1.- El barco pirata

1.4K 153 11
                                    


Suspiré cerrando la última maleta, llevaba todo lo necesario y lo que podría serme útil. La habitación se veía un poco más vacía con algunas de mis cosas empacadas y la verdad es que no sabía por cuanto tiempo así sería.

- Muy bien, Androgeo, recuerda, tan pronto veas el velero de Barba negra transportarás todo esto a su barco lo más rápido posible - señalé las maletas a un lado de la puerta

- Así será, mi señora - asintió - nos veremos ahí

Asentí sin decir más y desaparecí hasta el jardín de Baco.

Había pasado una semana desde que lo confirmé, las palabras de mi leal fantasma eran ciertas. Yo había sido prohibida de procrear, razón por la que había ignorado a todos en estos días. Agradecía que quisieran consolarme, pero no había nada de lo que ser consolada. Sí, estaba enfadada y terriblemente dolida por lo que los dioses habían hecho, mas no iba a quedarme de brazos cruzados.

Ya me había adaptado bastante; el tener que vivir en el campamento Júpiter, el no poder usar mis poderes por completo y el hecho de que aquí viviría por mucho tiempo. Pero no más, no iba a aceptar lo que los dioses habían hecho y dejar pasar el tiempo como si nada. Me habían quitado lo único por lo que estaba dispuesta a rehacer una vida. ¿Qué me quedaba sino podía crear mi propia familia?

Cerré los ojos fuertemente evitando llorar de nuevo, últimamente recordar que esto era real ocasionaba aquello. No importaba cuanto Nico dijera que no había problema, yo sí sentía que lo era porque tenía algo planeado y ahora parecía imposible cumplirlo. Si no conseguía arreglar esto, nunca tendría la oportunidad de tener una familia como debió ser en un principio, nunca tendría la posibilidad de ser mejor padre de lo que los míos fueron, nunca tendría a alguien a quien cuidar y ver crecer.

Por eso mismo mi decisión estaba hecha, no me interesaba lo que pensasen al ver el barco de Barba negra arribar, lo había sopesado bien. Yo no había nacido así, por lo tanto, tendría que haber una forma de revertirlo y la encontraría, no importaba cuanto me tardase ni a quien tuviese que ver para ello.

- Hey, no te he visto en días

Limpie una leve lagrima que había conseguido escapar y voltee encontrándome con Thomas. No le había visto desde el día de la fogata, pero estaba tan al tanto como el resto y, quizá toda la ciudad para ahora, de mi estado. Si había alguien que pudiese entender algo de lo que estaba sintiendo, era él.

- Estaba tomando aire - respondí sentándome en una de las bancas

- Ya hablas, parece que exageraban cuando me dijeron que no lo habías hecho en una semana - sonrió algo aliviado

- No mintieron, pero supongo que ya no importa - me encogí de hombros - al final del día todo dejará de importar

- ______...

- Ahórrate tus disculpas, ya sé que lo sientes - rodé los ojos - todos lo sienten, pero realmente no lo saben

- Nadie más que tú puede entender por lo que pasas, pero estoy seguro que puedo ver algo de ello - se acuclilló frente a mí - nosotros...hablamos algo de eso

- Si, bueno, deberías estar feliz - arquee ambas cejas - te libraste no solo de que tu novia sea una asesina, sino que este tan seca como todos piensan que su personalidad lo es

Frunció el ceño, pero me tomó de las manos apretándolas suavemente

- No pienses, ni por un segundo, que esto es algo que me alegra - me miró fijamente - somos amigos, _______. Y alguna vez fuimos más que eso, planeamos una vida juntos y al final no me importaba con quien fuera, pero yo quería verte feliz.

Amores y secretos de la guerra (Nico di angelo y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora