Tuvimos que sostener a Jack para evitar que se lanzara sobre el viejo.
— ¡Suéltenme!
— Oye, es mi anciano senil, búscate el tuyo – se enfadó Bernard.
— ¡Él sabe algo! ¡Tiene que saber algo de las bombas!
— Él no te dirá nada —le dijo Bernard—. Y mucho menos, gritándole.
— Está bien —lo soltaron—. Hablemos entonces...
— Desde arriba él le ordena construir un arca – murmuró Squirrel, parecía que tratara de memorizar algo...o quizás de recordarlo.
— ¿Dónde trabajas? —preguntó Jack intentando sonar calmado, pero se le notaba la impaciencia.
El hombre se detuvo, observó a Jack detenidamente, analizándolo. Después de unos minutos, habló.
— ¡Ratas! ¡Sigan las ratas! ¡Cinco, seis, trece, cuarentaicuatro, veintisiete! —gritó con mirada de loco. —. ¡El león está dormido, pero no ha sido vencido! Sálvenos, sálvanos a todos.
— Tranquilo Squirrel, ¿Qué tratas de decirnos? –preguntó Cari gentilmente.
— Desde arriba él nos observa, desde la punta nos asecha con su mirada –escupió—. Le ordena a Noé construir un arca... ¡El león nunca está ciego! ¡Lo ve todo!
— ¡Qué tontería! —estalló Jack—. Este, vendrá con nosotros al Colegio. Será interrogado.
— No suena mal, pero ¿cómo planeas salir de este calabozo? –pregunté.
— No tengo idea —dijo Jack saliendo de la habitación, entonces se dirigió a la zona iluminada. Lo seguimos curiosos.
Al llegar se detuvo con los otros sobrevivientes y empezó a dar vueltas de arriba a abajo, de izquierda a derecha, haciendo gestos pensando en su plan de escape. Nosotros solo lo miramos, esperando a que diera ordenes, pero no hizo nada especial, siguió pensando, paseándose por la sala.
Me sentía frustrado, teníamos todas las respuestas en ese hombre: "Squirrel", pero no podíamos obtenerlas, pues estaba loco, demente. Pero pensar en eso, me hacía preguntarme si, de verdad quería saber las respuestas a varias de mis preguntas. Si de verdad quería saber por qué se creó el virus, porque fue lanzado contra la ciudad... ¿de verdad quería saber?
Pero luego, recordé que estábamos mínimo cinco pisos bajo tierra. Encerrados. ¿Cómo saldríamos? Esta vez no había ascensores, no. Estábamos totalmente perdidos. Entonces, comencé a analizar el lugar en busca de algo que pudiese servir: sillas viejas, una mesa, cajas vacías, bastante cuerda y...eso podría ayudar.
Me acerqué al objeto. Un pequeño tanque de gas. Al parecer estaba lleno, si, si lo estaba. Entonces múltiples planes de escape surgieron en mi cabeza. Podría funcionar.
— Chicos —los llamé, se acercaron—. Creo que se cómo salir de aquí.
Después de mucha discusión, decidimos usar el viejo método.
— ¡Oigan! —gritó Bernard— ¡Caníbales!
Bernard gritaba, justo como habíamos acordado, justo detrás de la gran puerta de acero. Faltó poco tiempo para que una pequeña ventanilla se abriera y se asomaran unos ojos terroríficos.
— ¿Que quieren? —masculló una voz gruesa.
— Tengo que ir al baño —dijo Bernard.
— Pero ahí ya tienes un baño —se quejó el guardia.
— Sí, ahí tengo un baño sin puerta y ahora unas mujeres —empezó Bernard—. Si no puedo cagar con estos animales mirándome todo el tiempo, menos con estas nuevas damas.
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Virus Letal I: La Infección
Science FictionTodo comenzó cuando a media clase de Historia las explosiones aparecieron por todo el cielo. En un párpadeo, la ciudad ya era caos total con la aparición de un extraño virus que convierte a las personas en...dios, no quiero ni pensar en esa palabra...