Actúa normal

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Para Fiorella y Simón el tiempo y el mundo se habían detenido mientras se besaban y nada más importaba. Pero, cuando apartaron sus labios, este volvió a correr a toda marcha. Y eso los asustó.

—¿Qué acabamos de hacer?

—Intercambiamos saliva con nuestras lenguas. Quizás lo conozcas como beso.

—¡No te puedo creer! Soy una persona terrible. Estoy engañando a Federico, el tipo más bueno del mundo.

—Che, no te pongas mal. Los dos hicimos cagadas. Yo estoy engañando a Sabrina—de repente, el rubio abrió sus ojos y se llevó las manos a la cabeza—¡Estoy engañando a Sabrina! ¿Cómo le pude hacer eso? ¿Qué vamos a hacer?

—No sé pero, déjame preguntarte algo. ¿Esto significo algo?

—Obvio que sí.

—¡No! ¡No pudo haber significado algo!

—Obvio que no.

—¿¡Como podes decir que no significo nada!?

—¡Me estas confundiendo, mujer!

—Vos estas con Sabrina y yo con Federico y....¿Que hacemos debajo de la lluvia? Me voy a enfermar. Tengo que irme.

—Espera. ¿Qué les vamos a decir?

—¿Eh? Nada. Fue un momento de debilidad y nos besamos. Ni hay ninguna razón para dañar a más gente contándoles.

—¿Queres que mienta?

—¿Me estas juzgando?

—No. Es que soy muy bueno mintiendo.

—¡Uh! Che, me había olvidado. Tenemos esa cena en el Foro de Inversión pasado mañana. ¡Íbamos a ir los cuatro juntos!

—Ok. Tengo una idea genial, que solucionara todos nuestros problemas de una forma madura y civilizada.

—¿Cuál es?

—No vayamos.

—¡Boludo! Solamente quiero olvidar esto que paso rápido. Tenemos que ir y hacer de cuenta que esto nunca pasó. Quiero decir, solamente son un par de horas en el Teatro Colon. ¿Qué puede malir sal?

—Eso fue lo primero en salir mal.

Chicos, como ellos tenían sus planes, el resto del grupo también. José y yo habíamos conseguido unas entradas para un concierto de reggae en la cancha de Vélez. Aunque no nos gustaba particularmente ese estilo de música, si había algo que nos encantaba:

—¡Brownies de mar...!

No, no eran de marihuana, que ustedes nunca deben probar porque las drogas son malas. Eran brownies de...de...eh...

—....marmolado! ¡Chocolate marmolado!

—Bueno, como futuros padres—dijo Eva—No vamos a comprar esos brownies.

—Si—dijo José—¿Cómo podes siquiera pensar en algo así? Y devolveme mis 200 pesos.

—¿No queres brownies? José, es un concierto. Siempre comemos brownies en un concierto.

—Lo siento, pero prometí ser responsable.

A las dos horas, después de pasar a buscar a Genie, fuimos los cuatro al concierto.

—Dale, comamos unos antes de que lleguen las chicas—dije, mientras nos ubicábamos en nuestros asientos.

—No viejo, creo que te lo deje claro.

How I met your motherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora