Serás mía

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Por la noche toda la residencia se puso de fiesta. Desde mi habitación podía escuchar la música, sus gritos y como pasaban de un lado a otro continuamente. Intentaba preparar un trabajo, pero con todo este ruido, era imposible poder hacer nada. Dejé los libros sobre la mesa y me tiré sobre la cama. Cuando de repente mi barriga empezó a sonar, pidiéndome algo de comer. Perezosa me levanté, cogí una sudadera y salí de la habitación para ir a por algo de comer en la cafetería, que por suerte estaba abierta. Pasé entre toda la gente, donde la mayoría esta borracha o casi en límite. Cuando llegué a la cafetería me cogí un rico cruasán de chocolate, cuando vi sentado en una de las mesas a ese rubio. Parecía...¿dormido? Me acerqué a él despacio y le moví.

-Samuel.

-¿Hum?¿Alena?-Se levantó y se arregló el pelo.-Tú también vienes a comer algo.

-¿Estabas durmiendo aquí?

-No, solo estaba descansando un poco. No podía hacer mi trabajo así que me vine aquí para apartarme de los gritos. Solo me generan dolor de cabeza.

-Te comprendo, es algo molesto. Yo también estaba haciendo mis trabajos.

-Mi compañero ha montado su propia fiesta en mi habitación, y la verdad es que prefiero trabajar aquí, a volver ahí dentro.

-Yo estoy sola en mi habitación, la música se escucha igual, pero no tanto como en la primera planta. Si quieres puedes venir y acabar tu trabajo allí.

-¿De verdad puedo?

-Claro, supongo que somos los únicos que no estamos de fiesta, así que...

-Te lo agradezco muchísimo. Iré a recoger mis cosas e iré a...

-Habitación 216, la puerta está abierta.

-Me has salvado, muchas gracias. *Soy un maldito genio, su nombre y su habitación en el mismo día. Ella es mía.*

Samuel fue a buscar sus cosas a su habitación, dónde estaba William y Jack hablando.

-¡Hola chicos!

-Sam, pensé que estabas en la fiesta de Ryan.

-Sí, pero tengo una cita, nos vemos por la mañana Will, Jack.-Recogió su mochila y fue a la puerta.

-¡Qué te lo pases bien con esa chica!

-*Y tanto que me lo voy a pasar bien...*

Fue hasta la habitación que Alena le dijo y entró. La vio sentada en la cama con el móvil y él se acercó a ella.

-Ya estoy aquí.

-Puedes sentarte en mi escritorio, es ese de ahí.

-Eres muy amable, para solo habernos conocido esta tarde.

-Todos me dicen que soy demasiado amable, solo dependiendo de la persona que tenga delante.

-Entonces me considero afortunado.-Dejó sus cosas en la mesa y yo tenía que hacer la pregunta que me daba curiosidad desde hace rato.

-¿Quién es tu compañero de habitación?

-Es William...-Bajé la cabeza. -Por favor, no te acerques a él demasiado, no es de fiar.

-¿Entonces porqué eres su amigo?

-Lo conozco desde hace años, de niños hicimos una promesa, y por eso estoy "atado" a él.

-Debe de ser duro tener que soportarlo. Eres diferente a tu grupo de amigos, parece que tú tienes algo de respeto hacia los demás.

-Pocas personas conocen como soy realmente, tal vez te sorprenda. Supongo que una chica tan encantadora como tú, ya debe tener novio.

Chicos MalosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora