Siento haber tardado tanto en publicar, estudiar para Selectividad mantenía ocupado a mi cerebro. Espero que sigáis leyendo con la misma ilusión. Esta dedicatoria va para Andrea, quien me ha pedido mil veces que continúe escribiendo (Siento haberte hecho esperar para saber más de Zarpitas. Espero que te guste, aquí tienes)
Mi primer pensamiento coherente al volver a abrir los ojos es que menos mal que el crío no puede verme, porque en este momento no puedo ocultar que soy una chica. Tengo la chaqueta de simpatizante tirada en el suelo, y la sudadera negra descansa sobre mis piernas. La camiseta blanca de manga corta no cubre mis formas femeninas, así que si Zhen pudiera verme, habría dado la voz de alarma. Sin embargo, su expresión no cambia en absoluto, lo que me asegura que no se ha inventado lo de la ceguera.
Zhen se lleva la mano izquierda a la correa de la bandolera y la recorre para llegar a la bolsa, donde mete la mano y saca a un gatito de dos meses, pardo, con unos grandes ojos amarillos que perforan los míos. La verdad es que es precioso.
-¿Lo ves, Mike?- dice el niño.- Es muy suave. Nunca me ha arañado ni mordido, es muy cariñoso.
Lo arrima hacia su cuerpo y pasa su mejilla por la cabeza del gatito, que suelta un maullido muy bajito y cierra los ojos, dejándose mimar.
No sé qué pensar en este momento, lo único que pasa por mi mente es lo absurdo de la situación.
Una chica de los barrios bajos haciéndose pasar por simpatizante, delante de un niño ciego que se está restregando contra un gato...muy interesante.
Apoyo la nuca en la pared y suspiro. No sé qué hacer en este momento. Zhen se sienta frente a mí sin pedir ayuda ni preguntarme nada. Zarpitas se entretiene con la correa de la bandolera, pero luego se escurre de sus manos. El niño lo llama al notar que no lo tiene al lado.
-Tranquilo, Zhen. Está acercándose a mi.
Suspira, y yo me centro en el gato. Se ha quedado junto a mi pierna, y me apoya una patita en el muslo mientras me mira con sus ojos amarillos. Ruedo los ojos y palmeo mi otra pierna. Zarpitas maúlla y se sube a mi regazo. Se sienta y permite que le acaricie la cabeza, pero levanto la vista al notar que Zhen se remueve, inquieto.
-¿Qué pasa?
-No sé a dónde ir. No quiero separarme de él, ha sido el único amigo que he tenido hasta ahora. Madre no me deja ir al colegio porque dice que es demasiado peligroso para un niño como yo.
Niego con la cabeza. Es increíble que haya gente así.
-Escucha. No debes dejar que te digan lo que puedes o no puedes hacer. Eso depende de ti, si quieres hacer algo lo harás, o al menos debes intentarlo.- mientras hablo, Zarpitas baja de mis muslos y se dirige hacia la chaqueta de simpatizante que quedó tirada en el suelo y se acurruca en ella.- Habla con tu tío, pídele que convenza a tu madre para que puedas quedarte al gatito. Lucha por conseguir que se mantenga a tu lado.
Zhen se lleva una mano a la cabeza. Luego toma aire profundamente y levanta la vista, pero mira unos centímetros por encima de mi cabeza.
-Lo haré. Conseguiré que me entienda y así seremos amigos para siempre.
Sonrío ante su inocencia. De un modo extraño, me recuerda a Tessy. Ella también podía ver lo bueno hasta en las peores situaciones.
-Mike, ¿podrías acompañarme a casa? Es que en este momento no sé muy bien en que lado de la calle estamos, nunca he salido solo...
Abro los ojos, y mi primer pensamiento es una negativa rotunda. Sin embargo, decido hacer un trato con él.
-Zhen, has dicho que el edificio plateado era el Gran Consejo, ¿no?- asiente con la cabeza.-Si me dices cómo entrar, te ayudaré a llegar a casa.
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Simpatizante
Ficção AdolescenteNightmare es la asesina más buscada de la ciudad. Lleva dos años buscando a un simpatizante, aquel que mató a Tessy. Se supone que los simpatizantes son la policía, pero hace mucho que Nightmare ha dejado de creer eso. Sabe que no descansará hasta q...