Capítulo 16: "¡Eureka!"

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 Todo era un desastre, a lo largo del Colegio había vidrios rotos y hasta pequeños incendios, decenas de cadáveres por todas partes. Algunos festejaban mientras otros lloraban a sus amigos fallecidos. Lo peor fue cuando salieron las personas de los refugios, se escucharon gritos de terror y de tristeza al recibir las malas noticias. Caminaba el patio principal con Jack, Bob y Jeff, cuando vi a Cari y a Paul entre la multitud. Ambos corrieron a abrazarme.

— ¿Dónde estabas? –preguntó Cari alterada—. De pronto habías desaparecido.

— Larga historia –respondí.

— Nos tenías preocupados –añadió Paul.

Ion, Jessica y Heidy llegaron con nosotros.

— Lo lograron –exclamó sorprendido el Führer.

— ¿No creías que lo haríamos? –preguntó Jack.

Ion rio.

— Tu chico se lució –Jack me dio un codazo.

— ¡Ion! – Kevin apareció corriendo.

— Amigo, que bueno verte –lo saludó.

— Si, parece que al menos nosotros lo logramos –dijo sin mucho ánimo.

— ¿Cuáles son las bajas? –preguntó Ion.

— Hasta ahora contamos veintisiete muertos, y nueve que aún no aparecen.

— Mierda –soltó Ion mientras apretaba los puños—. Entierren a los muertos en el patio, con los otros. Que Will se encargué de quemar a los servuks.

La reunión se apagó con un silencio incómodo.

— ¿Cómo entraron? –preguntó Heidy.

— La red eléctrica no estable, no lo suficiente para tanta música y luces –respondió Bob—. Se apagaron las cercas eléctricas e ingresaron...

— ¿Tantos servuks? –preguntó Cari—. ¿Cómo?

Ya sabía la respuesta y me dio un vuelco al corazón al darme cuenta de que había sido nuestra culpa.

— Esta estúpida fiesta –se quejó Jeff—. Demasiado ruido, demasiadas luces.

— No debimos festejar nada –murmuró Kevin.

— No, no debimos –Ion miró al suelo frustrado.

Yo me sentí incómodo, como si todas las miradas se postraran sobre mí y mis amigos, nosotros mismos habíamos convencido a Ion de realizar alguna clase de evento. Él se había negado justificándose con posibles escenarios como el que acababa de ocurrir, y nosotros lo ignoramos y seguimos insistiendo. Ahora, toda esa sangre corría por nuestras manos. Vi como el rostro de Jessica empalidecía al ser la autora de la idea original.

— O lo hubiéramos hecho –contrapuso Jeff—. Pero sin tanto alboroto, la fiesta llama demasiado la atención. Es como lanzar una bengala y decir: "Hey, aquí estamos, vengan a comernos".

— Como sea, ya se terminó y ganamos –Jack trató de verle el lado bueno.

— Eso es –soltó Bob.

— ¿Qué? –preguntó Paul.

— ¡Eso es! ¡Lo tengo!

— ¿Qué tienes? –preguntó Kevin.

— Podría ser...—dijo el chico para sí—. Pero no estoy seguro...

— Habla de una buena vez o te golpeo –lo amenazó Jack.

— Creo que se cómo salir de la isla. 

Virus Letal I: La InfecciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora