— ¡Corran! —gritó Jack sobre el ruido de los disparos— ¡Son francotiradores! ¡Bernard, sácalos de aquí, llévalos a la playa!
Obedientes, corrimos agachados hacia uno de los edificios más cercanos. Intentamos abrir, pero estaba cerrado. Antes de que alguien más pudiera reaccionar, saqué la pistola que me habían dado esa mañana y dispare hacia la puerta de cristal, que se deshizo en pedazos.
Llegamos a la recepción del edificio, seguro se trataba de un viejo hotel. Pero no tuve tiempo para admirar la construcción con del enfrentamiento detrás de nosotros. Cruzamos corriendo el vestíbulo, hasta llegar a unas escaleras que descendían hacia la playa. Al barajarlas, cruzamos una puerta más y llegamos a un punto en lo alto de la costa. Corrimos colina abajo hacia el mar, pero en medio camino algo nos detuvo: Paul se había caído. Al principio me dio un vuelco al corazón, creí que le habían disparado, pero luego comprendí que simplemente había tropezado.
Me sentí aliviado. Bernard miró hacia arriba verificando que no nos habían perseguido.
— ¡Ah! ¡Nos atacan de nuevo! ¡No nos quieren! –gritó Squirrel alarmado.
— No nos siguen –calmó Jessica.
— ¡Lo logramos! –soltó Heidy emocionada.
— No durará mucho, estamos en campo abierto –afirmó Bernard—. Hay que buscar donde escondernos.
— Alto ahí –dijo una voz conocida.
Nos volvimos. Era uno de los hombres que habían ido a buscarme a Cari y a mí en la furgoneta, luego del accidente en el edificio, hacia dos días.
— Ahora, podemos hacer esto por las buenas o por las malas —dijo, aún con el arma en alto—. ¿Qué hacen aquí? ¿Cuál es su propósito?
Silencio. Nadie respondió.
Me sentía nervioso para responder, echarme a correr, o siquiera recordar que también portaba un arma. Quede en Shock, todos nos quedamos así.
— ¿Con que así quieren hacer esto? —preguntó retóricamente—. Bueno, tal vez esto ayude a motivarlos.
Apuntó el arma hacia Cari. Instantáneamente, Heidy y yo, soltamos un grito ahogado.
— Ja—sonrió—. Bueno, espero que su muerte les sirva de algo, veremos si así hablan. De todas formas, sólo necesito a uno con vida.
Todo ocurrió muy rápido. Demasiado. Al mismo tiempo que nuestro enemigo tiraba del gatillo, Heidy se interponía entre el arma y Cari; yo y Jessica, golpeábamos al asesino, Paul se encargaba de empujarlo y Jack aparecía heroicamente justo a tiempo para derribarlo de un tiro por la espalda. Me giré con la adrenalina al máximo, y pude ver a Heidy, herida en el pecho, sobre el regazo de Cari.
—No, no...esto está mal –se le quebraba la voz a Cari.
— ¡Jack! —lo llamé—. ¡Haz algo!
No se movió. Me miro con expresión sería dándome a entender la realidad: no había nada que hacer, lo hecho, hecho estaba. Me tiré de rodillas en la arena junto a Cari.
— ¡No! —gritaba Cari—. ¿Por qué...?
La pelirroja la calló con gesto.
— Cuando regresaba...al Colegio, y todos oían mi historia —empezó Heidy con voz débil, con la mirada al cielo— ella la chica rara, pero todos me decían heroína. ¿Heroína por haber sobrevivido? No. Eso no me hace una heroína, es lo peor de todo, haber sobrevivido a costa de su vida...de Kate.
— Heidy, no te culpes —dije con un hilo de voz, las lágrimas empezaban a deslizarse por mi mejilla.
— No soy una heroína, no pude salvarla...
— Ahora ya lo eres, ya eres heroína, por salvarme —dijo Cari sollozando.
Heidy permaneció en silencio durante unos minutos, tan tranquila, con la mirada al cielo, que por un momento creí que ya se había ido. Pero entonces, con sus últimos alientos comenzó a cantar.
— If there's no one beside you when you're soul embarks...i'll follow you into the dark...
Cari reconoció la canción casi de inmediato y la acompañó un par de versos. Incluso Squirrel halló la forma de tararear con ellas.
Finalmente, se detuvo. Y a pesar de todo, Heidy sonrió como nunca antes.
— Mi hermana...veo a mi hermana...
Se calló.
No pude aguantar más, y empecé a llorar junto con Cari. No podía creerlo, Heidy había muerto. Aquella chica alegre y pelirroja que solía alegrarnos el día, que solía cantar y cantar; ya no estaba. Se había ido para siempre, y a pesar de haberla conocido tan poco tiempo, me sentí terrible con su partida, todos lo hicimos. Porque era Heidy, y unos cuantos días le eran suficientes para meterse bajo tu piel y volverse entrañable. Ella tenía ese poder, era dulce y gentil, y había muerto víctima de la crueldad de aquella horrible ciudad. Había muerto bajo ese asqueroso cielo rojo. Había muerto, aunque yo le había prometido sacarla de ahí.
No sé cuánto tiempo permanecimos en la arena, junto a su cadáver, llorando su partida; hasta que Jack anunció que teníamos que marcharnos. Cari opuso resistencia pidiendo sepultar a la que había sido su amiga. Yo la apoyé, y logramos convencerlos.
Mientras Paul y yo cavábamos un agujero en la arena, no podía parar de preguntarme si algún día tendría que cavar el suyo, el de Cari, el de mi hermano, el de Jessica... ¿ellos algún día tendrían que cavar el mío? No, cumpliríamos con la misión a la que Heidy se había visto arrastrada, conseguiríamos el equipo y saldríamos de aquella ciudad. Me prometí que nadie más moriría bajo ese cielo naranja.
Finalmente, luego de sepultar a mi amiga, Bernard y Buck consiguieron algunas rocas para colocar un montoncito encima y evitar que sus restos se perdieran en la playa. No pude evitar pensar lo irónico que sería que un come—piedras apareciera y atacara su tumba, a ella le hubiera parecido divertida la idea.
Antes de irnos, Lady se negó a seguirnos, quería permanecer acostada junto a la tumba de Heidy, eso solo nos entristeció más. Y la entendía, no tenía ganas de marcharme, sentía que era lo más cerca de ella que volvería a estar el resto de mi vida. Al final, logramos que avanzara con nosotros y emprendimos nuestro camino por la playa, hacía nuestro objetivo. Antes de abandonar la tumba, solo pude emitir unas últimas palabras: "Lo siento mucho, buen viaje".
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Virus Letal I: La Infección
Ficção CientíficaTodo comenzó cuando a media clase de Historia las explosiones aparecieron por todo el cielo. En un párpadeo, la ciudad ya era caos total con la aparición de un extraño virus que convierte a las personas en...dios, no quiero ni pensar en esa palabra...