Intento de Asesinato

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-Ya tengo ganas de probar la piscina, voy a cambiarme.

-El baño está allí, aquí te espero.

Me desabroché la sudadera y me quité los tenis. Espero que Ren esté bien, se lo tuve que dejar a... mi padre. Como le haga algo, lo pagará caro. Ayer vino a mi casa, otra vez de sorpresa, y me recordó que iba a hacer con Ren, y él se ofreció a ocuparse de él hoy. Si se pone violento no es mi culpa.

Cuando escuché la puerta abrirse, me di la vuelta y me quedé muy impresionado al verla con ese biquini rojo tan sexy.

-Ya estoy lista, ¿vamos?

-Claro. -En la piscina dejamos la toalla y el móvil en la tumbona, y nos metimos en el agua. -Creo que ya he conseguido convencerte, ¿no?

-Cuando te dije aquello, no pensé que se te ocurriría una locura así. Te has pasado.

-Dijiste que tenía que ser algo grande y sorprendente, y creo que esto es perfecto, ¿no? -Se acercó a mí, y pasó sus manos por detrás de mi cuello.

-No tenías porqué haberte molestado tanto, pero ya que estamos aquí, vamos a disfrutar. -Nos íbamos a besar, cuando de repente su móvil comenzó a sonar. Se separó y salió de la piscina.-Es importante, tengo que cogerlo. ¿Por qué no vas a traer algo de beber?

-Sí...

Salí de la piscina, cogí la sudadera y fui adentro para coger unas cervezas. Cuando volví a la piscina, ella ya no estaba allí. Dejé las cervezas en la mesa y fui a buscarla, hasta que la encontré en la habitación, sentada en la cama.

-Hola Liam...

-¿Estás bien?

-Sí, se me olvidó una cosa y vine a buscarla. Por cierto...hay algo que me da mucha curiosidad, eso que te tomas tú, ¿de verdad funciona?

-¿Por qué preguntas eso?

-Bueno, pues... -se levantó y se acercó a mí. -Ya que vamos a estar aquí 24 horas, ¿qué es mejor que pasar el tiempo jugando, sin parar? Es un desperdicio quedarnos dormidos, cuando podemos hacer muchas cosas. Déjame probar una.

-No creo que sea buena idea...es un poco fuerte, además solo tengo una y...

-Venga, ¿acaso no te gusta mi idea?

-Sí, si que me gusta, más bien me parece fantástica, pero...

-Solo será una vez, por probar. Di que sí, porfa.

-Por una vez no creo que pase nada. Está bien...-Cogí mi mochila y saqué la cápsula, creo que puedo aguantar sin tomarla mañana, menos mal que traje las pastillas para el dolor de cabeza. -Extiende el brazo.

-¿Va a doler?

-No, no se siente nada, tranquila. ¿Estás segura?

-Sí, hazlo. -Se lo inyecté en el brazo, y todo el líquido azul desapareció. Cuando dejé la cápsula en el brazo, de repente me cogió la mano y nos metimos en el baño. -Vamos a comprobar si eres de las personas que se ven mucho mejor sin ropa.

-Y yo que creía que quería ir despacio. -Me quité la sudadera y la tiré al suelo. La cogí por la cintura, la levanté y la senté encima de la encimera.

-¿Yo?¿Despacio? Yo no hago esperar tanto, además...¿sabes a qué me refería con grande y sorprendente? -Agarró el borde de mi bañador y me mordió el labio.

-¿Sauna o Jacuzzi?

-¿Qué importa por dónde empecemos? Si vamos a hacerlo en todos los lugares.

Chicos MalosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora