No me Olvides ✦Vmin✦

Capitulo 12

Hoy era martes, por lo que me encontraba desayunando en la cafetería de Jimin.

— TaeTae— Jimin tiró de la manga de mi buzo.

— ¿Qué quieres Jimin? Llevas como media hora así y no me has dicho que quieres.

— Bueno... tú y Hoseok hyung...

— ¿Qué pasa conmigo y con él— fruncí el ceño, ya que no iba al grano.

— ¿Se conocen... desde antes

— ¿Y eso porque debería de importarte?

— Pues...— comenzó a jugar con su mano— P-por algo se lo estoy preguntando.

— Oh, ¿Ahora me hablas formalmente? Hace unos pocos minutos me hablabas informalmente.

— ¡Ya no te hablaré formalmente!

— ¿Por qué?

— Porque somos amigos— me sonrió.

— ¿Desde cuándo? Yo mo recuerdo haberte dicho que eras mi amigo.

— Lo somos desde que me perseguiste en la nieve.— Yo rodé los ojos y seguí tomando mi café.

— ¡ No lo negaste!— dijo con una sonrisa de oreja a oreja, mostrando todos sus dientes y convirtiendo sus ojos en dos rayas.

— Enano... tengo una pregunta desde hace tiempo.

— Dime— se emocionó.

— ¿Cómo haces para ver cuando sonríes?

Su emoción se fue.

— ¡Ya eres como el décimo que me pregunta eso!• hizo un puchero.

– ¿En serio?— comencé a reírme.

Él me miró de reojo y se sonrojó.

— I-iré atender a los demás.

— Si, debiste hacer eso desde un principio en vez de quedarte pegado a mi.

Él se levantó y de su bolsillo sacó un papel y una birome, anotó algo y luego se fue.

Curioso agarré el papel.

"Tienes una muy bonita sonrisa
(๑>.<๑) ♡ "

Me volteé a verlo y por un momento cruzamos miradas, hasta que el la apartó con las mejillas rojas.

Idiota.

Seguí tomando del café hasta que vi a Hoseok entrar.

— ¡Hoseok!— lo llamé emocionado.

Él me vió y se acercó a mi con una sonrisa.

— Vienes mucho aquí, ¿no?— se sentó enfrente mío.

— Si... Me gusta como hacen el café aquí... y los pasteles— bajé la mirada.

— Ya veo— siguió sonriendo de manera cálida.

Sentí como si fueramos los únicos en el lugar, hasta que alguien llego a interrumpirnos el momento.

— ¡Hola Hobi hyung!— Él estúpido de Jungkook se sentó en mi asiento, empujándome y teniendo medio trasero afuera.

— Hola Kookie— le sonrió.

— Vete a otro asiento idiota, los dos no entramos aquí.

— Si entramos, ¿no ves?

Rodé los ojos antes de hablar.— ¿Necesitas algo?— le pregunté enfadado por haber interrumpido mi momento a solas con Hoseok.

— Mira este vídeo– me pasó su celular.

En el vídeo estaba yo bailando arriba de una mesa, luego vomitandole a Kookie y por último sacándome los pantalones.

Empecé a escuchar una carcajada al lado mio.

— ¡¿CUÁNDO FUE ESTO?!

— En la ultima fiesta a la que fuiste— se limpio una lágrima, producto de reírse tanto.

– ¡¿La de Jimin?!

— Sip.

— Con razón no recuerdo nada... ¡DEJASTE QUE ME EMBORRACHARA!

— Yo solo me fui por un momento y cuando volví, ya estabas súper ebrio.

— ¡Aish!— tiré de mi cabello frustrado.

—Eres famoso hyung, el vídeo tiene casi un millón de visitas.

— ¡¿QUÉ?!

Hoseok no aguantó más y comenzó a reírse.

— ¡Debiste haberme cuidado, ya sabes como me pongo cuando me emborracho!— me levante rápido avergonzado, provocando que sin querer la taza se cayera al suelo y también haciendo que uno de sus fragmentos me rozara la piel . De suerte ya me había acabado el café.

— ¡Mierda!— me volví a sentar y me levanté un poco el pantalón.

La sangre comenzó a salir, manchando apenas mi ropa.

— ¿Pasó algo?— vino corriendo Jimin y al ver mi herida, sus ojos se abrieron demasiado— ¡Traeré algo para curarte!

— No— me levanté— no es necesario.

— ¡P-pero se te puede infectar!

Jungkook y Hoseok no decían ninguna palabra, ellos sabían que no se me podía infectar.

Aunque no se me pueda infectar, el dolor sigue estando.

— Luego te pago por la taza, ahora voy a limpiar esto— ignoré lo que me dijo.

— ¡N-no tienes que limpiarlo! ¡Ni pagar por la taza!

— ¿Seguro?

— Si.

— Entonces volveré a mi casa, pero aun así te pagaré la taza.

— E-espera, te acompañaré.

— No. Iré solo— suspiré.

Antes de que me responda, salí rápido.

En una hora ya no iba a tener nada, por lo que tenía que apurarme a llegar para que nadie vea que de la nada la herida se cerró.

Cuando estaba apunto de cruzar la calle, alguien me tomó del brazo.

— Iré contigo.

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