Amores y secretos de la guerra (Nico di angelo y tu)

68.- Puedo esperar un poco más

Pov tu

Me di cuenta que empezaba a recuperar los sentidos cuando escuché un ruido dentro de mi camarote, mi cuerpo se puso alerta de inmediato, pero me relajé al sentir el aura. Suspiré sin abrir los ojos, sabiendo que tarde o temprano Nico vendría a ver como estaba. No tenía idea de que hora era, pero sin duda me sentía con las fuerzas necesarias para recibirlo, así que abrí los ojos cuando le sentí a mi lado.

Se encontraba sentado a mi lado y estiró su mano para alcanzar la mía aun sin notar mi mirada sobre él. Entrelacé mis dedos con los suyos, viendo la delicada unión de nuestras manos aún sin poder creer que estuviera cediendo ante ello

- ¿Decir que lo siento sería muy hipócrita de mi parte? – preguntó volteando a verme un tanto sorprendido porque le dejara tocarme

- Depende, ¿realmente lo sientes? – pregunté levemente

- No sé si no arrepentirse es lo mismo que no sentirlo – se encogió de hombros

- No es lo mismo para mí – negué con la cabeza

- Entonces no tienes idea de cuanto lo siento – me miró a los ojos

- Yo siento habértelo puesto tan difícil – acerqué mi cabeza a la suya – he tomado tanto de ti que no sé si realmente alguna vez podrás volver a ser quien eras – cerré los ojos

- No sería una profecía si no se perdiese algo en el camino, ¿no crees? Además, me atrevería a decir que ha valido la pena – me hizo una seña hacía nuestras manos entrelazadas

- Puede que tuvieras razón en una o dos cosas esta tarde – mordí mi labio inferior

- ¿Solo una o dos? – sonrió viéndome

- No es tan fácil – suspiré – admitirlo libremente me va a tomar un tiempo

- Puedo esperar un poco más – besó mi frente

- Ya que estamos disculpándonos por todo, creo que es un buen momento para pedir disculpas por lo esta tarde, usar la ilusión de tu hermana es... lo más bajo que he hecho en mi vida. Una muestra de lo desesperada que estaba por intentar salvar lo imposible. – tragué saliva ante las siguientes palabras que iba a decir, me costaba admitir lo que ya sabía - Tú tienes razón, esta versión de mi es peor que un monstruo, especialmente cuando se siente amenazada.

- No guardo rencor alguno por lo que paso, después de todo, yo te llevé hacerlo. Lo importante es que estas dispuesta a cambiarlo. Estás consciente de que lo que has hecho no fue bueno.

- He vivido embriagada de poder por mucho tiempo que, estar consciente al fin, me genera un terrible dolor de cabeza. No sé si pueda superar todo lo que he hecho hasta ahora, y lo que está por venir – resoplé – Fortuna quiere mi cabeza en una bandeja de plata, no hay forma de hacerle cambiar de opinión

- Encontraremos una solución, siempre la hay.

- Dado que has estado teniendo razón en estos últimos días, creo que te concederé el beneficio de la duda – bromee haciéndole sonreír

- Me parece bien. Ahora, creo que deberías dormir

- Yo creo que esa oración va dirigida a ti, yo ya he dormido lo suficiente – dije alejándome un poco y cubriéndole con la sabana que había a mi lado – descansa – acaricié su mejilla viéndole cerrar los ojos

Me recosté a su lado viéndole dormir, Nico Di Ángelo era la criatura más extraña con la que me había tocado en mi vida. Jamás hubiese pensado que aquel niño del casino Lotus iba a causarme tantos problemas y, al mismo tiempo, me salvaría de mi misma.