Me quedo congelada en mitad de la acera, reflexionando sobre lo que acabo de escuchar. No puedo dejar que azoten a Nathan, no es su culpa que yo me haya escapado. Zhen se gira hacia mi.
-Mike, ¿dónde está Zarpitas?
Veo que el gato se ha escapado de su bandolera y camina hacia el río de gente que atraviesa la Gran Calle, a la vez que otro simpatizante avanza hacia Zhen.
-Quédate aquí, está llegando alguien que te llevará a casa. Te llevaré a tu amigo en cuanto pueda.
Sin pararme a escuchar sus protestas, salgo corriendo hacia el animal y lo levanto del suelo antes de que alguien lo pise. Abro la chaqueta el espacio suficiente como para deslizar al gato dentro, y él parece acomodarse cuando paso los brazos por debajo para que no se escurra. Intento ver hacia dónde se han llevado a Nathan, y cuando creo que no lo conseguiré, atisbo un destello de pelo rubio.
Me lanzo entre la gente sin dudar, pero poniendo cuidado para que el tal John no vea que los estoy siguiendo. Siento que el gato se revuelve entre mis brazos, pero no dejo que salga de la chaqueta. Tropiezo con varios pares de pies por el camino, pero no detengo mi avance.
Me suena el camino que estamos siguiendo, y me percato de que en realidad estamos volviendo a la residencia de los simpatizantes. John ha soltado a Nathan, y simplemente caminan el uno al lado del otro como si fueran viejos amigos, aunque sin mirarse ni tocarse. Nathan camina erguido, con las manos detrás de la espalda. El otro lleva la mano derecha sobre la empuñadura de la espada, como si quisiera asegurarse de que sigue ahí. Aún no se han dado cuenta de que les sigo, lo que es una suerte, pero también me hace sentir poderosa. Los sigo a una distancia prudencial, procurando que no se sientan observados.
Cuando llegan a la verja que limita la residencia de los simpatizantes, se separan, no sin antes intercambiar unas palabras. Los veo oculta tras una esquina. Aquí no hay tanta gente, por lo que mi extraña conducta pasa desapercibida. John parece cabreado, no deja de gesticular violentamente. Nathan, sin embargo, es todo calma y tranquilidad. Veo que le dice algo que deja a John con la palabra en la boca, se da la vuelta y se marcha con paso lento. El otro se queda refunfuñando frente a la puerta, y por un momento temo que se quede en la entrada. Pero al cabo de unos minutos se marcha, probablemente porque habrá recordado que ha dejado a Zhen desprotegido. Miro al suelo y me pego a la pared todo lo que puedo cuando pasa a mi lado, y gracias a los cielos, una señora con un vestido verde pistacho y una sombrilla azul celeste con brillantes pasa entre ambos, ocultándome de su vista.
Cuando veo que ya no hay peligro, me interno con paso rápido en la residencia. El simpatizante que estaba de guardia cuando he salido ya no está. No pierdo tiempo, y en cuanto entro en el vestíbulo giro a la izquierda atravesando la galería y subo los tres pisos de escaleras a la carrera, aprovechando que no hay nadie. Cuando llego a la habitación de Nathan, lo primero que hago es cerrar de un portazo y apoyarme contra la puerta, suspirando. Abro mi chaqueta y dejó a Zarpitas en el suelo. No veo a Nathan, así que avanzo por el salón hasta atravesar las cortinas blancas. No hay nadie aquí. La cama sigue como la dejé, con la gran espada clavada en el medio. Me acerco y dejo la chaqueta encima del colchón. La taza de té de Nathan sigue en su mesilla de noche, sobre el libro que estaba leyendo ayer.
De pronto, la puerta del baño se abre, dejando ver a un Nathan semidesnudo que emerge del vapor de la ducha. Antes de bajar la vista al suelo me da tiempo a ver su musculoso cuerpo solamente envuelto en una toalla, que deja entrever sus caderas.
-¿¡PERO QUÉ TE CREES QUE ESTÁS HACIENDO!?- le grito, cabreada, tapándome los ojos con las manos.
-Emm....¿darme una ducha?
-¡Haz el favor de vestirte, idiota!
Oigo cómo avanza hacia el vestidor, y solo cuando escucho la puerta cerrarse me atrevo a destaparme la cara. Noto las mejillas rojas, y me enfurezco conmigo misma por ello. Respiro hondo para intentar calmarme. La puerta vuelve a abrirse, y Nathan sale con unos pantalones cortos de tela blanca y una camisa roja de manga corta. Me mira, creo leer enfado en sus ojos grises. Avanza hacia mí como una exhalación, y yo retrocedo hasta que la parte trasera de mis rodillas choca contra la cama. Estoy a punto de caer de espaldas, pero él me sujeta el brazo y me acerca a su pecho. Me bloqueo, he pensado que estaba enfadado. Él apoya con cuidado una mano tras mi cabeza, y con su otro brazo me rodea la cintura mientras su olor me envuelve.

ESTÁS LEYENDO
Simpatizante
Genç KurguNightmare es la asesina más buscada de la ciudad. Lleva dos años buscando a un simpatizante, aquel que mató a Tessy. Se supone que los simpatizantes son la policía, pero hace mucho que Nightmare ha dejado de creer eso. Sabe que no descansará hasta q...