𝑆𝑡𝑜𝑟𝑚 - 𝐽𝑒𝑟𝑟𝑖𝑒

10. This Is Not My Home Anymore

Jade's Pov

Entramos en la casa juntos. Voy de su brazo y me lleva al comedor. Está radiante. Su bella sonrisa me reconforta.

- Miren quien ha venido. – anuncia mi padre con alegría.

Puedo ver a mi madre con un jarrón de flores en las manos, luce justo como hace 5 años. Y también veo a James y a su madre.

- ¡Jade! – exclama mi madre al mismo tiempo que se acerca a mí.

Me abraza y le respondo un tanto incómoda. Es extraño hacer esto.

- Hola, mamá. – le digo separándome de ella – Buenas noches. – saludo hacia James y su madre. Esa mujer sigue odiándome.

- Norma, no nos dijiste que Jade vendría a cenar. – dice la mujer.

- Era una sorpresa para mi esposo, es su cumpleaños de cualquier forma. – responde mi madre.

- El cual parece haber olvidado.

Mal intento.

- Por supuesto que no. Él es la única razón por la que he venido. Yo no suelo olvidar cosas realmente importantes. – le respondo.

Observo a mi mamá bajar la cabeza y a la señora Hastings fruncir el ceño.

- Vamos, Elizabeth, pareciese que no conocieras a Jadey.

- Eso pensé cuando...

- Y bueno, ¿no piensas sentarte, Jade? – interrumpe James.

- Sí, es cierto, James. Hija, ¿te sientas junto a mí? – le sonrío a mi padre.

- Será un placer. – nos acercamos a la mesa y me ayuda a sentarme.

Me hace una seña para que me quite el abrigo y se lo doy.

- Y bueno, ¿qué dice la vida? – me pregunta una vez que vuelve de dejar el abrigo.

- Todo va bien, papá.

- Y la carrera...

- Sigo ejerciendo. Estoy en Collinwood.

- ¿El psiquiátrico? – pregunta la señora Hastings alarmada.

- Así es, señora.

- Suena a que no te aburres nunca. – dice James.

- En efecto, – le respondo – creo que no pude haber hallado mejor plaza.

- ¿No te planteaste el hospital de Londres? Es más prestigioso, más tranquilo.

- Se me ofreció un buen lugar ahí, pero lo rechacé. Justamente por ser tranquilo. Tranquilo implica fácil y me temo que no es mi estilo.

- Toda una Thirlwall. – dice mi padre sonriendo.

Observo a la señora Hastings rodar los ojos.

- ¿Algún problema, señora Hastings? – le pregunto con el tono más dulce que puedo.

- No, Jade. Ninguno. Solamente estoy impresionada.

- ¿Por qué? – le pregunto bebiendo del agua que me ha servido mi papá.

- Bueno, creí que no terminarías la universidad, en vista de que perdiste todo apoyo económico de tu madre.