Capítulo V

356 36 3
                                    

08 de marzo de 2016.

POV MADDISON.

Mi mañana comenzó siendo un desastre total.

Y tan bien que la pasé ayer.

Primero, no escucho el despertador.

Segundo, me despierto con dolor de cabeza y espalda.

Gracias menstruación

Y por último, pierdo el autobús.

Estoy un poco cansada porque anoche —o más bien madrugada— me acosté tarde por estar leyendo y mis padres y mi hermano se van más temprano que yo, por lo que no hay nadie en casa que pueda despertarme. Hoy Isabella no va al instituto porque tiene que acompañar a su mamá al médico y no puede llevarme, así que tengo que ir caminando, se lo pediría a mi tía, a mi novio o incluso a Ian, pero no quiero molestarlos.

Cuando llego al instituto me doy cuenta que mi primera clase del día es deportes.

¡Genial! ¡Qué suerte la tuya, Maddison!

Entro a la cancha con el uniforme ya puesto y lo primero que dice la profesora es que le demos quince vueltas a la cancha. Me acerco a ella y le digo que salí corriendo de mi casa porque perdí el autobús y que no había desayunado nada, pero ella no me cree, dice que esa la misma excusa la mayoría de sus estudiantes, que me hubiese esforzado por inventar una mejor y que por mentirle me toca dar cinco vueltas más.

De mala gana y maldiciéndola por dentro, comienzo a correr, yo no soy para nada deportiva, por lo que a la quinta vuelta ya me encuentro cansada, a la decimoquinta vuelta me cuesta respirar y cuando termino de correr no puedo sentir mis piernas, camino hacia las bancas y en la lejanía escucho a alguien decir que me veo muy pálida, mi vista se empieza a tornar negra hasta que no veo más y caigo al suelo.

Cuando despierto a la primera persona que veo es a mi tía Alessia, quien mira de mala manera a mi profesora de deportes.

— ¡Mi cielo! ¿Te sientes bien? —pregunta mi tía cuando se da cuenta que estoy despierta.

Asiento y le digo que me siento bien aunque un poco mareada. Le pregunto cuánto tiempo he estado desmayada y me responde que por dos horas. La profesora se acerca y se disculpa por no haberme creído y me pide que la entienda, y eso hago, porque sé que debe ser difícil para ella creerle a alguien cuando la mayoría de sus estudiantes le mienten solo por no querer cumplir con lo que ella pide.

A los pocos minutos entra la enfermera del instituto y me tiende un vaso con jugo de mora, dice que me lo tome para recobrar fuerzas y que no vuelva a salir de casa sin desayunar o a hacer deportes con el estómago vacío, le prometo que no lo volveré a hacer entonces me dice que me puedo retirar a casa y que guarde reposo por el resto del día.

— ¿Por qué mis papás no vinieron? —estoy un poco dolida con ellos, sé que mi desmayo no fue nada, pero me hubiese gustado tenerlos allí, es decir, son mis padres.

— Ninguno de los dos respondió y como tenían mi número en caso de emergencia me llamaron —estaciona el auto en frente de la casa.

— Tía, ¿Podrías evitar decirle a mis padres sobre esto? No quiero preocuparlos por un simple desmayo —le pido y ella asiente.

Le pregunto si se queda a comer y me dice que no porque tiene cosas que hacer y que mi papá tampoco vendría porque comería con un cliente. Le beso la mejilla y me bajo del auto.

Cuando entro a la casa veo a mi hermano subiendo las escaleras con un tazón de comida. Al verme me pregunta qué hago en casa tan temprano —él llega más temprano porque tiene clases en las tardes y yo llego más tarde porque tengo clases corrido hasta las dos de la tarde—, Le respondo que gracias a que esta mañana perdí el autobús me fui de casa sin desayunar y me desmayé en deporte, Nathaniel me mira preocupado y me pregunta si estoy bien, yo le respondo que sí, que estoy mejor.

¿Nuestro "Felices Por Siempre"?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora