La chance

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—Bueno, tengo otra—dijo José. Acababa de entrar al Bar con una enorme caja, algo sucia, y la puso sobre la barra.

—¿Ahora sos ciruja?—dijo Genie.

—No—dije—José encontró el depósito donde Eva tira sus porquerías

—Ey—dijo José.

—Y también preciosos recuerdos. ¿Ok?

—Gracias. ¡Pero son tesoros posta! Miren, ¡un pedazo del Power Ranger rojo! Y un viejo diccionario de anatomía

—¿Para qué tenías eso?—dijo Genie.

—Lo use mucho en mi adolescencia. Gracias a esta preciosura llegue a develar muchos misterios sobre las mujeres.

—Wow. ¿Fuiste virgen mucho tiempo, no?

Mientras Genie se reía de José, mi celular comenzó a sonar.

—¿Hola?—dije, contestando.

—¿Hola? ¿Hola? ¿Juan Del Totro?

—Sí, soy yo.

—No hay nadie marcando.

—¿Cómo?

—No hay nadie marcando.

—¡No hay nadie marcando!—dije, luego de cortar la llamada.

José le dio un nervioso puñetazo a la caja y luego se puso de pie.

—¿¡Y que estas esperando!? ¡Apúrate!

—Yo....¡Me voy!

—¡Dale, Juan! ¡Dale!—dijo José, mientras yo atravesaba la puerta corriendo.

A poco de salir, me encontré con Fiorella, quien intentaba entrar al Bar.

—¡Fio! ¡Nadie está marcando!

—¿¡Eh!? ¡Move esas patitas!

—¡Eso hago!

—¡Dale, Juan! ¡Dale!

Y seguí corriendo. Chicos, no quiero mentir, pero creo que hice esas diez cuadras y dos metros en menos de dos minutos. Hasta que llegue a la puerta del edificio, desde donde salía una hermosa chica.

—¿Juan?

—¡Hola!

—Hola

—Nati—dije resoplando—Solamente estaba...corriendo. Eh, ¿cómo estás?

—Todo bien, creo. En realidad no, no estoy bien. Recién corte con mi novio.

—Uh, no me lo imaginaba. Lo lamento.

—No pasa nada.

—¿Queres salir esta noche?

—Si. Dale.

Luego de eso, regrese al Bar.

—Por favor, decime que diste el pase mientras estaba sin marca—dijo José.

—¡Pase al pie!

—¡Vamos carajo!—dijo Fiorella.

—¿Qué les pasa?—dijo Genie—¿Qué es eso del pase?

—¿Viste que todos tienen a ese chico o esa chica con la que, no importa lo que pase, siempre lo recuerdas siendo perfecto para vos?

—Ricky Martin—dijo la rubia.

—Eva—dijo José.

—Esa morocha de por haya—dijo Simón.

—Bueno, esa chica para mí era y todavía es...Natalia Russo.

How I met your motherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora