14 de febrero de 2023.
Desde que me convertí en madre mi sueño se ha vuelto muy ligero, debido a eso no tardo mucho en despertarme cuando siento varias presencias dentro de la habitación.
Suspiro con flojera, me paso las manos por la cara y abro los ojos, entonces veo —escucho— a mi familia cantándome el cumpleaños, cuando termina la canción el primero en acercarse es mi hijo, quien se tira encima de mí y me abraza.
— ¡Feliz cumpleaños, mami! Te amo —me besa la mejilla y se queda a mi lado, luego de unos minutos ya todos me han felicitado y mi madre me entrega una bandeja con mi comida favorita; unos cuantos hot cakes con chocolate derretido, una taza de ensalada de frutas, una merengada de chocolate y una gran taza de mi amado café.
— Desayuna y empieza a arreglarte, nosotros ayudamos a los niños a vestirse, así que por ellos no te preocupes —le agradezco con la mirada y poco a poco cada uno va saliendo de la habitación.
Cuando era adolescente me encantaba recibir regalos de todo el mundo porque ellos me hacían sentir especial, aunque por supuesto, fingía que no me gustaba que gastaran en mí. Cuando me mudé a Francia con Alessia los regalos se convirtieron en una forma de recompensar ese vacío que tenía por la ausencia del resto de mis seres queridos. Ahora que estoy de vuelta en mi hogar, y que tengo a toda mi familia conmigo, no necesito que me den nada por mi cumpleaños, porque verlos y poder estar con ellos es el mejor regalo que puedo tener.
Por eso hace unos días fui muy clara con ellos y les dije que no quería que me dieran regalos, que podemos salir a festejar o realizar una cena, pero no más.
Son las siete de la mañana, la boda empieza a las nueve, de modo que tengo alrededor de una hora y unos cuantos minutos para arreglarme, ya que la iglesia queda a unos veinte minutos de aquí, desayuno con calma y luego entro al baño, hago mis necesidades y después me baño.
Salgo del baño y me echo desodorante en las axilas, crema en el cuerpo y me coloco la ropa interior, me siento enfrente de la mesa del tocador y procedo a recogerme el cabello en un moño desordenado con algunos mechones de cabello suelto, luego me dedico a realizarme un maquillaje sencillo, después me coloco el hermoso vestido que —como siempre— mi mejor amiga diseñó.
El vestido de adentro es blanco y largo y el forro de este es el que se lleva toda la atención, es un estampado floral, las ramificaciones son negras y los pétalos son rosados y en 3D, en la cintura tiene una cinta negra, al igual que en los bordes de las mangas y el cuello; sin duda este es uno de mis vestidos favoritos, siempre me han gustado los vestidos con flores y ella lo sabe, por lo que hizo este vestido especial para mí.
Mientras me estoy colocando los tacones, mi madre hace acto de presencia y me avisa que es hora de irse, yo le respondo que está bien y que se vayan adelantando, que de seguro Eduard no tarda en llegar, ella asiente, me hace saber lo hermosa que me veo —yo le correspondo el halago— y sale de la habitación.
Estoy bajando las escaleras cuando el timbre suena, seguido de esto la puerta se abre y escucho el grito de mi hijo.
— ¡Papi! —termino de bajar y me encuentro con el dúo rubio, ambos se ven muy guapos en esmoquin.
— ¡Feliz cumpleaños, chaparrita! —Se acerca a mí y me abraza, me permito disfrutar por unos segundos de su compañía luego me besa la frente—, ¿Nos vamos? —asiento y salimos de la casa.
(..❤..)
Nos bajamos del auto y afuera de la iglesia se encuentran todas las personas, nos toma unos minutos encontrar a mi familia y cuando lo hacemos Eduard los saluda y mi tía junto con su novio me dan un abrazo mientras me felicitan por mi cumpleaños, le pido a Eduard que me acompañe mientras busco a mis mejores amigos, incluyendo a Connor.
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¿Nuestro "Felices Por Siempre"?
Romance"El amor te hace volar, lo malo es que nunca sabes qué rumbo tomará, o peor, si caerás" Ella es una chica que creció creyendo en los cuentos de hadas, en príncipes azules y en finales felices, y aunque sabe que nada es color de rosas ni como lo pint...