¿Dónde estás?

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Cuando bajé por la mañana al salón, esperé verle, pero no le vi tampoco.

-¿William no está aquí?

-No ha vuelto, desde anoche. ¿No te ha llamado?

-He intentado llamarle varias veces, pero no me contesta. ¿Estará bien, no?-Les pregunté algo preocupada.

-Tranquila, solo querrá estar solo para pensar, ya verás como estará de vuelta pronto.

La verdad es que hoy me sentía con muchos ánimos, después de lo que pasó anoche... pero aún así no entendía porqué estaría tan enfadado con Sam, ¿qué le habrá pasado?

Después de desayunar, Ryan me llevó hasta el centro, donde quedamos con Sam y Jack.

-Hey, hola pequeña.

-Hola Sam.

Me fijé en las marcas que tenía en la cara. Después de todo era verdad, Will vino con las manos así porque le había pegado una paliza. Intenté no decir nada, no quería meterme en medio de los problemas.

-Bueno...pues ya sabes lo que tienes que hacer, y a las tres te vienes de vuelta. Llámame. Jack, nosotros nos vamos a comprar unas cosas.

-Sí, adiós rubia.

-Adiós.

-¿Cómo has conseguido que el enano la dejara ir?

-No lo he hecho, anoche se fue y todavía sigue desaparecido. Si Alena está cerca de Sam, no intentará hacer nada.

-¿Cómo estás tan seguro de eso?

-No creo que Alena quiera descubrir como es realmente William, ya se asustó cuando le dijo su trabajo. Si sabe como es él, entonces es seguro que jamás vuelvan juntos. Por eso no intentará hacer nada delante de ella.

Nos quedamos solos, los dos, y la verdad es que para mí era algo incómodo. Primero porque la última vez que nos vimos, había salido corriendo porque me había besado, y la segunda porque me sentía culpable de lo que le pasó.

-Ven, tengo algo preparado para hoy.

-¿Qué va a ser?

-¿Te gusta el Arte?

-¿Hum? Sí... me parece interesante.

-Entonces no habrá problemas, vamos a ver una exposición de pijos. Será divertido. Pero para eso vamos a necesitar cambiarnos. -Fuimos a su casa, esta sería la primera vez que la vería, y la verdad es que era muy acogedora. No era tan lujosa como la de Will o Ryan, pero igual de bonita. -Tienes ropa en esa habitación, Sophie me ha ayudado un poco. Yo también tengo que cambiarme.

-Vale...nos vemos.

Fui hasta la habitación y resultó ser la suya. Había un vestido blanco en la cama, y cuando lo vi, entendía a que clase de sitio iríamos. No era vestido simple, estaba adornado con pedrería, barato no era. También había unos tacones grises, unas gafas de sol y una chaqueta de lana.

Me vestí y cuando me miré en el espejo, la verdad es que me sentaba muy bien. Estaba tan acostumbrada a ir con vestido y tacones, que añoraba esto un poco. Me desaté el pelo y cogí la chaqueta. Cuando salí, le vi en el pasillo vestido con una americana negra, pantalones negros, y una camisa azul.

-¿Qué tal?-Me miró y me sonrió.

-Perfecto, ya podemos irnos. -Salimos de casa, pero antes de seguir me paró. -Espera el colgante, te delata un poco.

-¿Hum? Ah, sí...-Me lo quité y se lo di para que lo guardara. Fuimos hasta un edificio, donde sería la exposición y cuando entramos, vimos a varias personas vestidas de traje y elegantes.

Chicos MalosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora