¿Nuestro "Felices Por Siempre"?

Capítulo XI

30 de agosto de 2016.

— Mi niña, lo siento mucho, pero no podré acompañarte a comprar las cosas de los bebés, se me presentó un asunto de último minuto en la empresa y es muy urgente resolverlo —me avisa mi tía cuando estoy terminando de vestirme.

— No te preocupes, tía; ve con cuidado —le respondo desanimada, luego se despide de mí y se va.

He pospuesto este día muchas veces para que ella pudiera acompañarme, pero siempre se le presentaba algo y ya no puedo hacerlo más. Tengo siete meses de embarazo y la doctora me advirtió que el parto se podría adelantar.

Busco mi móvil y cuando lo localizo marco el número de Emma, mi única amiga aquí en Francia.

La diferencia de edad no afecta para nada nuestra amistad, y mucho menos el hecho de que yo esté embarazada ya que, ella también lo está, pero fue por causa de una violación por parte de su padrastro quien —gracias al cielo— ya está en la cárcel, después de haber intentado escapar del país.

Llamada:

— ¡Hola Maddie! ¿Cómo estás? ¿Qué me cuentas?

— ¡Hola, Emma! ¿Estás libre hoy? Quiero comprarles las cosas a mis bebés y decidí invitarte para que también se las compres al tuyo.

— Claro, Maddie, nos vemos en el centro comercial en... ¿Media hora, tal vez?

— De acuerdo, nos vemos allí.

— Hasta pronto, Madd.

Fin de llamada.

Tomo mi bolso y las llaves del auto que mi tía me compró al notar el desgaste que implica para mi caminar durante un tiempo prolongado, salgo de casa —no sin antes despedirme de teresita— y me subo al auto emprendiendo el camino hacia el C.C, cuando llego mi pequeña rubia amiga está esperándome sentada en una banca.

— Ya estoy aquí, enana — le beso la mejilla en forma de saludo.

— No soy tan pequeña —sonríe divertida. Me le quedo mirando y sus bellos ojos azules tienen un brillo especial.

— ¿Cómo te fue con Finn? —el chico es de mi misma edad, y ambos tuvieron una cita de la cual mi amiga no me ha dado detalles.

— ¡Genial! —Dice feliz para luego sonrojarse—, nos besamos y me dijo que le gusto mucho, que no le importa que esté embarazada.

— Me alegro por ti, Emma, pero ve con cuidado, recuerda que los chicos populares la mayoría de veces no cambian por más que una lo intente —suspiro melancólica.

— Lo sé, pero no hablemos de eso, ahora vamos a comprar las cosas de los bebés; me hará muy bien hacerlo ahora, así no me preocupo por eso más adelante —Emma tiene cinco meses de embarazo y por experiencia propia sé que es tedioso salir a caminar teniendo una gran barriga.

(..❤..)

Ya hemos comprado todo lo necesario para nuestros bebés, y solo visitamos dos tiendas. La ropa de bebé es tan tierna que quería llevármela toda, pero entonces recordé que estaba gastando el dinero de mi tía y se me pasó. Lo mejor de todo es que no tuvimos que cargar bolsas porque la cajera dijo que las cosas llegarían a nuestras casas en unos días.

Ahora nos encontramos caminando por el parque mientras comemos helado, a lo lejos logro ver a Finn y a sus amigos, pero lo que más llama mi atención es la chica colgada de su cuello. Él se percata de nuestra presencia y sonríe de forma extraña, para luego acercarse a nosotras.