18.- El beso

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Pov tu

Al anochecer recién pude ver a Rafael subir a cubierta, al verme camino hacia mí y saludo a sus amigas.

Rafael: Ya pueden tomarse un descanso chicas, yo la cuidare – dijo sonriendo

Se despidieron y le mire mal

Tu: Incluso aquí has tenido que traerlas?

Rafael: Celosa? – dijo arqueando una ceja

Tu: Por favor, haría falta que me lavaran el cerebro para estarlo

Rafael: Ya veremos cuanto duras así, cuando lleguemos al campamento Romano no querrás que te deje sola para nada – dijo con burla

Tu: Cállate, no quiero pensar en ello hasta el momento

Rafael: Esa es la campana de la cena – dijo cuando escuchamos un ruido – vamos, luego habrá que irse a dormir

Bajamos a la segunda planta donde estaba Bufford, la meza de Leo quien repartía la comida a todos los campistas, algunos estaban sentado, otros volvían a cubierta para comer ahí. En la gran mesa estaban sentados Percy y sus amigos con algunos otros campistas, como era de esperarse Rafael se sentí ahí y me llevo consigo.

Rafael: Déjame decirte Leo, que el barco es genial  - dijo sonriendo mientras comíamos – me gusta

Leo: A todos les gusta – dijo sonriendo – el Argo II es el mejor barco hecho jamás por griegos.

Tu: Tienes razón, algunos matarían por un barco así – dije sonriendo

Percy: Me alegra que te estés divirtiendo –dijo feliz – por lo visto te gustan los viajes en mar

Tu: Como todo hijo de Poseidón – dije restándole importancia

La cena transcurrió sin ningún otro inconveniente, cuando todos estuvieron llenos y descansados llegó la hora de dormir pero mientras iba a mi camarote note que no había visto a Nico en toda la cena.

Leo: Buenas noches ____ - dijo pasando por mi costado con un taper de plástico

Tu: Comes por las noches? – dije sonriendo

Leo: Bueno, en realidad no es para mí – dijo para luego señalar hacía arriba – ya habrás notado que sombritas no se ha aparecido por la cena y yo no dejó a ninguno de mis invitados sin cenar – dijo sonriendo

Tu: Pero donde dormirá? – dije curiosa

Leo: Tiene su propio camarote, por eso no te preocupes

Tu: Leo, yo sé que este es su camarote – dije señalando el lugar donde estaba

Se sorprendió y comenzó a jugar con sus manos nerviosamente pero sonriendo para parecer calmado

Leo: Pero que dices, claro que no, él…

Tu: Leo, no hace falta mentir. Lo descubrí sola, solo quiero darle las gracias y asegurarme de que dormirá bien

Leo: Siempre le ha gustado estar en el vigía del barco, te seguro que dormirá bien, le proporcione sabanas y dos almohadas.

Tu: De acuerdo – dije más tranquila – buenas noches Leo

Entre en mi camarote y decidí bañarme para luego ponerme la ropa de dormir e irme a la cama, mire mi reloj, habían pasado 3 horas desde que vi a Leo. Las afueras del barco estaban a oscuras, no era algo que pudiera detener pero aun así no sabía si ir o no a ver a Nico. Quería agradecerle y ver como estaba.

Salí del camarote registrando que no hubiera nada y me moví entre la sombras de la oscuridad, cuando alcance las escaleras que llevaban a la cubierta subí con sigilo, llegue hasta el mástil y subí los escalones que llevaban al vigía. Cuando estuve por llegar mire a escondidas por si estaba dormido, en efecto, lo estaba. Subí por completo y me senté a su lado, Leo tenía razón, le había dejado varias mantas y almohadas para que estuviera cómodo aunque aun así me parecía injusto lo que hizo por mí.

Amores y secretos de la guerra (Nico di angelo y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora