17.- La fuerza del ambuleto

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Pov tu

- Vengo de ver al hijo de Júpiter - Janine se reunió conmigo en la biblioteca del castillo - parece que me perdí la emoción esta mañana

Me encogí de hombros sin darle mucha importancia, mis sentidos me dicen que consiguió vivir así que no hay mucho que pueda decir.

- Es bueno ver que son más fuertes de lo que parecen - siguió sentándose en el sillón frente al mío - mis guardias dijeron que no tuviste piedad, bien hecho -sonrió - eso significa que cumplirás lo que me prometiste

- La paciencia es la clave de todo - no aparté la mirada de mi libro - y ciertamente espero sea una virtud que logres adquirir, de lo contrario tendremos un problema.

- No vine aquí a presionarte, querida. Solo quería mostrar lo satisfecha que estoy con tu trabajo

- ¿Qué tal la ciudad?

- Aburrida - resopló - todos esos súbditos y sus estúpidas necesidades. La vida sería mucho más fácil si no tuviera que atenderles

- Pero entonces, ¿quién te adoraría cada día?

- Exacto - ríe para luego soltar un largo suspiro - supongo que tendrán que seguir bajo mi ala hasta que pueda dejar el acto. Para entonces tendré una élite de guerreros que no importara en lo absoluto si eligen irse o quedarse

Alcé la vista encontrándome con esa dulce sonrisa que nunca augura nada bueno, pero me acomodo mejor en mi asiento y doy un leve ruido de afirmación para animar su imaginación.

- En fin, también vine a decirte que se cancela la cena - vuelvo a mirarle con el ceño fruncido - nadie tiene apetito después de lo ocurrido y yo comí algo en la ciudad. Así que, si tienes hambre, puedes bajar a las cocinas

- Comí hace poco - miento volviendo la atención a mi libro - estaré un rato más aquí y me iré a dormir

- De acuerdo, yo dormiré ahora. Ha sido un gran día

Aplaude para sí misma y sale de la biblioteca dejándome sola con mis pensamientos.

Espero un par de horas más en las que me he deshecho del libro y solo estoy recostada en el mueble con todos mis sentidos atentos.

Ya es más de medianoche y sonreí al sentir que todos duermen.

Al parecer en verdad ha sido un día agotador, mi propio cuerpo se siente pesado, pero si no aprovecho la oportunidad ahora, quién sabe cuándo vuelva a tenerla y el tiempo es un privilegio aquí.

Salgo de la biblioteca en silencio y me dirijo a la torre en la que se hospedan los piratas, busco el cuarto perteneciente a barba negra y me detengo sabiendo que es tiempo de invocar a mi viejo amigo fantasma.

Cierro los ojos llamándole y me preparo para su llegada en lo que vuelvo a tomar un repaso de las auras por todo el castillo, siguen ignorando todo lo que pasa.

Veo como Androgeo empieza a surgir como una nube grisácea hasta que empieza a tomar forma a mi lado. Parece confundido al recuperar la razón, pero todo cae en su lugar al verme y, antes de que abra la boca para gritar, le hago una seña poniendo mi dedo sobre mis labios. Mira a su alrededor y noto como se da cuenta de que sigo en el castillo, solo que ya no aprisionada.

- ¿Qué es lo que está pasando, mi señora? - susurra sabiendo que algo planeo

- Tengo un trabajo para ti, pero no puedes dejar que nadie te vea

Amores y secretos de la guerra (Nico di angelo y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora