Capítulo 39: "Níger"

17K 1.1K 103
                                    

Frente al cristal, en una silla giratoria de oficina, había un sujeto sentado. Nos sonrió como si ya esperara nuestra llegada. Entonces entendimos que se trataba de otra emboscada, era una trampa. Todos dimos media vuelta e intentamos salir corriendo por donde venimos, pero dos chicos armados y de enorme estatura, con varios tatuajes bastante intimidantes, aparecieron de la nada y nos bloquearon el paso. Estábamos perdidos.

— Los estaba esperando —dijo sonrió de oreja a oreja.

Mi mirada se quedó clavada en los ojos bicolores del sujeto, nunca antes había visto algo así: una extraña combinación de azul y verde hacían que parecieran dos rostros completamente distintos, separados únicamente por la nariz. No tardé en deducir que uno de ellos sería de vidrio, el azul, aquél que era atravesado por una larga cicatriz que le a la sien. Eso hizo que su roja cabellera y su piel pálida pasaran desapercibidas. No era mucho mayor que nosotros, debía tener unos veinte años.

— ¿Te conozco? —cuestionó Jack.

— No, pero yo a ustedes si—su voz comenzó a sonar más normal—. O bueno, he oído hablar mucho de ustedes.

— ¿Como? —pregunté

El hombre río.

— Mi gente lleva tiempo siguiéndoles el rastro —reveló—. Hemos tenido demasiados roces en el pasado como para no preocuparnos por que se internaran en nuestro territorio.

— ¿Quién eres? –preguntó Cari.

— Ah, mis modales, como lo siento. Pueden llamarme Níger actualmente, dirijo la prisión...o lo que queda de ella.

— Dorian dirige la prisión –recordó Kevin.

Los guardias rieron.

— ¿Dorian? –Níger pareció ofendido—. Ese bastardo...olvídenlo, no tendrán que preocuparse por él...cualquier asunto con la prisión, se resuelve conmigo de ahora en adelante. Como sea, ¿qué hace un equipo del Colegio en nuestro territorio?

— ¿Su territorio? ¡La prisión está del otro lado de la ciudad! –se quejó Paul.

— Bueno, como dije, no queda mucho de ella –rio—. Pero ya, en serio, ¿Vienen a destruirnos?

— ¿Destruirlos? –preguntó Jack—. ¡Ustedes nos atacaron primero!

Níger se contuvo.

— Mis amigos, entiendo profundamente sus sentimientos, la Infección dejó un desastre en la ciudad. Aún a la fecha me cuesta entender lo sucedido, siento mucho lo que pasó y les prometo que...

— Murió gente y nos dejaron sin nada –gruñó Kevin—. Nos costó recuperarnos.

La sonrisa de Níger desapareció, parecía incómodo con la conversación.

— Yo también he perdido gente en estos enfrentamientos sin sentido. Y nada me gustaría más que iniciar diplomacia entre ambos grupos...a decir verdad, no somos muy diferentes.

— Nosotros no somos criminales –atacó Will.

Níger apretó el puño, el comentario no le hizo ninguna gracia.

— ¿Te crees mejor que nosotros?

Suspiró.

— No desperdiciemos esta oportunidad. Es decir, debo admitir que me ayudaron mucho acabando con esos caníbales de la zona hotelera. Hace días envíe a varios a encargos importantes, y se perdieron por la zona. Pero ahora que ustedes ya la han asegurado por nosotros...en fin, negociemos la paz.

Observé que Jack le hacía extrañas señas a Kevin que no pude reconocer.

— Terry, ¿puedes traernos algo de beber? —le preguntó a uno de sus guardias, este asintió y salió al pasillo.

Virus Letal I: La InfecciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora