Me desperté de golpe.
Estaba acostado en una habitación cuadrada de tamaño promedio de paredes blancas. Olía a alcohol medicinal y podía escuchar una máquina pitando según el ritmo de mi corazón. No tardé en sentir un terrible dolor recorrerme por el cuerpo, cuando intenté moverme descubrí que tenía algunas intravenosas en el brazo. No estaba sólo. A mi lado derecho, había un hombre alto y delgado, rubio y de ojos azules, vestía una bata de enfermero; tenía una gran sonrisa de triunfo en su rostro. En sus manos, dos extraños aparatos con forma de plancha, uno de cada lado; desfibriladores con los que seguro acababan de reanimarme. A mi lado izquierdo estaba Cari, se le veía angustiada. Paul parecía que acabara de ver a un fantasma. Jessica tenía una enorme sonrisa en el rostro, al igual que Ion, Jack, Kevin, Will, Bernard y el doctor.
— ¡Esta vivo! —gritó el hombre de la bata dando saltos de alegría—. ¡Les dije que era doctor! ¡Les dije que podría lograrlo! Todos me creyeron loco, ¡pero observen, lo he traído de vuelta a la vida!
El doctor salió de la habitación dando saltos de alegría. Los demás seguían atónitos.
— Bienvenido a la tierra de los vivos —saludo Jack.
— ¿Qué paso? —pregunté confundido.
— Después de la explosión un sobreviviente te disparó. Sangrabas mucho, Will ayudó un poco a estabilizarte...pero creímos que no llegaríamos a tiempo de vuelta al Colegio —explicó Jack.
— ¿Y la camioneta? —pregunté preocupado.
— Esta bien —contestó Jack—. Todos estamos bien.
— ¿Tú te encuentras bien? —me preguntó Ion nervioso—. Cuando supimos que habían huido...
— Estoy bien y lo siento mucho... ¿y mi hermano?
— Ya lo mandé traer... ¿seguro que te sientes bien?
— Si...
— Perfecto, así podré darles su castigo —me interrumpió Ion—. Violaron nuestras órdenes, escaparon, hurtaron suministros y se colaron en una misión exclusiva de Jack. Debería desterrarlos, incluso matarlos. Para fortuna suya, no soy capaz de eso; una semana de limpieza de los baños.
Sonreí aliviado.
— Esta bien. ¿Ya transmitieron la señal?
— No, acabamos de llegar—comentó Bernard—. No tiene ni unos veinte minutos...
— Voy por tu hermano, ya demoró, debe estar durmiendo —anuncio Will y salió del cuarto.
— Mientras que no sea con mi hermana —susurró Jessica en broma, aunque creo que sólo yo escuche.
— Entonces, ¿qué estamos esperando? —los anime.
— A que te recuperes. Hay que anunciar la muerte de Horace y Heidy, presentar a Bernard, decidir qué hacer con el tal Squirrel —contestó Ion.
Al parecer, según el supuesto doctor que no debía tener la edad suficiente para portar un título universitario, había tenido bastante suerte con el disparo. La bala entrada limpia y sin tocar ningún órgano vital, por lo que, en un par de días, me dejaron salir de la enfermería justo para el homenaje a Heidy y Horace. Incluso mencionaron a Buck, Ted y Max, porque, aunque no eran parte del Colegio, habían contribuido en la misión. La ceremonia fue muy triste: nos reunimos todos en el teatro de la escuela, donde so solían hacer las juntas y celebrar los eventos especiales. Una vez todos ahí, paso Ion a decir unas palabras:
— La vida está llena de bienvenidas y despedidas, y los pasados días nos tocó despedir a dos grandes seres humanos, un hombre y una mujer, que murieron por el bienestar de todos nosotros. Ellos sacrificaron mucho, y nunca los olvidaremos, su legado vivirá entre nosotros, como recuerdo de aquellos héroes a los que gracias seguimos aquí. No sólo Horace y Heidy se han marchado, sino también parte de nosotros...
Después varios protocolos, salimos de vuelta al patio. Habían desmantelado los juegos en los que solían divertirse los niños de grados menores, y se había convertido en el nuevo cementerio del Colegio, donde yacían aquellos que habían muerto en la Batalla de Navidad y sucesos anteriores. Sepultamos ahí las pertenencias de Heidy y Horace, al no tener sus cuerpos. Los encargados dispararon de sus rifles al cielo en honor a ellos. Después pusimos las banderas a media asta.
El resto de la semana me la pase poniéndome al corriente: durante nuestra partida había ocurrido otro ataque Servuk, habían llegado un grupo de veinte sobrevivientes nuevos, en los que se hallaban viejos amigos míos como Andy, Ben, Cynthia, Charlie, etc. Poco a poco el Colegio iba creciendo. Otra cosa que no puedo omitir que nos dieron un reconocimiento por nuestras acciones en la misión, y nos dejaron estar presentes al momento de la transmisión de la llamada de auxilio.
La llamada se sería a las 8:00 de la noche, todo estaba preparado, iba camino al estacionamiento, donde estaba camioneta desde la que transmitiría la esperada señal, cuando Jack me detuvo.
— Michael —empezó—. Sé que al principio su compañía me produjo malos presentimientos, le dije a Kevin que sólo empeorarían las cosas, y me siento muy feliz al poder responderle: Te lo dije.
¿A qué venía esto?
— Pero —continuo—. Aun así, me disculpo y te doy las gracias, nos salvaste la vida en más de una ocasión. Tienes talento con los explosivos.
— Claro —reí.
— Bien –dijo y emprendimos la marcha a la camioneta—. ¿Sabes? ¿Has pensado en unirte al equipo de recolectores? Ya tienes experiencia suficiente...
— No lo sé...
— Bueno, piénsalo...igual, yo podría entrenarte...ya sabes, está vez sin servuks a punto de matarnos...
Jack entró a la camioneta sin pensarlo, yo me detuve afuera un momento. Me plante enfrente a ella, pensando en lo que había dicho Heidy. ¿Realmente se acercaba algo grande? ¿Funcionaría la llamada? Sólo había una forma de descubrirlo, así que me preparé y entré con el resto.
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Virus Letal I: La Infección
Science FictionTodo comenzó cuando a media clase de Historia las explosiones aparecieron por todo el cielo. En un párpadeo, la ciudad ya era caos total con la aparición de un extraño virus que convierte a las personas en...dios, no quiero ni pensar en esa palabra...