Capítulo 26: "Jack a través del espejo"

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Salimos corriendo hacia el pasillo, pero no tardamos en encontrarnos con aquellos hombres con extrañas máscaras que habíamos visto antes. Los vimos subiendo las escaleras y ellos a nosotros, ambos sacaron sus armas y amenazaron con dispararnos. Cuando dimos media vuelta de regreso al corredor, pudimos escuchar un par de disparos detrás de nosotros.

— ¿Cómo bajaremos ahora? –preguntó Heidy nerviosa.

— ¡Ascensor! –propuso Paul.

— ¿Estás loco? ¡No tomaré el ascensor!

— Lamento decirlo, pero es la opción más inteligente ahora –respondió Will.

Jack fue el primero en llegar frente a la enorme puerta metálica, presionó el botón esperando que al hacerlo varias veces consecutivas fuera a apresurarlo. Para sorpresa de todos, ambas puertas se abrieron de par en par. Seguramente, los Otros habían restablecido la electricidad del edificio. En cuanto todos estuvimos dentro, repetimos el proceso para encerrarnos y protegernos de los enmascarados.

El elevador no era la gran cosa y tampoco tuve mucho tiempo para admirarlo con el asunto de la persecución. Estaba tapizado con tablones de madera y el piso era similar al del resto del edificio. Y, por si fuera poco, las bocinas parecían funcionar a la perfección, pues en cuanto presionaron el botón para la planta baja, Gangnam Style comenzó a sonar.

Todos recuperábamos el aliento. Yo no podía parar de pensar en que bajábamos demasiado lento. Y el elevador dio una fuerte sacudida, la música se detuvo y se apagaron las luces, al mismo tiempo que nos deteníamos.

— Por un demonio, lo que faltaba –se quejó Paul.

— Apuesto a que cortaron la electricidad –afirmó Will.

— Ayúdame a subir –pidió Jack.

Kevin si tiró al piso antes de que pudiéramos preguntar a qué se refría, el asiático subió sobre su espalda, estiró los brazos, se deshizo de la rejilla del techo y salió por ella hacia el ducto.

— Jack, baja de ahí –le pidió Will.

— Tenemos que bajar, no subir –afirmé.

— En efecto, compañero –me dio la razón desde arriba, observé como preparaba la pistola que le había quitado a Yalling.

— ¡Jack! Baja de ahí ahora mismo –le ordenó Kevin.

— Tranquilo, sujétense bien.

— ¡Te vas a matar! –soltó Heidy nerviosa.

— ¿Matarse él? ¡Nos atará a todos! –se quejó Paul.

— ¡Jack!

El chico disparó contra los cables del ascensor, luego de un par de tiros, la cabina cayó a gran velocidad por el ducto. La atmósfera se llenó de gritos y de pánico mientras todos buscábamos de que agarrarnos. Seguro no duró más de veinte segundos, pero nos sentíamos como Alicia cayendo por la madriguera infinita de un conejo, directo hacia otro plano terrenal. Era como ir en una montaña rusa. Pero antes de que tocáramos el suelo, el elevador dio una fuerte sacudida mientras perdía velocidad, hasta que tocamos el suelo con un golpe mucho menos desastroso de lo que habíamos planeado.

— ¿Qué fue eso? –pregunté con el estómago revuelto.

Jack entró por la cabina.

— El sistema automático emergencia, ¿Qué? No estoy tan loco.

— Luego discutiremos tu cordura –afirmó Kevin con el rostro pálido—. Salgamos de aquí.

Will y Paul corrieron las puertas metálicas y todos salimos corriendo de esa caja del terror. Me sorprendí. Habíamos llegado a la planta baja. El lugar seguía como antes, limpio e impecable, excepto por la gran camioneta que se hallaba en medio de la recepción. Sin decir ninguna palabra más, todos corrimos hacia la salida y llegamos hasta la calle. Y sin saber hacia dónde íbamos, nos echamos a correr detrás de Jack.

Cuando ya llevábamos un bien tramo recorrido, dimos vuelta y nos adentramos en una pequeña plaza de la que no había reparado antes, veníamos tan preocupados por aquella bestia que nos seguía, que no había observado con detalle el lugar. Jack nos guio, por un estacionamiento, luego por unos negocios, por un pequeño parque interno, donde se dio el tiempo de sentarse en una banca.

El patio, era cuadrado, pavimentado, pero con varias jardineras llenas de vegetación muerta. En el centro una pequeña fuente apagada. A nuestro alrededor, todos los negocios eran cafeterías y restaurantes, nunca antes había estado ahí.

— ¿Qué demonios hiciste? —preguntó Kevin jadeando.

— Utilice los frenos de emergencia, duh –dijo despreocupado.

— ¿Ahora qué? –preguntó Cari—. ¿Podemos volver al Colegio?

— No –respondió Kevin tajante—. Sin marcha atrás hasta llegar a nuestro objetivo.

— Bueno, ya perdimos más de la mitad del día y no tarda en anochecer. Propongo buscar algo de comida y un lugar donde pasar la noche —respondió Jack—. Seguiremos mañana.

Comida. El asunto de aquella bestia y esos hombres malvados, me había hecho olvidar lo mucho que me moría de hambre. No había comido nada en todo el día.

—Jack...—preguntó Heidy— ¿Quiénes eran esas personas?

— Esas personas, mis queridos amigos, eran los Otros.

Virus Letal I: La InfecciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora