19. Attack

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Jade's Pov


Si bien puedo ir a la policía para informar de lo que me ha contado la señora Linn, seria estúpido. Ese cuerpo debe de estar totalmente descompuesto.

Sin embargo, he quedado con ella para regresar y hablar más sobre la familia de Perrie.

Mientras yo terminaba de procesar la información ella preparó café y me preguntó por Perrie.

Lamentablemente, el tiempo del que disponía con ella se agotó rápido. Ahora que estoy frente al hospital comienzo a centrarme y enfocarme en lo que debo hacer.

Camino con el paso firme, levanto la barbilla y me pongo derecha. Las cosas deberán salir como planeo, o de lo contrario recurriremos a medidas extremas. No sé que planea Louise, pero la controlaré.

- Hola, Jade - saluda mi colega.

- Hola, Patt - saludo sin mucho afán.

- Estaba buscándote para algo importante.

- Dime de qué trata - le respondo presionado el botón del ascensor.

- Pues es algo que has estado esperando mucho, parece ser que la Sociedad Nacional de Psiquiatría piensa tomar tu propuesta.

- No, no, debes estar bromeando - inevitablemente me pongo nerviosa y ansiosa.

- Claro que no ¡Tendrás tu propia clínica! - sonrío con entusiasmo.

- ¿Cómo te has enterado?

- Esta mañana el director de la clínica te estuvo buscando. Le comente que estabas fuera investigando y me explico las razones. Jade, te felicito.

- Muchas gracias - agradezco abrazándolo.

- Estoy muy orgulloso. Cuéntame de lo que te diga. Te veré por aquí.

La puerta del elevador se abre y sale sonriéndome. Le devuelvo el gesto y yo me dirijo a mi oficina para ponerme mi bata y tomar mi bloc de notas.

Una vez lista voy al cuarto de Perrie y su nueva amiga.

Para el momento de abrir la puerta ya me siento lista. Entro sin hacer mucho ruido y avanzo directamente a la mesa y tomo una silla, en la que me siento antes de que ella hable.

- Parece que me dejaste abandonada con la loca de Perrie. Fue un martirio escuchar su llanto.

- Debiste liberarla un rato. Si el problema es que habla conmigo, podrías dejarla descansar cuando no estoy.

- Lo consideraré - sonríe - por salud mental - dicho eso una estruendosa carcajada se escapa de sus labios.

Parece que el hecho de que Perrie esté aquí le divierte.

- No vine a socializar - le digo con tono duro - ¿Piensas cumplir?

- Por supuesto. Haga sus preguntas, doctora.

- Dime por qué has venido.

- Estoy protegiéndola. Para ser honesta, deberías darme las gracias Thirlwall. Estoy evitando un colapso mayor. De no ser por mi milagrosa aparición ella se habría colgado de alguna parte.

- ¿Y por qué lo habría hecho? - pregunto.

- Alexander.

- Creo que necesito más información, Louise.

Rueda los ojos con desespero. Se para de su cama y se estira hasta la esquina opuesta. La veo forcejear un poco y, una vez logrado su objetivo, se acerca a mi, tendiéndome un sobre.

- Después de leer la carta se puso a llorar, así que decidí ayudarla a desahogarse. Por ello la encerré y comencé a destruir la habitación - mira el techo con mirada soñadora - Fue hermoso, poético...

- ¿Qué dice la carta? - la interrumpo.

- Léalo, pero le advierto que no le gustará nada lo que contiene, mucho menos el cómo llegó hasta aquí.

Confundida y curiosa abro la carta y la leo minuciosamente. No me logro explicar cómo ha llegado esto a manos de Perrie. Y no me gusta mi teoría.

- La leyó y no se lo cree... - comenta para sus adentros.

- Esta ella ahí, ¿no? - le pregunto.

- Así es. En verdad no comprendo como la tolerabas, es una cobarde.

- Déjame hablar con Perrie, por favor.

Se ríe y niega con la cabeza. Me mira con diversión y comienzo a sentirme molesta.

- Ya basta, Louise - digo con tono fuerte - Si piensas hablar hazlo ahora.

- Vamos... - alzo una mano y se queda callada.

- Ya he sido clara. Habla para que puedas largarte de una vez.

Sus pupilas se dilatan al escucharme furiosa. Se para de la cama y avanza a mi.

- Te atreves a amenazarme... Vamos, quita esa máscara, sabemos que estás aterrada por lo que le pueda pasar a Perrie... Me temes.

- Dejémonos de juegos, ambas queremos que Perrie salga de aquí.

- Así es, pero yo no quiero que sea ella quien salga. Lo seré yo. Sin mi ella no es nada y, lamentablemente, para marcharse tiene que sanar y eso implica que yo desaparezca.

- Entonces no estás pensando en su bien... Me estas dando muchas razones para terminarte. Quiero a Perrie de vuelta y tú no me frenarás - tales palabras la hacen gritar con furia.

Su grito inunda a habitación. De repente, se lanza contra la mesa y la golpea a puño limpio. Se jala el cabello y sigue gritando, se gira en mi dirección y guarda silencio, pero se lanza hacia mi, mis manos se ocultan en las bolsas de mi bata como reflejo. Su cuerpo cae sobre el mío haciéndonos caer. Sus manos rodean mi cuello e intentan presionar mi garganta.

Como puedo saco una de mis manos de la bata y la muevo rápido. Sin miedo y con mucha decisión, clavo la jeringa en su cuello. Ella pega un alarido y sujeta mi mano con fuerza. La jeringa queda pegada a su cuello y la arranca con coraje.

- ¡Maldita seas! - exclama. Se dispone a atacarme nuevamente, pero al primer movimiento, su cuerpo cae sobre mi.

Su respiración se calma y espero a que su cuerpo se afloje. De repente siento como tiembla. La tomo en mis brazos y logro sentarme con ella débilmente consiente. Comienza a sollozar y pequeñas lágrimas resbalan por sus hermosos ojos azules. Acaricio su cabello y la arrullo con un leve tarareo. Su llanto va cesando y su pequeño brazo rodea mi cuello, la abrazo para consolarla.

- Jade...

𝑆𝑡𝑜𝑟𝑚 - 𝐽𝑒𝑟𝑟𝑖𝑒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora