdonaré que me hubieras quitado mi modo de llegar al poder.

Suelto una carcajada que lo desconcierta.

-Así que era tu padre, ¿pero sólo lo ves como un billete al trono? Me das pena.

Me golpea con fuerza, y las cadenas se me clavan dolorosamente en la piel cuando caigo contra el suelo.

-Cállate, que voy a llegar a lo mejor de la historia. Pensé en cómo podría hacerte pasar lo mismo, y decidí aprovecharme de ese muchacho. Se pasaba los días divagando sobre una chica que había conocido, así que fingí ser su amigo para que me contara. Al ver que tú eras esa chica, pensé que tener el mismo color de ojos de ese chico era un golpe de suerte.

Me doy cuenta de que habla de Nathan, y la culpa me destroza. Lo acusé, le eché en cara y lo herí por algo que él nunca hizo. Kyle, ajeno a lo que siento, continúa.

-Fue sencillo colarme en la zona pobre, decidí hacerlo un día de mercado porque había más posibilidades de que estuvieras fuera. El corte fue muy doloroso, pero valió la pena herirme para encontrarte. ¿Quién iba a pensar que me ayudarías? Confieso que esquivar tu flecha en el puente fue complicado, casi echas a perder mi plan. Si no hubiera recibido el entrenamiento adecuado habría muerto.

Mi cabeza repasa el momento, y tiene razón. Recuerdo el sigilo con el que se movía a veces, y maldigo no haberme dado cuenta. Seguro que las cicatrices que tiene en la espalda son por eso también, recuerdo lo que me contó Zhen sobre los latigazos.

-Cuando me dejaste solo en aquella casa y te fuiste con la niña al campo fue la oportunidad perfecta. Que decidieran realizar práctica de tiro me benefició, solo tuve que correr hacia el cuartel, y asegurarme de que ningún simpatizante saliera herido en el incendio. Al volver, solo tuve que decirte que había visto a Nathan, todos conocíamos tu empeño por encontrar al asesino de tu hermana, fingir que había sido él fue lo más sencillo de todo. Tenía la esperanza de que lo mataras, pero pareció que seguías tan enamorada de él como él lo estaba de ti.-frunce el ceño.- Qué asco.

Mi corazón pesa más con cada palabra que dice. Por eso no fui capaz de matarlo, por eso continué confiando en él. Porque en el fondo sabía que él era inocente.

Nathan...lo siento. Lo siento mucho.

-Pero entonces, ¿por qué Nathan vino a buscarme?

Kyle suspira.

-Aún no he llegado, eres una irrespetuosa. En fin, te lo contaré, ¿qué puedo perder? Después de la muerte de mi padre, antes de ir a la zona pobre, tuve que buscar otra manera de llegar al trono, y ¿qué mejor que ser el único consejero del rey? Así que valiéndome de mi estatus como simpatizante, empecé a librarme de todos mis estorbos, y durante los dos días que estuviste inconsciente me aseguré de hacérselo saber a Nathan mediante una visita corta al cuartel sin que la niña ni el viejo se enterasen,  poniendo cuidado en recalcar que necesitábamos ayuda de alguien especial.

-¿Eres tú quien está detrás de la desaparición de los ministros?

-Qué perspicaz eres.-comenta con ironía.- De todas maneras, he decidido que el gobernador ya está muy mayor para continuar con su mando, por lo que esta noche lo mataré y echaré la culpa al ministro de seguridad, que es el último que queda. Después de eso seré el único con poder de esta ciudad, nadie osará contradecirme. Mi hermano pequeño ha desaparecido, y eso es otro punto a mi favor. Era un inútil, ojalá esté muerto. Y sí, también fui yo quien delató a ese viejo, pero por lo que veo la niña consiguió salvarse. Menos mal que la ejecución dio resultado, golpearte con el leño cuando me dabas la espalda fue de lo más divertido.

Me quedo callada, no soy capaz de articular palabra. Kyle se levanta y avanza hacia la puerta, pero cuando la está cerrando levanta la vista hacia mi, como si hubiera olvidado algo.

-Ah, y mañana al mediodía morirás en una ejecución privada. Estaremos el verdugo tú y yo, así que te aconsejo que cojas fuerzas. Colgar de la horca requiere técnica.

Lo miro sin verlo. Ha tejido una red y nos ha atrapado a todos sin que ninguno se diera cuenta. Pienso en Nathan, y se me parte el corazón. Pienso en todas las veces que antepuso su seguridad a la mía, todas las veces que se acercaba para protegerme aún cuando yo lo hería en respuesta. Pienso en que me fui gritándole que había matado a mi hermana, me fui llamándole asesino. Ojalá no lo pague con Zhen y Rossie.

Me vuelvo a hacer un ovillo y me encierro en mi misma. Mi vida terminará mañana, ¿qué más da?

SimpatizanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora