Capítulo 17

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Me lo quedo mirando como si me hubiera dicho que acaba de llegar de Marte.

-Me vacilas, ¿verdad?

Nathan niega con la cabeza, para mi incredulidad.

-No, te estoy hablando muy en serio. Si vas a acceder a buscar a los altos cargos, que por cierto, son todos ministros que se reúnen con el gobernador, vas a tener que estar más cerca de ellos.

Me echo a reír.

-¿Y cómo pretendes que la asesina más buscada de la ciudad se pasee tan tranquilamente por la Gran Calle sin levantar ningún tipo de sospecha? Y además, ¿dónde me voy a quedar? No pienso dormir en la cárcel.

Él sonríe.

-Sabría que pondrías esa pega. Pero no te preocupes, ya está todo planeado. He dejado una bolsa escondida cerca de la entrada del muro de seto, allí tendrás lo que necesitas. Con respecto a la segunda pregunta, en mi habitación de la residencia no entra nadie más que yo, es una norma entre soldados. Ya he pedido otro colchón al personal de servicio, les he dicho que mi novia va a pasar una temporada haciéndome una visita.

Mis mejillas se encienden.

-No soy tu novia. Ni siquiera somos amigos.

-¿Cómo puedes decir eso?- me increpa, con la voz dolida.

Bajo la vista, turbada. No soy capaz de decirle lo de Tessy, quizá porque hay una parte de mí que se niega a creer que haya sido él. Además, no parece acordarse, y decido que si no saco el tema me será mucho más fácil trabajar con él, y quizá consiga reunir el valor suficiente como para dibujarle una segunda sonrisa con mi puñal a la altura de la garganta.

-Está bien.-accedo, aún con reticencia.- ¿Estás seguro de que no dirán nada?

-Me he asegurado de que les suban el sueldo a todos los curiosos.

-Vaya. Has sido rápido.

Nathan sonríe por toda respuesta.

-Vamos, Alin...Nightmare.- se interrumpe al ver mi mirada asesina.- Debemos movernos cuanto antes. Ya está anocheciendo.

Mis ojos van hacia la ventana de la cocina. Efectivamente, el sol empieza a ocultarse entre los jirones de nubes que rasgan el azul del cielo. Suspiro, y me encamino hacia las escaleras después de mirar a Nathan un segundo más de lo esperado. Sus ojos grises siguen teniendo ese brillo que nunca los abandona, el que los hace parecer casi plateados.

-No te muevas. Vuelvo ahora. Y dame eso.

Levanta las manos en un gesto de rendición cuando le arrebato el puñal que ha recogido del suelo.

-Iba a devolvértelo.

-Seguro que sí, campeón.

Asciendo por las escaleras. Bill y Kyle me miran. Rossie está con su cabrita, pero al oírme llegar sale de dentro del corral y se aferra a mi pierna derecha. Me agacho a su lado y ella me pone las manos en los hombros. Me levanto con ella en brazos y me dirijo a Bill.

-Voy a irme con él. No esperes que pase por aquí por mucho tiempo.

Asiente, sabe que siempre he sido un alma libre. Mi mirada va hacia Kyle, que todavía tiene el paño húmedo apretado contra la cara. Mi subconsciente me grita que se merecía la paliza, pero no quiero irme de malos modos. Al fin y al cabo, a pesar de todo el quebradero de cabeza que me ha conllevado, y aunque no puedo considerarlo un amigo, es alguien que estuvo ahí para ayudar.

Me agacho a su lado, ya que aún está sentado en el sofá, y le sonrío.

-Lo siento. Me pillaste desprevenida.

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