No puedo creerlo...Después de tantos años...
Bajo lentamente el cuchillo, mis ojos inspeccionan su cara. Sí, es él. Su mismo pelo rubio, el mismo rizo sobre la oreja derecha. El mismo lunar junto a la clavícula izquierda, los mismos labios, la misma nariz. Se gira en sueños y queda boca arriba. El cuello de pico de la camiseta blanca que lleva puesta deja al descubierto parte de su pecho, que está más musculado de lo que recordaba. Se me hace extraño verlo con el pantalón gris de deporte, ya que cuando corríamos por las calles siempre vestíamos los dos de negro. Sin embargo, a pesar de los cambios, estoy segura de que es él. Sí...el amor de mi vida está frente a mis ojos, después de que hayan pasado más de tres años sin saber de él. Me dejo caer de rodillas en el suelo, y mi fría mano va al encuentro de la suya. El contacto no lo despierta, pero se remueve entre las sábanas. Las lágrimas se agolpan en mis ojos, recordando lo que viví en el tiempo que estuvimos juntos. Él es la otra persona, a parte de Tessy, que conocía mi nombre verdadero.
Me vino a la mente el día en que nos conocimos. Ambos éramos temerarios, inquietos y estábamos hartos de la vida que nos había tocado vivir. Nos encontramos por primera vez en el campo de la zona pobre, donde fui con Rossie a comer. Yo tenía 14 años, pero el negro ya era mi color por aquel entonces, a pesar de todavía no tenía los pantalones. Él estaba sentado bajo un árbol, y al verme me pidió que me acercase. Casi sin dudar, me vi atraída hacia aquel muchacho rubio. Él me sonrió, y palmeó la hierba a su lado, instándome a que me sentara. Me acerqué y vi que su muslo estaba lleno de sangre.
-Me raspé al atravesar el seto.
Lo miré, sus ojos grises eran muy bonitos. El sudor recorría su frente, y tenía los labios apretados en una mueca de dolor. Saqué las vendas que llevaba cinturilla de la falda y se las tendí. Él se vendó la pierna y suspiró con alivio.
-Gracias. Soy Nathan.
-Aline.- respondí, después de sentarme a su lado.
-Es un nombre muy bonito.
-Sí, lo escogió mi madre.
Él se recostó contra el árbol, disfrutando del sol. Observé su ropa con atención. Llevaba vaqueros y una camiseta naranja.
-Eres de la zona Alfa, ¿verdad?
-¿Tanto se nota?
-Aquí no hay telas de esos colores.- respondí señalando su camiseta.-¿Por qué te has escapado?
Suspiró.
-Mis padres pretenden que me convierta en algo que aborrezco. No estoy dispuesto a vivir la vida que quieren para mí, me gustaría poder elegir.
-Siempre hay elección- repuse.- ¿Escapar del problema ha sido la tuya? Así no solucionarás nada.
Me miró con interés. Después levantó la vista hacia el cielo, y las comisuras de su boca se elevaron.
-No lo pensé de esa manera al salir de casa. ¿Cuántos años tienes?
-Catorce.
Me apoyó la mano en la cabeza, divertido.
-Piensas como alguien mayor. Yo tengo dieciséis y no se me pasaría por la cabeza lo que para ti es tan obvio.
Me miró y sonreí, sintiéndome cómoda con su presencia. Levanté la vista, todavía con su mano en el pelo, y me topé con una nube que rompía el azul del cielo. Me quedé pensando en que era increíble que alguien de la zona Alfa quisiera escapar, porque yo daría lo que fuera por poder vivir allí. Nathan se levantó con dificultad.
-Volveré a casa y hablaré con mis padres.-se apoyó en el árbol, con la pierna herida doblada para que el pie no le tocase el suelo.- ¿Podrías ayudarme?
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Simpatizante
Teen FictionNightmare es la asesina más buscada de la ciudad. Lleva dos años buscando a un simpatizante, aquel que mató a Tessy. Se supone que los simpatizantes son la policía, pero hace mucho que Nightmare ha dejado de creer eso. Sabe que no descansará hasta q...