Una vez más volví a su casa, yo me quedé allí y Will fue a buscar mis cosas. Se tomaba muchas molestias por mí, no pensé que Daniel lo supiera, la verdad es que agradecía mucho que él apareciera allí. Le había visto tirarle al suelo, y en menos de un segundo la expresión de Dani cambió de una enfadada a una...asustada. No sé que le habrá dicho, pero parecía que había funcionado perfectamente. Media hora después, escuché la puerta abrirse y apareció él con uno de mis bolsos del gimnasio.
-¿Cómo has conseguido mis cosas?
-Me encontré con tu amiga Liz, y le expliqué un poco lo que pasó. Parece que también le hablaste de mí.
-Es mi mejor amiga, no puedo ocultarle nada. Muchas gracias por todo, Will.
-No me las des.
Me besó y me senté en el respaldo del sofá. Le acerqué más a mí y él cogió mis piernas y las entrelacé detrás de su cintura. Puse las manos detrás de su cuello y enredé su pelo entre mis dedos. Estuvimos un rato así, y después nos tumbamos en el sofá. Me estaba subiendo la camiseta, cuando de repente llamaron a su móvil. Lo cogió y miró quién era.
-Dame un segundo.-Se levantó y fue a contestar.
Narra William:
Siempre llaman en el mejor momento, como los odiaba. Me alejé lo suficiente de ella y contesté, muy desagradablemente.
-¿Qué quieres ahora? Tsk...está bien, dadme 10 minutos.-Colgué y volví con ella.
-Parece que te llaman todo el tiempo.
-Pueden ser muy molestos...el vuelo de su hermano se ha adelantado, estaré aquí lo más pronto posible.-Cogí la chaqueta, el móvil, las llaves y la cartera, y le di un beso a Lena.
-Claro, nos vemos.
-Adiós, preciosa. -Salí de casa y bajé hasta el recibidor, donde vi a Ryan y a Sam apoyados en la pared, esperándome. -Espero que sea rápido.
-Tranquilo Will, solo es darle unas cosas a Marcus. El coche está aparcado el la acera de enfrente, y los demás nos esperan.
-¿Por qué tanta prisa por volver?¿Tienes a alguien esperando arriba o qué?-Sam me dio un codazo y se puso a mi lado.
-Pues sí, y me gustaría pasarme el resto del día con ella.
-¿Y quién es?¿Alguna que hayas conocido en una fiesta?
-No, es aquella chica de la otra vez, Alena.
-¿La has secuestrado?-Salimos del edificio y enseguida Sam saltó sorprendido. -*Alena, esta vez no te escaparás.*
-¿Qué dices, mocoso? Es mi novia, estamos saliendo juntos.
-¿Quién lo diría? EL frío y sádico William, con novia...eso es algo que no se ve todos los días.
-Lo que vosotros digáis.
-¿Ella sabe algo de tu verdadero trabajo?
-No, no le he dicho nada. No quiero asustarla y mucho menos que se preocupe, es mejor que no sepa nada.
-¿Qué le has dicho entonces para explicarle, porqué tantos lujos?
-Solo dije que son cosas del trabajo, no me ha preguntada nada más, y es mejor que solo quede ahí. Así que tened cuidado cuando habléis con ella.
-Está bien, ¿pero estás seguro de que no la tienes atada en contra de su voluntad?
-Realmente me estás cansando, mocoso.
Nos subimos al coche, y allí ya estaban Jack y Tobi esperándonos para irnos. Nos subimos atrás y arrancaron. Fuimos hasta las afueras de la ciudad, y paramos en un pub de mala muerte en medio de la nada. Pero donde al menos, la policía no estaba. Salimos del coche y Ryan abrió el maletero. Dentro había tres maletines metálicos, Jack, Sam y yo cogimos uno cada uno y entramos por la parte de atrás. El típico club de borrachos que había en todas las afueras de todas las ciudades. Mucho humo, mujeres medio desnudas, y tíos miserables. Lo típico... Fuimos hasta la parte de atrás del local, donde había dos hombres, que a simple vista eran unos puertas.
-¿Quiénes sois?
-Soy Ryan Bayron y vengo a ver a mi tío, para entregarle lo que pidió.
-Déjadlos pasar, los conozco.
Un hombre de gafas, de aspecto bastante formal, apareció detrás de esos dos, y enseguida nos dejaron pasar. Entramos en un despacho, donde no se escuchaba el ruido de fuera, lo cual agradecía. En el centro de la habitación había un escritorio, con algunos papeles, y en frente de él un hombre de pelo negro, de unos 40 años y de aspecto intimidante.
-Tu hijo y los demás han llegado.
-¿Hum? -Levantó la cabeza y nos vio. Tobi era su hijo, y Ryan su sobrino. Aunque Tobi y él para nada tenían una relación padre e hijo. Más bien odiaba mucho a Marcus, pero no podía negarse a trabajar para su padre, al igual que su sobrino. -Veamos que me habéis traído.
Dejamos los maletines encima de la mesa y los abrimos. Dentro había tres armas de las grandes, con la munición correspondiente a cada una de ellas. Se levantó, cogió uno y la probó.
-Vaya, ¿de dónde habéis sacado estos juguetes?
-Son de las mejores, vienen directamente de Rusia.
-Jack y Max tienen sus contactos en el aeropuerto. Ha sido fácil pasarlas por la aduana. ¿Quieres algo más?
-No, hasta el momento... Aquí tenéis vuestro dinero. -Cogió otro maletín, un poco más pequeño, del cajón de su escritorio y me lo dio a mí. -Ryan, estaré unos días fuera. Cuídame bien la casa, ¿vale?
-Claro. Venga vámonos. -Salimos de allí lo más rápido posible y volvimos al coche. -¿Te llevábamos a tu casa, William?
-Por supuesto, no quiero tardar más tiempo.
-¿Qué os parece si montamos una fiesta, aprovechando que mi tío no estará...para verla de nuevo? Ya que ahora es tu novia, nos la tendrás que presentar oficialmente, ¿no?
-Por mí bien.
-Claro, ¿cuándo sería?
-El Martes a las nueve, en la piscina. Solo nosotros, Sophie y Max.
Mientras tanto en la parte de atrás del coche, estaban sentados Jack y Sam, que estaban hablando en voz baja.
-¿Puedes conseguirme unas cosas?
-Claro, ¿qué es lo que quieres?
-Algo para dejar fuera de juego a William y algo fuerte para ella.
-¿Sigues con eso?
-No me gusta dejar las cosas a medias, yo también tendré que divertirme, ¿no?-Sonrió por lo bajo y planeó su nuevo juego.
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Chicos Malos
Romance¿Qué pasaría si el chico más molesto, creído y el mayor acosador de la historia, te acabara enamorando? Alena solo quería una vida universitaria tranquila y relajada con sus amigos, pero con él todo serán problemas y peligros.