Adiós, familia

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En cuento mi padre volvió a casa, abrí el maletero de su coche y por suerte ahí estaba el maletín con el arma, lo cogí y me fui antes de que se diera cuenta. Ya tenía todo pensado para mañana, y haría que Alice hiciera el trabajo sucio. Le enseñaría a matar de verdad a Leo, siendo él el sujeto de pruebas.

Por la mañana, como le dije la vi esperándome delante del edificio. Me acerqué a ella y le di el maletín.

-Muy bien, ¿y ahora qué?

-Toma. -Le di una tarjeta que saqué del bolsillo. -Vete a la séptima planta, y busca el cuatro de mantenimiento. Solo hay una ventana, pero suficiente espacio para que estés cómoda. ¿Ves aquel edificio de allí?

-Sí, ¿qué pasa?

-Leo saldrá de ahí en unos minutos, en cuanto le tengas a tiro dispara, y muy importante...no falles. -Le di el maletín y me alejé de ella.

-Espera, ¿y tú que vas a hacer?

-Estaré cerca, para asegurarme de que aparezca. En cuanto le hayas eliminado sal corriendo de aquí, no tardará mucho tiempo antes de que llegue la policía.

-Hay mucha gente en la calle, no es muy disimulado que digamos...¿No deberíamos hacerlo de una manera más sigilosa?

-Si hago esto es solo para que si Marcus lo ve, no piense que he sido yo, sino mi padre... Así yo podré aparecer como si nada.

-¿Vas a inculpar a tu padre, lo dices en serio?

-Por supuesto, ¿por qué crees que le cogí su arma y elegí hacerlo de este modo? El único francotirador que podría hacer algo así, teniendo rencor a la organización es mi padre. Es perfecto.

-¿Tu familia te importa algo?

-La verdad es que no, nunca me ha importado. Ahora a tu lugar, no tardará en salir de su casa. Si aciertas, te perdonaré.

-¿De verdad?

-Por supuesto, nos vemos en un rato.

Narra Alice:

Subí corriendo a la séptima planta y busqué el cuarto de mantenimiento, pero estaba cerrada con una llave electrónica, para eso me dio esta tarjeta. Me aseguré de que nadie me estaba viendo y la pasé por el lector, abrí la puerta y deprisa me puse al lado de la ventana. Saqué todo y cogí el arma. Vaya... nunca había visto una como esta, no sé de donde la ha sacado él o su padre, pero...es buenísima y muy ligera. Apunté a la puerta del edificio que me dijo y me coloqué en posición.

Esto es un poco extraño, voy a matar al hombre que me pagó hace un día por matar al chico que ahora me ordenaba matarle a él. Si se piensa un poco es un poco lío, pero bueno... si con esto consigo que tal vez me perdone, pues lo haré.

Le vi salir de la casa, agarré firmemente el arma y apunté a su cabeza, tenía que ser un tiro certero, no podía haber ningún error. Uno...Dos...Apreté el gatillo y le di. ¡Le di, sí! Todas las personas que había por la calle en aquel momento empezaron a correr despavoridas. Recogí todo rápidamente y cuando me di la vuelta vi a Liam detrás mía.

-Ya lo he hecho, está muerto.

-Muy bien, ahora solo me quedas tú. -Sacó una pistola de su chaqueta y me apuntó con ella.

-Espera, ¿Qué estás haciendo?

-Pensabas que te iba a dejar vivir después de lo que me has hecho. Dos de tres, quedas tú.

-Dijiste que me perdonarías si hacía esto.

-Te mentí, yo también se manipular a las personas. No soy una buena personas especialmente, me gusta mi vida tan y como es.

-¿Vas a matarme?

-¿Algo que decir antes de que acabe con esto?

-Yo te quería, pensaba que después de esto podríamos volver a empezar.

-Pues va a ser que no, somos los malos nunca nos salimos con la nuestra, pero eso no va conmigo. Ha sido un placer y gracias por eliminarlo por mí, adiós Alice.

-Liam, no...

Narra Liam:

Apreté el gatillo y le disparé, ya está...Tres de tres. No perdono que me hayan intentado matar y por eso creo que voy a volver una temporada a Las Vegas, necesitaba unas vacaciones urgentemente. Llevo aquí menos de tres meses y ya me tengo que ir...que pérdida de tiempo fue el venir aquí.

Fui a la casa de mis padres de nuevo, abrí la puerta del jardín y enseguida Ren vino corriendo hacia a mí. Le saqué de allí y nos fuimos los dos a recoger mis cosas en casa, a hacer las maletas de nuevo. Al menos tenía todo los que necesita, mi ordenador, mi cartera y mis cosas, además guardé una de esas pastillas que me dio mi madre como sustituto de mi medicina, aunque seguiré inyectándome mi dosis en cuanto llegue.

Me pensé bastante si debía matarlo o no, por una parte no quería hacerlo, pero por otra se lo merecía y así me librara de cualquiera que pudiera volver a por mí. Posiblemente fuera la única chica por la que sentía algo, pero el amor solo trae complicaciones y te distraer. Por eso necesitaba irme, para volver a estar concentrado en mi trabajo y así seguir con mi vida. Desapareceré un par de años más y tal vez vuelva algún día, no lo sé...No creo que me echen mucho de menos. Adiós de nuevo, familia.

Chicos MalosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora