Capitulo 35

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Félix

Pasado dos días después que llegamos de esas merecidas "Vacaciones" con los chicos debo volver a la realidad. A la horrenda realidad donde soy un esclavo.

-¡Así no! Con más naturaleza. No sirves como modelo de sonrisas chico. - Regaña el camarográfo y bufo como quinta vez.

Como iba. Cuando llegue me fui a dormir, por suerte. En la mañana me mandaron a firmas fotos a un centro de ricachones. Los chicos iban en camisa y las chicas con vestidos de gala. Estaba tan fuera de lugar que en menos de dos horas y media me fui. Imaginen que las fotos la saco un camarografo personas de cada persona. Un desastre.

-Deja de posar así ¿Sabes que el la naturalidad? Por que no se nota. Sabes que, pon tu brazo así y tu mano allí - Indica de nuevo.

-¿Así?

-No, no, no. Mejor date vuelta y déjalo así.

Hartado después tuve sesión de fotos con una modelo japonesa. Para mi suerte no tuve que usar quimonos ni esas cosas. Estoy agotadisimo y lo peor de todo es que a cada diez minutos me llega una llamada de Nathalia. Esta tan rara y sobre-protectora que creo que sospecha el por que no estuve aquí una semana entera. Pero ya que. Una semana es poco para alejarse de Nathalia.

-Agreste. Nos tomamos diez. Deja de sonreír tan esforzadamente, no es natural y arruina tus fotos.

-Debe ser por que tengo un estúpido camarografo que no sabe nada más que mandar y hacer "Click" en tu cámara. O, tal vez por que no sabes hacer bien tu trabajo y me estreso contigo. Estas despedido.

-Tu no puedes despedirme niño. Solo tu padre.

-Bueno, entonces hablare con el Señor Agreste que te despide o si no, no trabajare más para él. Ahora imagina, ¿a quien le tomaran la palabra? ¿A un simple camarografo de cuarta? o ¿A la estrella del lugar? - El miedo y la derrota quedo pegada en tu frente. No, en su rostro entero. Sonreí una vez más. Más falso que nunca y me fui a mi camerino dejando al tipo detrás, ahora sin trabajo.

Si, tal vez me pase mucho con mi actitud y en las palabras que use con el tipo. Después de todo es su trabajo, pero estaba a cien y fuera de ganas de ser mandado como perro tras su hueso y ese tipo no estaba ayudando mucho con el problema.

Me senté en el taburete y me quite el poco maquillaje que me echan. Me siento raro al usar estas cosas que deberían usar solo las mujeres. Y ni siquiera, deberían estar al natutal. Según yo. Tomo de mi botella de agua, pero me sabe mal así que la escupo. Me seco y justo en eso tocan a la puerta.

-¿Quien? - Digo de mala manera.

-Soy yo Señor Agreste. Le vine a dejar su café de las 16:00 horas - Contestan detrás de la puerta.

La un poco más relajado dejo escapar el aire que contengo y la dejo pasar. Skar a trabajado para nosotros desde muy joven. Diría que es de mi misma edad y es muy amiga de nosotros. Dejo el café que me obligan a tomar para estar más despierto sobre la mesa pero veo que tiene algo más de lo normal. Antes que se fuera la tomo algo brusco del antebrazo y me mira confundida y con algo de temor.

-¿Que le has echado Skar? - Pregunto serio.

-Na-nada Señor agreste. Se lo prometo por los años que he estado aquí.

-¿Entonces por que esta así?

-Creo que es un nuevo café con crema. Yo no lo he echo, solo me mandaron a dejarlo. ¿Quiere que lo cambie por otro sin crema?

-No. Déjalo. Gracias Skar. -Ella asiente y se va.

Si no me dicen exactamente lo que estoy a punto de beber, juro que por que valga diez millones lo boto a la basura. Por poco pregunto los ingredientes y de que están echos. Todo por que una vez intentaron envenenarme cuando pequeño por una tal venganza a mi padre. Tenia 10 años, mucho personal en casa que odiaba a mi padre y me encantaban los dulces. Ahora ya no tanto.

Decide Tu mismo: Un deseo Puede cambiar el destino. -Editando-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora