Capítulo XXXIV

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13 de agosto de 2023.

— ¿Te sientes bien? No tienes buen semblante —habla mi madre un poco preocupada por mí.

— No es nada, má, solo me duele la cabeza, todo el día ha sido así —le resto importancia y tomo una de las bandejas para repartir los bocadillos.

Hoy es el cumpleaños de mis hermanitos y en vez de fiesta prefirieron hacer una tarde de películas con sus amigos más cercanos; hay cerca de quince niños —incluida Amanda, la hija de Emma— en la sala, por lo que los aperitivos se acaban muy rápido.

— Ve a recostarte un rato, mi niña —trata de quitarme la bandeja, pero no la dejo.

— Estoy bien, mamá. Prometí que te ayudaría y eso voy hacer.

— No te estoy preguntando si quieres o no, te lo estoy ordenando. Maddison, soy tu madre y aunque seas mayor de edad e independiente debes hacerme caso, así que ve a la habitación y recuéstate un rato, sabes que no me gusta que tomes medicamentos.

— De acuerdo —le entrego la bandeja y tomo un bol para llenarlo de bocadillos—, me llevo esto para comérmelo, al ritmo en que van esos devoradores cuando despierte no quedara ni una palomita —ella ríe y yo me retiro a mi habitación, me acuesto en la cama y cierro los ojos, mientras el sueño llega me dedico a comer un pastelito, solo alcanzo a comerme tres porque el sueño me domina.

(..❤..)

Me despierto al sentir mi cuerpo sacudirse, abro mis ojos lentamente y me encuentro a uno de mis rubios favoritos, Eduard, frente a mí con una sonrisa burlona.

— Te quedaste dormida con un bocadillo a medio comer en la mano —ambos reímos—, sabes chaparrita no te había dicho nada, pero te veo recompuesta, ya recuperaste el peso que perdiste cuando te intoxicaste, incluso tus mejillas se están poniendo regordetas.

— Sí, yo también lo noté, ¿Y qué tal todo con tu padre? —pregunto en medio de un bostezo, ya no me duele la cabeza, pero ahora quiero seguir durmiendo.

— Bien, hablamos un rato, incluso me dijo que mamá ha estado triste por no vernos a Lenin y a mí —hace una mueca y lo entiendo, hace más de un mes que ninguno de los tres ve a Milena, y a pesar de todo ella sigue siendo la madre de Eduard y la abuela de mi hijo, por lo que entiendo si la extrañan.

— ¿Crees que ya sea hora de decirle que seguimos juntos? —él me mira y sé que se muere por perdonarla.

— No, esperemos un par de días más, mi madre tiene que entender que no puede volver a intervenir en nuestra relación —se encoge de hombros y yo vuelvo a bostezar, le pregunto para qué me despertó y me responde que ya van a cantarle el cumpleaños a los mellizos—, por cierto, Elena aceptó salir con nosotros, solo tenemos que organizar el día y listo.

— De acuerdo, le aviso a los chicos y luego le digo, ahora bajemos, pero antes —me acerco a él y le doy un beso—, ya se me antojaba un beso tuyo.

17 de agosto de 2023.

Termino de picar los vegetales, voy a empezar a preparar el almuerzo cuando mi teléfono empieza a sonar, dejo a un lado lo que estoy haciendo y contesto.

— ¿Haló?

Buenos días, soy Milena Volkóv —casi se me cae el teléfono de la sorpresa—, ¿Hablo con Maddison Miller?

— Mmm, señora Milena, ¿A qué debo el honor de recibir su llamada?

Maddison, quisiera conversar con usted, ¿Podríamos reunirnos para el almuerzo?

¿Nuestro "Felices Por Siempre"?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora