Capítulo 10: "El Colegio, parte 2"

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El resto del día nos dedicamos a explorar todas las áreas disponibles dónde podríamos, corrijo: tendríamos, que trabajar para asegurar nuestro lugar en el refugio. Kevin nos guío de una en una. Primero fuimos a la cocina, dónde nos rencontramos con el chico Wallace, a quien le ayudamos a preparar algo de pan para la merienda. Fue bastante divertido, para nosotros tres. El chef se estaba volviendo loco, terminamos causando un retraso el resto de los platillos y de pronto, todo se envolvió en un ambiente de demasiado estrés para mi gusto. Decidí que no quería estar ahí cuando Kevin nos explicó que los cocineros casi nunca tienen descansos, están todo el tiempo en la cocina alimentando a más de cien refugiados.

El área de limpieza era mucho más tranquila, sólo teníamos que barrer y trapear, limpiar los muebles, hacer el servicio de algunas habitaciones, atender la lavandería y claro, encargarse de los baños. Aunque el último aspecto no me llamaba mucho la atención, consideré entrar al área y a metí en mi lista de opciones.

Luego fuimos con los mecánicos dónde tuvimos que hacer servicio de las furgonetas, fue horrible. Terminamos manchados de aceite y grasa. Todo sólo porque una maldita camioneta no encendía, y al por lo que oí, Ion era bastante obsesivo compulsivo con su cuidado. Después hubo que cambiarle las llantas a un viejo automóvil que tenían de reserva, fue un caos pues no tenían todas las herramientas necesarias. Finalmente, cuando nos dejaron ir a la cama, decidí que eso no era lo mío.

Al día siguiente, en la segunda ronda, fuimos a la jardinería. Fue fácil, pero cansado. Solo había que podar el césped del patio, recortar los arbustos y árboles, barrer las hojas y ramas caídas, encargarse de las plagas y mantener todo tan húmedo como fuera posible. No era muy diferente a lo que hacía en casa con Stan, así que decidí meterlo a mi lista. Además, el encargado de la jardinería, Mark Gardner –nombre irónico— fue bastante amable con nosotros, tenía una honda hippie en su estilo. Nos contó su historia: tenía apenas diecisiete años, había sido vecino de Ion y cuando vio que su casa se incendiaba trató de rescatar a su familia, pero fue inútil. Así que buscó al chico para darle las mañas noticias y llegó al Colegio, dónde le dieron refugio. Su padre era jardinero, pero no nos quiso contar más sobre su familia. Sospecho que fueron infectados como los de Cari o Kevin.

Luego nos llevaron al área más aburrida de todas: el papeleo y computación. Tenían el trabajo más sencillo de todos, al final del día no tendrían ni una gota de sudor. Sin embargo, pasaban todo el día encerrados en la misma habitación haciendo inventarios, cuentas, estadísticas y archivos del resto de los chicos. Había un grupo especial, bastante reducido, que trabajaba en un área apartada del resto, cuando pregunté, me explicaron que Ion en persona les había pedido revisar unos papeles en específico, aunque creo que ni ellos estaban seguros de qué buscaban. Quizás trabajara ahí después de todo, sería aburrido, pero al menos no tendría que esforzarme demasiado.

— Mañana veremos los últimos trabajos –nos repetía Kevin cuando nos dirigíamos a la cafetería—. Y entonces, podrán elegir. Les asignaran un horario y su lugar aquí adentro estará asegurado.

— ¿Faltan muchos?

— Pues no hemos ido con el equipo de seguridad y los recolectores.

— No –negamos los tres al mismo tiempo.

Kevin rio.

— No es tan malo como suena.

— Cualquier cosa que no incluya salir de estos muros...

— Pues los de seguridad protegen estos muros, desde adentro.

— Sigue sonando peligroso –respondió Paul.

— Esta bien, también está el equipo de la bodega, la biblioteca y...espera, ¿qué sucede?

Salió corriendo hacia los portones del patio, donde se concentraba una gran multitud. Algo extraño estaba ocurriendo. Sin dudarlo un segundo, lo seguimos.

Virus Letal I: La InfecciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora