Capitulo XX

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09 de octubre de 2022.

>> Querida hija:

Te esperé con ansias; cada vez que tú y tu hermano me pateaban me sentía dichosa. Cuando supe que eran niño y niña, los amé aún más y al llegar el momento del parto estaba desesperada por ver sus caritas.

Mi bebé, aunque te conocí sin ningún ápice de vida en tu cuerpo, me pareciste preciosa y estoy segura que viva debiste serlo aún más. Tú y tu hermano son la luz de mi vida y quiero decirte que a pesar de que no estés aquí, conmigo, con nosotros, te amé antes de conocerte, te amo y te amaré por el resto de mi vida.

No tengo palabras para expresarte cuanto te amo y cuando te extraño. Hubo un tiempo en el que me eché a morir y solo quería reunirme contigo y al fin verte viva, olvidándome de que tenía otra razón para vivir aquí en la tierra. Amo a tu hermano de la misma forma en la que te amo a ti, pero a Lenin puedo darle todo ese amor que tú no pudiste recibir y ahora sé que eso no está mal, ni me hace una terrible madre.

Mi niña, por ti y tu hermano es que sigo adelante. Por ustedes es que lucho cada día a pesar de la tristeza que me embarga, y por ustedes es que no me dejaré vencer y haré todo lo posible por ser la mejor madre que puedan tener. Hija, estoy triste porque no volveré a verte, pero tengo la seguridad de que serás el ángel de la guarda de esta familia. Cuando sea el momento de reunirnos, sé que estarás feliz por nuestro encuentro y yo estaré complacida de tenerte entre mis brazos nuevamente.

Sin más que decir, te dejo ir; te dejo descansar en paz. No te preocupes por nosotros, estaremos bien.

Te amo, mi bella Ludmila.

Sollozo al sentir el peso en mis hombros irse.

Que la deje ir no quiere decir que la olvide, al contrario, siempre estará presente.

Mi tía me extiende el encendedor y en medio de un abrazo veo como la carta que escribí queda hecha cenizas, cenizas que se lleva el viento, y siento que por fin viviré en paz y sin culpa. <<

Me despierto en medio del llanto, no es uno triste sino más bien liberador. Sé que estos sueños ya acabarán porque todo está marchando al ritmo que debe ser.

Hoy por fin mi hijo conocerá a Eduard y no estoy triste por ello. Hoy es la fiesta de cumpleaños de mi hijo; no fue ayer porque tenía clases y no podía volver a faltar, además, en la clase de ayer me iban a dar algo muy importante que no podía perderme.

Después de que desayunamos salimos al jardín para empezar a decorarlo. A eso de las diez de la mañana, llegan mis mejores amigos con los chicos de la agencia que contratamos para las mesas y las sillas; mi mejor amiga trae consigo el traje de pirata de mi hijo y el mío, ella me dijo que siendo diseñadora no dejaría que yo alquilara un disfraz.

Organizamos las mesas, soplamos los globos y los colgamos. Al mediodía terminamos de decorar todo y mientras mis amigos ayudan a mi madre a terminar el almuerzo y los bocadillos que repartiremos, yo llamo al chico que hará el show de piratas para confirmar si vendrá; y así es.

La fiesta empezará a las 3 de la tarde para ir terminando de 6 a 7 de la noche; los niños tendrán clases mañana y no quisiera que se desvelaran. A la una llega Elena con el pastel; ese día que mi hijo los conoció ella se ofreció a hacerle el pastel de cumpleaños a su sobrino y yo no pude negárselo. Antes de irse me dice que el abuelo Luka está emocionado de conocer a su bisnieto y que sus padres aún están escépticos —sobre todo su madre claro— y que llegarán puntuales.

¿Nuestro &quot;Felices Por Siempre&quot;?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora