Recién llegado. Parte 1

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Chicos, cuando la tía Eva empezó el trabajo de parto, José estaba en un lugar algo inconveniente: en Mar del Plata, con Genie y yo, y borracho hasta el punto de decir colores en medio de sus frases.

—Él bebe amarillo está por venir. Voy a rojo ser papa. Tenemos azul que ir al verde hospital.

—Ok, ok —dije—Tenemos que esperar cuatro horas para que nos den el auto. Además, ninguno está en condiciones de manejar. Entonces, auto no.

—¡Ya se!—dijo Genie—Pidamos un taxi hasta la estación de trenes.

—Sí, ya los quiero ver consiguiendo un taxi—dijo un hombre, detrás de nosotros—Es imposible por esta gran cosa.

Chicos, les juro que no puedo recordar que era esa gran cosa que sucedía en Mar del Plata ese fin de semana. ¿Era un partido de la Copa Argentina? No, era un festival de cine. ¿Desfile de modas? Nah, no me acuerdo.

—¡Estamos varados en Mar del Plata!—dijimos Genie y yo.

—¡Estamos fucsia varados negro en verde Mar del Plata!—dijo José.

Mientras tanto, Fiorella y Simón, después de regresar en taxi, fueron directamente al departamento, donde Eva estaba sentada en el sofá y respirando agitadamente.

—Ok, Eva, tenemos que estar tranquilos—dijo el rubio—Todo está bien. Solamente pasa que estamos solos, no sabemos qué hacer y no tengo cambio por si necesitamos otro taxi. ¡Estamos perdidos! ¡Ese bebe está condenado!

—Ya me siento más calmada.

—¡Tenemos que ir al hospital!

—No puedo ir todavía. La doctora Andrea dijo que no me dejaran internarme hasta que las contracciones sean cada cuatro minutos.

—Joya—dijo Fiorella—Pero si no llegas con el tiempo, tengo varios videos en Youtube que explican cómo ser una partera en diez minutos. Además, tienen fotos bastante asquerosas que hacen que me de asco mi entrepierna. De todas formas...

—Bue, basta. ¡No vas a experimentar conmigo!

—No te hagas drama, Eva. Algunos sabemos lo que una chica realmente necesita en un momento como este—dijo el rubio, mirando su celular.

—Eso es porno.

—¿Te tranquiliza?

—¡No! Lo que necesito es distraerme del dolor. Contame una historia.

—¿Cuál?—dijo Fiorella.

—No me importa, cualquiera.

—¿Qué te parece el peor viaje en taxi?

Esa historia se refiere a una vez que Simón y Fiorella regresaban de una cita en taxi. Cuando el vehículo se detuvo en un semáforo, uno de los tantos personajes que limpian los vidrios y piden monedas hizo lo propio con el parabrisas del taxi. El taxista se negó a pagar y el limpiador lo invito a pelear.

Como conclusión, el limpiador gano y se subió al auto, conduciéndolo un par de cuadras antes de chocar contra un poste de luz.

—No te preocupes, José—dije—Soy tu mejor amigo y voy a llevarte de regreso a Buenos Aires o moriré en el intento.

—Ya te podes ir muriendo—dijo Genie.

—¡No! Miren, tengo un plan. Todo lo que tenemos que hacer es ganar ese cero kilómetro. Y sé exactamente cómo hacerlo.

Entonces los tres nos sentamos en las máquinas tragamonedas y empeñamos todo lo que teníamos para tratar de ganar el premio mayor y, con eso, el auto. A pesar de que intentábamos, parecíamos no tener suerte y nuestros bolsillos cada vez eran más flacos.

How I met your motherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora