Capítulo XVIII

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— Doctora White, el doctor Wilson y su cliente —ambos entran y mi abogada estrecha manos con ambos, por lo que me obligo a hacer lo mismo, cuando Eduard y yo nos estrechamos las manos mi piel se eriza y él lo nota así que, con rapidez, quito mi mano de la de él.

Giselle los invita a sentarse y todos lo hacemos, ambos abogados empiezan a hablar, pero él y yo nos miramos, se ve igual que hace años, claro que hay detalles que demuestran que ya es todo un hombre; su cabello rubio claro, ahora es más oscuro; en su mirada ya no hay rastro de picardía, como cuando jóvenes, su lugar lo ocupa la seriedad; y el traje lo hace lucir imponente.

— Queríamos adelantarnos a esta cita para arreglar esto lo antes posible. Mi cliente alega que el menor si es su hijo y que no tiene la menor duda de ello, y que usted, señorita Miller, solo se negó a firmar el documento para retrasar el proceso. Mi representado y yo ya hablamos de esto y le dije que lo que pide es casi imposible de conseguir, pero él quiere intentarlo y, tal vez, llegar a un acuerdo mejor que el que daría un juez, además pide que el asunto se arregle entre ustedes y que nosotros intervengamos cuando lo veamos preciso —mi abogada y yo nos miramos y yo asiento intrigada.

— De acuerdo —empieza a hablar Eduard; su voz es igual de dura y firme que la última vez que lo vi—. Soy consciente de que con lo que voy a pedir pongo en riesgo la cita que ustedes aceptaron hacer, aun sin que se confirme que soy el padre del niño, pero eso solo hace que termine de reafirmar que si soy el padre de Lenin.

— Ve directo al punto, Eduard.

— Antes quiero disculparme por cómo te trate ese día, no pensaba con total claridad y fue muy egoísta de mi parte solo pensar en nuestro futuro, más que todo en el mío, lo siento de verdad, Maddison, pero me arrepentí de todo lo que dije ese día, te lo juro y te busqué; fui a casa de tus padres y tu hermano me dijo que te habías mudado a Francia, fui a casa de tus mejores amigos para confirmar si era verdad e Isabella me dijo que habías tenido un aborto espontáneo —mis ojos se cristalizan y siento como mi corazón se rompe.

<<Isabella me dijo que habías tenido un aborto>>

<<Isabella>>

<<Aborto>>

— Discúlpenme un momento —salgo de la oficina y entro a la de mi padre, quien por suerte se encuentra solo, él al verme en ese estado se levanta de su asiento y se acerca abrazarme, entre sollozos le cuento lo que Eduard me acaba de confesar.

— Bueno, Maddie, tienes que tener en cuenta que puede que Eduard esté mintiendo y solo lo haga para que lo perdones rápido, pero también cabe la posibilidad de que sea verdad, si es así debes hablar con Isabella y pedirle una explicación, ahora vuelve a esa cita, princesa —dice mientras limpia mis lágrimas.

— Te amo, papi —lo miro.

— Te amo, mi princesa —me besa la frente y salgo de la oficina para entrar a la de mi abogada.

— Siento mucho haber salido así —vuelvo a mi asiento y miro a Eduard—. Es muy ruin que uses a mi mejor amiga para huir de tu responsabilidad —intenta hablar, pero lo interrumpo—, prosigue con lo que quieres pedir, no tengo tiempo que perder —el suspira y puedo notar que está nervioso por como mueve sus piernas.

— Quiero que me dejes ver a mi hijo todos los días y que se quede conmigo dos fines de semanas al mes —mi abogada va a decir algo, pero yo la interrumpo.

— Estás delirando, Eduard, eso jamás va a pasar. Ahora te tengo una contrapropuesta, puedes verlo tres veces a la semana y puede quedarse contigo una día una vez al mes —su abogado va a decir algo, pero Eduard lo interrumpe.

¿Nuestro &quot;Felices Por Siempre&quot;?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora