Amores y secretos de la guerra (Nico di angelo y tu)

76.- La despedida

Pov tu

- Y dicen que soy yo el que duerme como piedra – escuché a Percy sentándose en mi litera

- Llevo dos días ayudante a reconstruir el campo de entrenamiento y algunas cabañas dañadas, lo mínimo que merezco es dormir más de lo acostumbrado – respondí sin abrir los ojos

- He de admitir que con tus poderes ha sido más rápido que la última vez. Sin embargo, ya casi se acaba la hora del desayuno, así que será mejor que te cambies de una vez – dijo quitándome las sabanas

- Como detesto tener horarios – gruñí abriendo los ojos - ¿Qué hora es? –le pregunté sentándome en la litera

- Casi las 11, y descuida, te terminas acostumbrando – sonrió para luego levantarse – iré ordenando por ti, no demores

Asentí terminando de estirarme como un gato. Dormir hasta tarde en estos dos días se me estaba haciendo costumbre gracias a las largas noches reconstruyendo el campamento. Por suerte los daños fueron mínimos.

La reconstrucción también me había privado de otras cosas, o bueno, de una persona. Llevaba sin hablar con Nico dos días exactos, impresionante teniendo en cuenta que hace solo un par de días no podía dejar de acosarme, pero supongo que las reformas también le habían tenido ocupado más aun teniendo a Hazel, quien se había quedado para convivir más con su nuevo hermano, y Thomas a su lado ahora.

Ni si quiera había hablado con Thomas, no tenía idea de que tal le estaba yendo aquí, pero sospechaba que bien dado que las pocas veces que le veía de lejos solía estar riendo o con una sonrisa encima. Me gustaba verle feliz, se lo merecía luego de todo.

Las únicas personas con las que había tenido contacto eran mi hermano, dado que ahora dormía en la cabaña de Poseidón, Annabeth, Jasón, Leo y Piper. Es como si de un momento a otro nuestros caminos se hubieran separado, aunque sabía perfectamente que era temporal, no podía evitar echarle de menos un poco y eso se lo debía a mis más establecidos sentimientos hacía él. De hecho, podía decir que el distanciamiento había ayudado a desarrollarlos más, lo que a veces me llevaba a pensar que lo estaba haciendo a consciencia.

Como fuese, hoy acabábamos de reconstruir lo que faltaba y tendría más tiempo para todos. Terminé de cambiarme luego de ducharme y entre al baño otra vez para ordenar algunas de las cosas que Percy había dejado regadas. Él era la personificación del desorden.

Alcé la vista hacía el espejo al terminar y casi me sobresalte al ver a quien menos esperaba en el reflejo. Mientras la sorpresa pasaba, la amargura empezaba a remplazarla, y vaya que estaba resentida con él.

- Cómo te atreves a aparecerte así sin más – sisee volteando a ver a Hades

- Vengó en son de paz, como siempre ha sido – alzó las manos consiguiendo que me enfadara aún más

- Es bastante hipócrita de tu parte teniendo en cuanto todo lo que has hecho. Creía que podía confiar un poco en ti, supongo que solo volví a equivocarme – negué con la cabeza

- Entiendo que estés enojada, pero todo tiene una explicación – habló sin inmutarse

- ¿Enojada? ¡Estoy furiosa contigo! – exclamé – me mentiste todos estos años, ocultaste a Thomas de mí cuando más lo necesitaba. Hiciste que creyera que no tenía opción, me convertí en dos personas cuando pudiste evitarlo. Me hiciste casar con alguien más pudiendo evitarlo. Todo este tiempo pudiste evitarlo todo.

- Tu destino estaba sellado desde el momento en que causaste ese tsunami, no podía ir contra ello. – negó con la cabeza viéndome

- Me quitaste la oportunidad de vivir lejos de todo esto, me quitaste mi libertad también. Pensé que estábamos juntos en esto – le vi sintiéndome traicionada