La chica de la television

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El año 2035

—Chicos voy a contarles una historia maravillosa—dije—La historia de como conocí a su madre.

—¿Esto es porque hoy no hay fútbol?—dijo mi hijo.

—No

 —Pa—dijo mi hija—¿Va a durar mucho esto?

—Si. Hace 23 años, antes de ser su padre, llevaba una vida distinta. En realidad no tanto, porque vivía en Buenos Aires, como ahora, pero trabajaba en el Banco. Y una noche...

El año 2013

—Tenemos que hacer esto todos los días—dijo Simón.

—Es un lunes por la noche y ya llevamos tres cervezas cada uno—dije—Estoy pensando a creer que tenemos un problema.

—Sí, que se están terminando—dijo José—¡Luigi, otra ronda!

Para efectos prácticos, les diré que Luigi era el dueño del bar. En realidad el dueño era un italiano senil que vivía en la planta alta. A veces le escondíamos las pastillas y el viejo se paseaba desnudo por la barra. No le digan a su mama, por favor. ¿Por qué empecé con eso? ¡Ah, sí! Como era un bar de dueño italiano, al bar tender le pusimos Luigi. Era un personaje de un juego de video llamado Mario Bros. Búsquenlo en la biblioteca, es un clásico.

—El único problema es que son las once de la noche y no he encarado ninguna mina—dijo Simón, girando la cabeza y recorriendo con su vista, casi de halcón, todo el bar a su alrededor.

—Corrección, encaraste y rebotaste con todas.

—Corrección, anda a cagar.

—Una ronda más y nos vamos—dijo José—O hasta las once y media. No quiero tener sueño mañana en el trabajo.

—Te fui a ver tres veces—dije—Y en todas estabas durmiendo. No creo que te moleste tanto.

—Sí, pero esa era una siesta por placer no por necesidad. Lo peor es dormir con sueño.

—Eso no tiene sentido.

—Es como comer con hambre—dijo Simón.

—O bañarse porque hace calor—acoto José

—O...

—¡Ya entendí! Pero tenes razón. Los dos tenemos que trabajar mañana. No puedo volver a llegar tarde.

—De la misma forma que yo voy a dormir en el trabajo, vos vas a llegar tarde. Es una ley. No podemos escapar.

—Es verdad. ¡Salud!

Los tres chocamos nuestros vasos y hasta derramamos un poco de cerveza sobre la mesa, creando un pequeño lago. El lago cebada, si lo conocen. Ah, no tomen hasta que no sean mayores de edad.

—Ah, miren quien llego—dijo Simón.

—Perdonen por llegar tarde—dijo Fiorella.

Sí, su tía Fiore. Verán, en esa época se había puesto de moda teñirse algunos mechones de colores estridentes. Su tía había elegido quitarle clase a su pelo castaño y se pintarrajeo varios mechones color fucsia claro que brotaban desde su frente, bordeaban por detrás de su oreja y caían por su espalda y se perdían en el horizonte visible. No crean que voy a mirar raro a su tía. Ahora que me acuerdo, no estoy seguro de que estuviera de moda. Creo que su tía tenía una crisis de edad.

—No importa—dije—Recién vamos por la tercera ronda. ¿Qué te demoro?

—Nada—dijo Fiorella sentándose frente a mí—Solamente no quería venir. Mas sabiendo que iba a estar él.

How I met your motherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora