Avanzamos rápidamente. Quiero poner entre nosotros y el seto toda la distancia que pueda, así que ignoro los pinchazos que me produce el apoyar el pie herido en el suelo. Zhen se revuelve entre mis brazos, pero no despierta. En el fondo lo agradezco, hay una voz menos que tengo que aguantar. Nathan no deja de resollar, me está poniendo nerviosa, porque siento que está delatando nuestra posición con cada respiración. Solo quiero refugiarme en mi cuarto, pero sé que no podré hacer que el niño suba, así que creo que voy a volver con Bill. Además, tengo ganas de volver a ver a Rossie, y el pan que tengo en el saco será una buena forma de hacerla sonreír. Así también podré agradecerle a Bill por haberme ayudado tanto.
Doblo por los callejones, intentando evitar las calles más grandes donde puede haber riesgo de cruzarnos con alguien. No olvido que Zhen todavía lleva el elegante traje de la fiesta, no puedo dejar que nadie lo vea, correrá peligro aquí si eso ocurre. Nathan me sigue sin rechistar, aún cuando tenemos que pasar por encima de un charco de lodo y se mancha los bajos del pantalón, lo cual agradezco. No me apetece oír ninguna voz ahora mismo, lo único que me importa ahora es llegar a casa de Bill a salvo.
Cuando parece que por fin puedo disfrutar del silencio, oigo su voz.
-Nightmare...¿a dónde vamos?
-No te puedes mantener en silencio y simplemente seguirme, ¿verdad? Ahora mismo no me apetece contestar, por si no te has dado cuenta he tenido que salir corriendo una vez más por culpa de gente con la que no quisiera tener nada que ver. Me han juzgado sin conocerme, me han intentado decir cómo tenía que pensar, reír, actuar, vestir y caminar, y todo eso sin contar que casi me asesina una señora sólo por haberle faltado al respeto. Así que si haces el favor te callas y...
Mi frase se me queda atorada en la garganta. A la vez que iba susurrándole a Nathan, hemos avanzado lo que faltaba para llegar a casa de Bill. Al doblar la esquina de la calle me detengo en seco, haciendo que él tropiece conmigo. Retrocedo empujando a Nathan, y cuando creo que no nos han visto, le tiendo a Zhen y asomo la cabeza, para asegurarme de que lo que he visto no es producto de mi imaginación.
Hay simpatizantes en la tienda. Puedo ver dos, que están frente a la puerta con sus uniformes verde oscuro, sus cascos y sus espadas. En mi mente se superpone la imagen del día del asesinato de Tessy. Empiezo a hiperventilar.
Por favor, Rossie no...
Oigo voces, golpes y gritos. Mi instinto me grita que plante cara, que los mate a todos y que salve a Bill y a Rossie, pero sé que sola y con el pie lastimado no voy a poder contra tantos. Los dos que hay en la puerta serían adversarios importantes, y no sé cuántos hay dentro. Además, Nathan no dudaría en correr detrás de mí y eso no sería bueno para mi plan. De pronto, los dos simpatizantes que hay en la puerta entran en la casa. Pasan los minutos, y cuando estoy a punto de salir de mi escondite a ver qué ha pasado, veo cómo salen los dos hombres que había fuera, pero nada puede prepararme para lo que sale detrás de ellos.
Si no lo conociera desde hace años, nunca habría dicho que la masa sanguinolenta, con ropa rota y esposada que está flanqueada por dos simpatizantes (aún mas grandes que los otros) era Bill. Su pantalón ha quedado reducido a jirones que le cubren hasta la rodilla, e incluso desde la distancia puedo ver los moratones que tiene, probablemente producidos porque le golpearon con la hoja plana de la espada. La camisa azul que llevaba se ve violeta por la sangre que la mancha, que brota de las heridas que tiene por todo el torso, brazos y espalda. Le veo los dos ojos morados, la nariz sangrante (probablemente partida) y algunos dientes caídos. Una brecha en la cabeza es la última herida que puedo soportar ver antes de darme la vuelta y apretar los puños con fuerza.
Las lágrimas me queman en los ojos, pero no derramaré ninguna. Nathan abre la boca, pero cuando ve mi mirada de odio prefiere no decir nada. Lo agradezco, porque cualquier persona que me toque ahora puede acabar con la garganta abierta. Ni siquiera puedo pensar en Rossie.
Me vuelvo a girar para ver cómo se lo llevan, medio a rastras, por las calles. Creo distinguir que me mira, pero tiene los ojos tan hinchados que no soy capaz de asegurarme.
Cuando ya no hay rastro de ellos, solo pierdo tiempo diciéndole a Nathan que se quede donde está, después salgo corriendo ignorando el dolor del pie hacia la tienda. Cuando entro se me estruja el corazón. No hay nada en su sitio, los estantes están rotos y todos los objetos que Bill podría intercambiar para mejorar su vida están rotos en el suelo. Hay sangre también, estoy acostumbrada a ver la mía pero saber que es de Bill me produce una sensación de desasosiego. Cruzo la tienda con una palabra atascada en los labios.
-¿Rossie?
Mi llamado no tiene respuesta. Aparto la cortina que hay al final de la tienda que lleva a la cocina. Hay más sangre aquí, como si hubieran lanzado a alguien contra la pared. A alguien pequeño.
-¡¿Rossie?!
Subo las escaleras como una exhalación, siguiendo el rastro de sangre. Todo el piso de arriba está hecho un caos. El sofá está volcado, todos los cojines desperdigados por el suelo y llenos de sangre. La mesa está destrozada, al igual que las sillas. La manta está hecha jirones, y se me llenan los ojos de lágrimas cuando veo a la cabrita de Rossie degollada. Corro hasta la habitación. Las camas están rotas, las mantas arrugadas y llenas de sangre, y se me rompe del todo el corazón cuando veo lo que hay en el suelo, parece que lo dejaron a propósito para que yo lo encontrara.
Un patito gris de peluche, lleno de sangre.
Lo recojo del suelo con cuidado infinito, lo aprieto contra mi pecho y me dejo caer de rodillas en el suelo. El dolor me consume, permito que las lágrimas fluyan por mis mejillas y que mi grito de dolor ascienda en el aire.
-¡ROSSIE!
Escucho un ruido a mi espalda. Me giro lentamente, ya me da igual quien pueda ser. Si vienen a matarme, que lo hagan rápido, ya no me importa. Me han quitado a todos a los que he querido alguna vez. Sin embargo, cuando veo a través de las lágrimas quién está ante mi, solo puedo dejar caer al peluche y abrir los brazos.
Rossie me observa un instante, y cuando se da cuenta de que realmente soy yo corre a refugiarse en mi regazo. Sus rizos rubios están sucios, tiene la falda manchada de sangre y rastros de lágrimas en su cara, pero por lo demás parece ilesa. La envuelvo con los brazos y nos mezo adelante y atrás, acunando tanto a su pequeño cuerpo como a mi corazón.
Está a salvo, está a salvo. Te tengo, pequeña.
Me aferra la capa con las manitas, y yo dejo que lágrimas de alivio caigan en su pelo. Posiciona la cabeza en el hueco de mi cuello, suspiro para calmarme. La bajo al suelo y le pongo las manos en los hombros. Me doy cuenta de que la pulsera de cinta azul que le di sigue en su muñeca.
-¿Dónde te escondiste, Rossie?
Ella me toma la mano y me guía hasta el pequeño cuarto de baño. Me señala el barreño de madera, que está dado la vuelta. Supongo que se metería debajo. Sonrío al darme cuenta de lo lista que ha sido.
-Rossie, ¿Kyle estaba aquí cuando llegaron ellos?
Ella niega con la cabeza. Se abraza, tiembla visiblemente mientras más lágrimas caen de sus ojos. Decido que ya es mayor como para buscarse la vida él solito, y hasta me alegro de que no lo hayan cogido también a él. Rossie se pega a mis piernas, los sollozos hacen que su cuerpo convulsione. Maldigo a los simpatizantes una vez más, le han quitado primero a su hermano y ahora a su padre. La cojo en brazos antes de que vea a su cabrita, y bajo las escaleras cuando decido, con pena, que este ya no será un lugar seguro nunca más. No hay nada en la casa ni en la tienda que pueda aprovechar, salgo a la calle protegiendo a Rossie del frío con mi capa y cuando me reúno con Nathan (al que Rossie no quiere ni saludar) tomo dos decisiones.
Rescataré a Bill de las garras de esos monstruos, y romperé mi regla de nunca llevar a nadie a casa.
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Simpatizante
Teen FictionNightmare es la asesina más buscada de la ciudad. Lleva dos años buscando a un simpatizante, aquel que mató a Tessy. Se supone que los simpatizantes son la policía, pero hace mucho que Nightmare ha dejado de creer eso. Sabe que no descansará hasta q...